Santiago Posteguillo es un profesional. Se toma el asunto muy en serio e incluso hay quien podría decir que es un virtuoso al momento de contarse, ya sea en los libros o fuera de ellos. Desde que llegó a las cinco de la mañana al aeropuerto de Barajas para comenzar la ruta de presentación en Roma de su más reciente novela , La legión perdida, el autor de best-seller (y long seller) de Planeta ofreció ocho entrevistas seguidas. A eso hay que sumar el recorrido por el Coliseo y el Foro de Trajano, escenarios del cierre de la trilogía dedicada al emperador hispano, y en cuyos vericuetos no escatima en detalles. Posteguillo da titulares, tiene olfato para espolvorear los conflictos entre emperadores con guiños a la actualidad, pero no prescinde de la documentación y el gran telón de fondo de la historia.
Tras 'Los asesinos del emperador' y 'Circo Máximo', llega a las librerías "La legión perdida", el desenlace de la Trilogía de Trajano
Las cifras lo acompañan: sus lectores se mueven en el arco de los 10 a los 80 años, lo que permite abarcar a neófitos y expertos. Las dos primeras entregas de la Trilogía que llega a su fin -La muerte del emperador y Circo máximo- vendieron cerca de 300.000 ejemplares. En el circo del bestseller, donde alguien siempre resulta devorado por otro, Santiago Posteguillo se mueve a sus anchas. Si en la primera novela narró el ascenso de Trajano al poder y en la segunda se prodigó en la parte más espectacular de su Imperio, en La legión perdida, se centra en la empresa de cruzar el Eufrates para expandir los dominios de Roma, la misma que costó a Marco Licinio Craso el oprobio y la derrota en el siglo dos antes de Cristo, y que Trajano experimentará cien años después.
Pero hay algo más. Si en Memorias de Adriano, la novela de Marguerite Yourcenar, el lector se quedó con la imagen más amable de Adriano, en La legión perdida, Santiago Posteguillo npresenta a un personaje ambicioso y sin demasiados escrúpulos que conspiró para llegar al poder. Él se consideraba el sucesor natural en el Imperio, sin embargo, Trajano tenía en mente quién debía sucederle. Por eso Adriano preparó un golpe de Estado para asesinar a Trajano y convertirse en el Emperador de Roma. No es gratuito, asegura Posteguillo, que la novela aterrice en las librerías un 23 de febrero.
La historia está contada en dos tiempos, el de la derrota y retirada de Craso y el hundimiento del propio Trajano al intentar atravesar el Eufrates
La historia está contada en dos tiempos, el de la derrota y retirada de Craso -el craso error, que decimos todavía hoy- y el hundimiento del propio Trajano al intentar atravesar el Eufrates, donde esperan nuevamente los Partos para emoscarlo. Y en efecto eso es lo que ocurre: Trajano aspira conquistar Oriente pero fracasa en Carrhae, arrasado por sus enemigos. Dos personajes femeninos se erigen con mayor fuerza en una historia que mezcla cuatro imperios: Roma, Partia, India y China, pero también dos emperadores -Trajano y Adriano- y una emperatriz. Se trata, din duda, del intento más ambicioso, según él, de una saga que llega a su fin.
-En el cierre de esta trilogía, con La legión perdida, a Trajano lo fulmina algo tan abstracto y complejo como el pasado. ¿La derrota de Craso intentando cruzar el Efraute es obra de esos espectros?
-Roma vive prisionera de sus fantasmas. Pensemos en algo: el craso error como expresión pervive dos mil años después. Nosotros todavía lo utilizamos. Pero imagine solo 150 años después y dentro de su misma civilización, cómo sería para Trajano poner en marcha la épica que hundió a Craso. Hay que entender que no era una mera expresión, era un auténtico fantasma que promovía el pánico.
-¿Y que precipitó la caída y ocaso del imperio de Trajano?
-Sí, por eso la novela está escrita en esos dos tiempos. Para entender la proeza de Trajano es necesario entender que se estaba sobreponiendo no sólo a una cuestión militar y logística que sufrió Craso en el año 2 antes de Critso, sino a un problema cultural de la sociedad romana de entonces, que se expresa en su propio tiempo.
Para entender la proeza de Trajano es necesario entender que se estaba sobreponiendo a un problema cultural
-Hay un juego de espejos. Por un lado narra la derrota de Craso y la de Trajano, de forma alterna. Pero también opone el sueño y la pesadilla de un mismo emperador y la realidad de cuatro imperios. Un hombre como Trajano, expansionista, se enfrenta a su mayor épica y su mayor descalabro.
-Normalmente cualquier relato de ficción necesita un gran conflicto. Aquí hay varios. Por un lado el que usted ha señalado, entre el sueño y la pesadilla; pero también está el conflicto entre el que cree que el sueño de cruzar el Efrautes es posible y el que no, que es el conflicto Trajano-Adriano; está el conflicto entre imperios: Roma-Partia; aquel que atañe al entendimiento del mundo entre Occidente y Oriente con la oposición Roma-China, que los dos se creaían el centro del mundo… Esa red es lo que crea la tensión dramática y mantiene al lector enganchado.
-Adriano en su novela queda retratado como un ser que conspira, que procura el fin de Trajano. Alguien un tanto mezquino.
-Las fuentes clásicas dicen que mató a Trajano. Y aunque esas mismas fuentes matizan que él diese la orden de matar a Trajano, eso entra en contradicción con el hecho de que luego premia a los asesinos al convertirlos en senadores. Todo apunta a que en efecto, tuvo que ver en su muerte.
-Si la trilogía pasa del ascenso de Trajano al poder en Los asesinos del emperador; el espectáculo de ese poder en Circo Máximo, ¿en esta cuál es la complejidad, qué alcance tiene? ¿Es un ocaso o va más allá?
-A los escritores nos gustan los desafíos. Hay que evitar la repetición. Hay lectores que me dicen 'por favor no innove', pero tengo miedo de aburrir. Aparentamente es una misma temática, pero hay juegos de estructura. Los asesinos del emperador tiene una estructura circular; la segunda es simétrica: un juicio y a los lados las dos grandes campañas de Grecia a la vez que una carrera de aurigas. En esta tercera hay un juego de espejos: dos en el tiempo y cuatro en el espacio. Además todo confluye en el último tramo del libro, cruzándose todos entre sí. Los lectores están leyendo sobre el mismo emperador, pero contado de forma distinta, para que no se sienta saturado.
"A los escritores nos gustan los desafíos. Hay que evitar la repetición. Hay lectores que me dicen, por favor no innove, pero tengo miedo de aburrir"
-Comoutor de best-seller, es usted cuidadoso, evita la excesiva repetición, las demasiadas pistas…
-Hay que entendender que los lectores son muy inteligentes. Lo que intento es acercar para su uso las herramientas necesarias que los libre de sufrir los escollos del entramado complejo de hechos detrás del relato de la novela. En muchas ocasiones, las fuentes Occidentales se refieren a un mismo actor con nombres distintos. De ahí que haga una tabla con los nombres y le evite la disgresión y las confusiones; empleo diagramas; pies de nota. Le doy la información organizada, como referencia. Pero, cuidado, podría optar por tomar decisiones que igualen todo, pero no. Prefiero mantener las distinciones, con laterminología aclarada y los diagramas hechos. Así es más verosímil. Es más rico en evocación.
-Hagamos un ejercicio: entre Trajano y Adriano, ¿con cuál se queda?
-Yo me quedo con Trajano. Socialmente era mucho más válido que Adriano. Mientras Trajano usaba su gran poder para el bien público, es decir, gestionaba el dinero del Estado para hacer bibliotecas, baños públicos, saneamientos, basílicas, puentes y canales, Adriano hace lo opuesto. Lo único que se permite Trajano como gesto autocrático es la columna del Foro. ¿Adriano en qué utiliza el dinero? se hace palacios, templos exclusivos para los dioeses por los que se obsesiona. Sólo por eso me parece que es una diferencia sustantiva. Trajano además es ejemplarizante: no se permite prohibir nada a nadie si no da él primero el ejemplo.
-Intentemos llevar ese juego al tablero político actual. ¿Quién es más de Trajano y quién de Adriano entre los líderes que se disputan la investudira?
-Pablo Iglesias, hábilmente, ha sabido introducir en el discurso que hay que ser ejemplarizante. Una obviedad, pero algo así como: no se puede pedir a la gente que sea austera si no lo ha sido quien lo reclama. En cierta forma, Albert Rivera introdujo esto en el discurso político, son más de Trajano. Como no han tenido cuotas de poder, no sabemos hasta qué punto son coherentes. Sin embargo, lo que me ha parecido como mínimo enormemente decepcionante ha sido la enorme falta de liderazgo de los últimos gobiernos. El gobierno de Rajoy está en las antípodas del liderazgo de acción y rápidas decisiones de alguien como Trajano, hay algo más de Adriano en él.
Pablo Iglesias y ALberti Rivera, segura Posteguillo, son ejemplarizantes. A la manera de Trajano
-¿Qué le reprocha a Trajano?
-Hay cosas que no hizo bien, por ejemplo, el tema de la sucesión. Si hubiese seguido una política que eprmitiera que una persona q¡en las antípodas de su idea de gobierno, se hiciera con el poder. Saber prever. Eso es una metfára de la política de hoy día. No se acierta bien al elegir quién sucede en el poder en una institución o en un partido.
-¿Está aludiendo al PSOE?
-Ocurre muchas veces, en el pasado, en el presente.
-Llegó usted a decir en 2013 que, al menos en los que a novela histórica respecta, en España existe una cierta predilección por contar las derrotas. ¿Sigue siendo así?
-Hay un cierto cambio . Se han hecho algunas novelas, recuperaciones más amplias. Hace poco se hizo una novela sobre los últimos de Filipinas, no voy a criticarla: es una novela muy potente, pero el dato objetivo es que es una derrota. Tenemos muchas cosas y se etsán haciendo bien, pero falta mucho. Muchas de nuestras victorias hitóricas también han generado horror, pero tampocoe stá mal recuperar historias que demuestren nuetsras ventajas o visión de una manera determinada.
-¿El rechazo al bestseller es esnobismo? ¿Son todos acaso elaboraciones del Santo Grial que riza el rizo? ¿Qué más hay en un bestseller histórico?
-La novela histórica te permite cosas que no puedes hacer en la universalidad. Si en la Academia el conocimiento se compartimenta. En la novela histórica puedes colocar, todas juntas, cosas que siempre se dicen separadas. Por ejemplo, ¿cuántas personas saben que la decisión de crear un nuevo testamento ocurrió durante el gobierno de Adriano?
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