En ocasión de la publicación del primer catálogo razonado completo de los dibujos de Ribera, el Museo del Prado presenta una muestra cuyo objetivo es mostrar al público la variedad de dibujos de este artista, su habilidad técnica y la extraordinaria originalidad de su temática. La muestra abre sus puertas este 22 de noviembre.
Para ello, se reúne una selección de medio centenar de dibujos, entre los que se encuentran el exquisito Aquiles entre las hijas de Licomedes del Teylers Museum en Haarlem, la Aparición de Cristo resucitado a su madre del Kent History and Library Center, o Hércules descansando de Malta - estos últimos dos que nunca se han expuesto en España-, junto a diez pinturas y un pequeño repertorio de aguafuertes, procedentes de instituciones y colecciones particulares norteamericanas y europeas.
La muestra, que ocupa la sala C del edificio Jerónimos, combina dibujos, pinturas y estampas siguiendo un criterio cronológico y temático con el objetivo de resaltar la excepcional habilidad técnica del Españoleto en el uso de la pluma, la tinta y el lápiz, así como la extraordinaria originalidad de su temática. Para ello, se reúnen 52 dibujos, 10 pinturas y 8 estampas, y se incluye una pequeña escultura en cera de un alma en el infierno realizada por su suegro Giovan Bernardino Azzolino que se relaciona con las estampas anatómicas de Ribera.
Ribera, el artista
Artista complejo y dibujante magistral, José de Ribera nació en Xátiva (Valencia) en 1591 y llegó a Roma en 1606, donde se formó como pintor en el ámbito académico romano, donde estudió tanto las esculturas antiguas como el arte renacentista, especialmente el de Rafael, así como las obras de los artistas coetáneos, Caravaggio, Guido Reni o el Cavaliere d’Arpino. En esos años combinó dos tendencias aparentemente opuestas: el naturalismo caravaggista en su pintura y el clasicismo de corte académico en su dibujo. Ribera desarrolló su actividad principalmente en Nápoles, donde se estableció en 1616 al servicio de los virreyes españoles y donde permaneció hasta su muerte en 1652. Los biógrafos del artista lo describen como un dibujante empedernido, algo inusual entre los pintores caravaggistas que no solían practicar el dibujo. Hoy se conocen casi 160 dibujos de su mano que se pueden fechar entre la primera mitad de la década de 1610 y el final de su vida, de los cuales solo unos pocos son estudios preparatorios para pinturas o estampas, mientras que la mayoría son fruto de la observación de la figura humana o de su imaginación.
Ningún artista napolitano o español coetáneo trató tanta diversidad de temas como Ribera en sus dibujos. El asunto principal de su obra gráfica es la figura humana. Aproximadamente la mitad de los dibujos son de tema religioso y también trata asuntos mitológicos, cómo Apolo y Marsias, Laoconte y las Furias. El corpus incluye muchos dibujos de cabezas con diversos tipos de tocados, y recientemente se ha ido identificando un intrigante conjunto de escenas de género tomadas de las calles de Nápoles. Se conservan cinco dibujos en los que aparecen pequeñas figuras trepando sobre personajes de mayor tamaño cuyo significado es todavía un misterio. Pero quizás lo más llamativo es el interés que Ribera muestra por la fealdad y la violencia, tanto en las cabezas grotescas como en los martirios y las escenas de tortura, hombres atados a árboles, ahorcamientos y decapitaciones, característica que nos permite verlo como precursor de Goya.