Cultura

Rosalía, Vox y el eterno ‘postureo’ de las celebridades millonarias

El polémico tuit confirma la impotencia política del pop

Rosalía había logrado mantenerse ajena a debates políticos a lo largo de su carrera. Esta premisa tiene excepciones, como explicaré más bajo, pero se hizo añicos el lunes cuando compartió un tuit de solo dos palabras: “Fuck Vox” (que se joda Vox). Las reacciones fueron de lo más diversas, desde fans rendidos celebrando su salto combativo hasta la respuesta del partido de Santiago Abascal, que mostró una imagen de ella en avión privado con una de las citas más célebres de Ramiro Ledesma Ramos, nombre mítico del ala más social de la Falange, que opinaba que “Solo los ricos pueden permitirse no tener patria”. Vox reforzaba el argumento con una foto de Rosalía llegando en avión privado a los Grammy latinos de Las Vegas, luciendo unas botas de 1.450 dólares. ¿Quién tiene razón en esta batalla pop? La respuesta no es tan maniquea como pueda parecer.

Algunas mujeres simpatizantes de la izquierda que trabajan en el periodismo cultural se mostraron contrarias al comentario de Rosalía. Por ejemplo, Lorena G. Maldonado, responsable de la sección de Cultura de El Español: “Te prometo que vivimos en un mundo en el que Rosalía se hernia en escribir dos palabras, “Fuck Vox", un día después de las elecciones, es decir, tarde, y estamos montando una fiesta en plan "oh visionaria gracias por tu aportación" jajaja”. Tiene razón al señalar que si la cantante quería desacreditar a Vox lo normal era hacerlo durante la campaña.

https://twitter.com/HJDarger/status/1193812860306153472?ref_src=twsrc%5Etfw

Igualmente cráustica fue Blanca Martínez, alias HJ Darger, periodista cultural y colaboradora del programa El bloque, especializado en músicas urbanas. “A la Rosalía ya le viene bien que suba escaños Vox, ahí tranquilina con la foto en el jet mientras la ultraderecha ‘parriba’, la persona más despolitizada de la escena llevando el flamenco ‘around the world’ en otra cosa no pero en performar lo español algo tienen en común”, señalaba. ¿Resumiendo? Martínez critica que la españolidad de Rosalía es tan superficial como la del partido de Ortega Smith, pura estética con objetivos de mercadotecnia.

Diva anarcocapitalista

La polémica recuerda a otra protagonizada en 2011 por la cantautora hípster Russian Red. Respondiendo a un cuestionario de la revista Marie Claire, declaró preferir las derecha antes que la izquierda y le cayó una tormenta de insultos considerable, totalmente desproporcionada respecto a su interés en política. El debate en redes sociales resultó exagerado, visto con la perspectiva que dan los años. “Existen problemas más importantes. Tampoco me importa mucho si Nena Daconte o La Quinta Estación votan a CiU o a UPyD. Mientras nos peleamos por si queremos Rajoy o Rubalcaba, nos meten goles por la escuadra. En un sistema bipartidista escoges los mismos perros con distintos collares. Ante el Fondo Monetario Internacional todos somos iguales, o sea, la nada”, señalaba Enrique Bunbury hace ocho años.

Rosalía se identifica con la ideología californiana de Silicon Valley, asociada al anarcocapitalismo, como muestra su debatido tatuaje

Lo primero que hace falta comprender es que no todos los posicionamientos políticos son explícitos. Por ejemplo, a finales de octubre de 2018 Rosalía participó en una acto promocional del Apple en el centro de Madrid. Apadrinó el lanzamiento del nuevo sistema de altavoces de la compañía  y se hizo un ‘selfie’ sonriendo con Tim Cook, primer ejecutivo de la marca. Apple es una corporación conocida en todo el mundo por haber articulado un sistema de subcontratas basada en el trabajo semiesclavo. También son conocidas sus prácticas de ingeniería fiscal, que le sirven para tributar en Irlanda y otros paraísos fiscales la mayor parte del dinero que ingresan en España. ¿Por qué no se considera un posicionamiento político mejorar la imagen de esta empresa? En realidad, cada vez parece más claro que Rosalía se identifica con la ideología californiana de Silicon Valley, asociada al anarcocapitalismo, como muestra su debatido tatuaje de la serpiente con el lema “Don Thread on Me” (No me pises). Mientras tanto, algún periodista despistado de The Guardian se empeña en calificarla como “probablemente comunista”.

Rosalía y Tim cook en el Apple Store de Sol (Madrid)

Gatillazo global

No hablamos de un fenómeno local, sino global. El Hollywood de 2019 es tan ‘progre’ que los simpatizantes del partido republicano socializan en una asociación semiclandestina bautizada Amigos de Abe, en honor al presidente Abraham Lincoln. El rechazo del famoseo a la candidatura de Donald Trump fue casi unánime, lo que no impidió que ocupase la Casa Blanca. Bolsonaro también se enfrentó a una amplia oposición del sector de la Cultura, igual que ocurrió en Reino Unido contra el Brexit. Los intentos exitosos de Iñigo Errejón de aglutinar apoyos culturales (Los Javis, Bob Pop, Almudena Grandes) tampoco le llevaron a ningún resultado satisfactorio. ¿Vivimos el fin de la influencia de las celebridades?

También se ha discutido sobre la compulsión por parecer callejera cuando en realidad proviene de una familia acomodada, que podía pagar las elevadas tarifas del Taller de Músics de Barcelona

Rosalía es una artista trabajadora, carismática y con enorme capacidad para apelar a los oyentes de su generación. Desde que saltara a la fama, se ha discutido casi cada una de las decisiones que ha tomado: la longitud de sus uñas, la indiferencia ante el proceso independentista, el grado de respeto hacia la culturas marginadas de las que incorporaba elementos estéticos…También se ha discutido sobre la compulsión por parecer callejera cuando en realidad proviene de una familia acomodada, que podía pagar las elevadas tarifas del Taller de Músics de Barcelona para completar su formación musical.

Pocos días antes de que estallara la polémica, en las páginas de Vozpópuli, la joven filósofa Elizabeth Duval hacía esta declaración: “Ha llegado a un punto en que quien se reivindica como auténtico, de barrio, parece más un moderno que un chaval de clase obrera. Te puedo dar ejemplos como Bad Gyal y Rosalía, que vienen de familia bien, por no decir directamente pijas. Asumen códigos que no son suyos porque es lo que toca”. Rosalía es una artista de las que marcan época, pero no es obligatorio tomarla en serio políticamente. Eso es algo que no se puede comprar, ni con fama ni con dinero.

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