Cultura

Rosalía, embajadora global de la bachata

Hubo un tiempo, que ya empieza a sonar lejano, en que Barcelona era hípster, anglófila y cool. Por suerte la cosa fue cambiando poco a poco, entre otros factores gracias

Hubo un tiempo, que ya empieza a sonar lejano, en que Barcelona era hípster, anglófila y cool. Por suerte la cosa fue cambiando poco a poco, entre otros factores gracias a Pxxr Gvng, el colectivo trapero que refrescó la modernidad condal, en parte tirando de hedonismo reguetonero. Rosalía fue pieza clave de ese cambio cultural, donde elementos como Kaydy Cain eran bachateros militantes. Pero la autora de El mal querer (2018) había llegado antes a la bachata de manera natural, como cualquier joven que se engancha a los tórridos temazos de amor de Aventura y Romeo Santos. Por eso no sorprende que, en la cima de su popularidad, publiqué una bachata titulada “La fama” junto a la estrella estadounidense The Weekend y -de propina- comparta una sustanciosa playlist en Spotify con las principales estrellas bachateras.

Rosalía ha tomado la inesperada decisión de grabar su bachata junto a un superventas de EE.UU. Puede sonar extraño, teniendo a su alcance a los mejores bachateros, pero también tiene sentido intentar conquistar el mercado anglosajón con un ritmo poco habitual para ellos (es más sencillo que una española venda a los estadounidenses una bachata que una canción pop ochentera). El tráiler del vídeo, con cameo del carismático Dani Trejo, anuncia una historia de gringo fascinado por la belleza exótica de Rosalía. En ese sentido, parece que la playlist sea un intento de recordar de dónde viene el género, ya que de sus 41 canciones son todas de artistas dominicanos o hijos de dominicanos emigrados a Estados Unidos (ni siquiera El Gringo de la bachata es estadounidense). Seguramente está lista de reproducción es la introducción perfecta al género para la mayoría de sus fans.

La introducción del género en nuestro país tiene giros curiosos. Durante los años noventa, llegan sucesivas oleadas migratorias a España, entre ellasdecenas de miles de caribeños. Lo natural hubiera sido que esocontagiase a la población general, pero aquí desde los petardos y warholianos años ochenta siempre se ha mirado con condescendencia la música sudamericana. La popularidad de este género llegó por vía turística, la de las hordas de turistas españoles que desembarcaban en restos de República Dominicana y se apuntaban a clases de bachata con la pulsera de 'todo incluido'. No fue, por tanto, mestizaje cultural, sino efecto colateral del turismo de bajo coste. Aquello potenció la conexión de superventas como Juan Luis Guerra, que abrieron las puertas en nuestro país. Como curiosidad: el clásico de Guerra Bachata rosa cumple veinte años y contiene una canción titulada "Rosalía".

Rosalía promociona la bachata

El nombre que más se repite en su selección es Romeo Santos, que entra con nueves canciones, entre propias y de los legendarios Aventura. Se nota que la catalana aprecia toda su amplitud como cantante, ya que escoge desde su primera etapa hasta éxitos recientes como la hipnótica “Imitadora”, donde el rey del género usa hipnóticos teclados ochenteros. El listado también encuentra hueco para clásicos como Anthony Santos, sin relación familiar con el anterior, pero muy influyente en su trayectoria, ya que el verdadero nombre de Romeo es Anthony y se vio obligado a cambiarlo para evitar confusiones.

La bachata se conoce como 'música del amargue' por su punto melancólico, potenciado por las letras sobre viejos amores, que se recuerdan con un trago en la mano

La selección se titula Bachatameeeee (con cinco “e”) y dura nada menos que tres horas y siete minutos (una buena fiesta para este viernes). En ella encontramos clasicazos como Frank Reyes, Melodía Rodríguez y Monchy & Alexandra, así como nuevas estrellas muy vigentes como Prince Royce. Rosalía maneja un conocimiento amplio del género, que incluye himnos tan poco ‘trendy’ como “El hombre de tu vida" de Joe Veras. Otro de los artistas más conocidos de la lista en España es Luis Miguel del Amargue, que es como decir Luis Miguel de la bachata, ya que “amargue” es otro de los nombres por los que se conoce al género (por el hecho de inspirarse en la combinación de música melancólica, alcohol y la amargura de recordar viejos amores). En este sentido, es emblemática la portada de “Solo tú” de Joan Soriano, el duque de la bachata, donde aparece bebiendo directamente de la botella. Por cierto, aunque parezca improbable, Luis Miguel del Amargue triunfó en nuestro país antes que en República Dominicana.

Hagamos un poco de historia de la bachata, distinguida por la Unesco como Patrimonio Inmaterial de la Humanidad en diciembre de 2019. Por lo visto, no fue una decisión sencilla, ni tampoco unánime. Algunos delegados de la Unesco consideraban que la bachata era un género afectado por la “sobrecomercialización” y no suficientemente ligado a la comunidad. Los partidarios, en cambio, subrayaron su "presencia constante en las reuniones sociales" y actos colectivos de la República Dominicana, así como su discriminación durante décadas, especialmente en los años de la dictadura de Rafael Trujillo. Se impuso, con buen criterio, esta segunda opción.

El rasgar de las guitarras

Así lo explicaba en 2016 el historiador Alejandro Paulino Ramos: “Es muy posible que fuera a partir de la muerte de Trujillo (1961) que eclosionara con el rasgar de las guitarras y el retocar del bongó acompasado con la marimba y otros instrumentos, atrayendo la atención de las clases medias; sin embargo, en el gusto del pueblo ya la bachata era una palpable realidad constreñida en los extractos urbanos más bajos, disfrutada sin sonrojos en los barrios más populares y en muchas ciudades y campos de la República. Una realidad que en el caso de la capital, se expandía desde Borojol, Villa Francisca y la calle Barahona, que se presentaba sin rubor en gran parte de las avenidas Duarte y Mella en los puntos de ventas de discos de 45 rpm, escapando de los bares y los cabarets de ‘mala muerte’ para insertarse en las barriadas en el soporte estridente de las velloneras (gramolas) instaladas en las pulperías y en las pocas emisoras de radio que en aquellos días se atrevían a transmitirla, como lo eran Onda Musical y La Voz del Trópico, y especialmente Radio Guarachita”, recuerda.

En nuestro país, el género también ha sufrido grandes dosis de menosprecio, como casi todas las músicas populares provenientes de América Latina. El problema lo ha explicado de manera muy clara el superventas de Badalona Juan Magán, pionero del género electrolatino, que hoy reside en la República Dominicana. “Sobrevive esa categoría a la que llaman ‘pachanga’, que para mí remite al juego, algo gracioso, que no tiene valor cultural. Por eso no creo que la música latina sea pachanga. Es de una ignorancia grande. Y el que sabe de lo que habla y usa ‘pachanga’ está faltando al respeto a los latinos”, destaca. La solución es bien sencilla: usar los términos correctos para cada sonido, además de reconocer su historia y peculiaridades. “Meter todo en 'pachanga' es ocultar nuestra riqueza y diversidad sonora”, resume con excelente criterio.

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