En verano de 2016 me acerqué a La Casa Encendida, un centro cultural de Lavapiés (Madrid), para disfrutar el concierto de la cumbiera argentina cool Sara Hebe. Su canción “Asado de fa” se pegaba a la primera y encontré sobre las tablas una artista que combinaba sustancia callejera y frescura musical (referencia para hípsters: recuerda un poco las vibraciones de los mejores discos de las riot grrrls Le Tigre). Luego fui siguiendo su trayectoria con interés, sin coincidir en su evidente militancia progresista, pero enganchado a la fluidez de sus mejores ritmos y rimas. Su nueva entrega, Sucia estrella, puede parecer un innecesario giro fashion, pero seguramente sus motivaciones se comprenden mejor después de leer esta larga entrevista con Vozpópuli donde la artista deshace malentendidos y explica posiciones éticas y estéticas.
Pregunta: Tengo una curiosidad sobre su evolución estética: “Asado de Fa”, su primera canción conocida en España, presentaba a una chica cien por cien de barrio y ahora parece haber evolucionado hacia estéticas virtuales y ‘chic’ de Internet (por ejemplo los vídeos de “Refix” y “Almacén de datos”).
Respuesta: Es un poco loco que lo llames evolucionar porque tengo canciones nuevas como “La Bronca” que creo que es como un “Asado de Fa”; una nueva versión, en dónde también se muestra a la gente del barrio. Yo soy una chica de barrio. Soy de Trelew, Chubut, Patagonia, Argentina; muy al sur de Argentina. Me crié en el barrio, calle de tierra, y no creo que se trate de una evolución. Sí se trata de que una piba de barrio, a través del alcance de la tecnología que nos lo pone cada vez más fácil, pueda incursionar en otras estéticas. Acá hay un cambio estético, pero no ético, y hay otras búsquedas estéticas, claro. Imagina que hubiese seguido repitiendo la misma estética de ese video, o la misma estética sonora de “Tuve que quemar”, otro de los primeros temas, ¿no? Hay búsquedas, pero no sé si las llamaría “evoluciones”. Diría que los sonidos van cambiando, las formas y las estéticas también.
P: ¿Cómo se define dentro de esas coordenadas?
R: Yo soy una mutante y mi esencia es la misma, y creo que en todas las personas ocurre lo mismo. En las personas que escriben en medios periodísticos, en las personas que pintan, que bailan, que actúan en teatro, en cine, en las personas que cantan hay una esencia que se mantiene, ¿no? Por más que vayan mutando de acuerdo a la época y al momento. También, “Asado de fa” está contando una historia de una comunidad de vivienda en situación de desalojo. Ese video no tiene ningún artificio; lo que no quiere decir que no sea una obra y un hecho artístico. Fuimos a dar un concierto, a hacer una comida y filmamos eso para visibilizar la situación de posible desalojo de la gente de Almagro, un barrio de Buenos Aires. En el videoclip de “La bronca”, que es un tema de Sucia Estrella, fuimos a la Comunidad Ferroviaria, dónde hay un grupo, un colectivo que maneja talleres textiles cooperativas. Busca ocupar en este espacio que es la Comunidad Ferroviaria de Tolosa con medios de comunicación alternativos y transfeministas, ocupar ese espacio de esta manera. Son movimientos políticos todos. Entonces es un tema nuevo en dónde estoy también con la gente del barrio y dónde sigo siendo la misma piba de barrio de “Asado de fa” nada más que por ahí con una estilista que antes no tenía y ahora sí, porque hay más personas que trabajan de ser estilistas y yo tengo la posibilidad de tener una y sumarle al hecho artístico una nueva estética, pero no una nueva ética. La ética es la misma, las ideas son las mismas y el punto de vista es el mismo.
P: Era una observación, no una acusación…
R: Veo igual de cool el videoclip de “Asado de fa”, el de “Refix” o “Almacén de Datos”. Me parece que se le estaría llamando “cool” a tener más recursos. Lo que tengo ahora, después de haber estado casi 14 años tocando y trabajando, es más dinero para invertir en videoclips. Las temáticas siguen siendo las mismas, las críticas las mismas. Si escuchan la letra de “Almacén de Datos”, creo que tiene mucho que ver con un margen en el que se suele dejar a ciertas minorías -o bueno, mayorías- en este sistema, ¿no? Al final el contenido es el mismo que el de “Asado de fa”. La estética va cambiando con la época, con los recursos. El arte es así, ¿no?
Para mí no existe el mal y el bien, creo que son conceptos de película yankee total
P: De hecho, leyendo entrevistas, tengo la impresión de que hay una división un poco artificial entre “la Sara de antes” y “la Sara de ahora”. En la primera canción del nuevo disco (“Puras Wachas”) ya haces afirmaciones políticas extremas como “todos los presos son políticos” o “Full pikete y goma quemada”. Estoy de acuerdo en que quien roba para comer se le puede considerar un preso político, pero también existe el mal y me cuesta creer -estoy seguro de que a ti también- que un maltratador de mujeres sea un preso político. ¿A qué te referías exactamente con esa frase?
R: Me refiero a lo que se dice mucho ahora: que lo personal es político. Logramos entender después de tantos años de lucha de mujeres y compañeras trans, travestis, un montón de cosas que antes no leíamos o no pensábamos. Entonces, si un maltratador está en la cárcel, es político, porque hay una lucha detrás de eso para que suceda, para que efectivamente esté preso un tipo que maltrató, mató y violó. Y es político también cuando está afuera de la cárcel o cuando se le da una pena menor. A eso es lo que me refiero: todo es político. Para mí no existe el mal y el bien. Creo que es un concepto de película yankee total. Sí creo que existe lo sano y lo que hace daño, y por ahí nos podemos acercar a lo que se refiere “lo bueno y lo malo”, que son conceptos extraídos de la Biblia directamente.
Además, estamos de acuerdo en que lo único con lo que contamos es el punitivismo en este momento: la cárcel para violadores, abusadores y maltratadores. Es una generalización extrema la que se hace en esta pregunta al creer que estoy diciendo que no es acertado que un maltratador esté preso. Como si la cárcel y la marginación no tuviesen efecto. Por ahora, es lo único con lo que contamos las mujeres y las identidades diversas -y las disidencias- ante el maltrato y el abuso de poder. También el abuso de poder de la policía: es una injusticia muy grande la que se vive en la calle día a día, sobre todo hacia las personas que trabajan en la calle, migrantes, etcétera. Espero que me esté explicando bien.
Otra cosa que me gustaría agregar sobre el texto acerca de presos y presas políticas es que en esa canción, “Puras Wachas”, hago varias referencias que entiende la gente de Argentina. “Todo preso es político” es una frase de una canción de una de las bandas más conocidas de Argentina de rock que se llama Los Redonditos de Ricota. En uno de sus temas dice “todo preso es político”. Se trata de una frase también para preguntarse y cuestionarse; para pensar. Qué bueno que ahora podamos darle vueltas a la frase y repensar todo, porque me parece que esa es una herramienta que nos da la palabra, el pensamiento, el arte, el discurso. Ese poder seguir preguntándonos cosas y criticar, tener un pensamiento crítico.
También en esa misma canción yo digo “Libertad para Milagro”. Milagro Salas es una presa política indígena argentina. Ella hizo activismo social, popular con la Tupac Amaru, una agrupación política y social del norte de Argentina. Hoy está presa con cargos que no están comprobados. Sin embargo, por el hecho de ser mujer e indígena, y haber construido un poder popular está presa, ya que siguen en el poder los mafiosos y poderosos de la derecha histórica, xenofóbica y racista de siempre en Argentina. Creo que hay varias cositas que se entienden mejor si yo las digo, porque quizá sirven.
Me parece interesante que quede por escrito en esta entrevista que sí, por supuesto que está mal y qué existe el mal -si queremos llamarlo de esta manera. Que un abusador, golpeador, violador esté preso. Y sí, es político que esté preso, como también es político que estén afuera violadores o que tengan penas cortas. Además, es político que las mujeres violentadas sean estigmatizadas y jugadas como siempre. Como es político que cierto sector de cierta clase esté siendo juzgado y otro sector no, ya sea en casos de violación o abusos sexuales. Dependiendo de a qué clase perteneces, me parece que te juzgan de una manera u otra. Sigue existiendo eso también.
P: “Almacén de datos” habla de algo muy central para los músicos urbanos actuales: la conversión de la música popular en marketing. ¿Cuáles han sido los momentos más complicados para usted en este aspecto, el de combinar música y negocio?
R: Lo más complicado al momento de combinar música y negocio es pagar y ser 100% independiente. Llega un momento en el que todo el dinero que se genera con los conciertos es invertido en videoclips. Ahora se pueden hacer muchos de gran calidad de imagen. Hay mucha gente joven haciendo videoclips, dirigiendo, componiendo - y música también-, y la mayor dificultad es pagarlo sola. Después bueno, sigo invirtiendo y sigo en esto. Tocamos mucho: por suerte tenemos trabajo, así que sigo invirtiendo y si puedo seguiré haciéndolo.
Lo que sucede en “Almacén de Datos” es que es un chiste y expresa una sensibilidad y una contradicción. La contradicción es generadora también, ¿no? En la contradicción se produce una potencia de decir, de escribir. Si no hay contradicción se carece un poco más de sentido. Ahí está expresada la contradicción de decir “quiero estar en estos carteles de estos festivales, quiero estar en este circuito comercial”. A la vez, con este discurso quiero estar en los espacios de resistencia, de lucha, en el barrio. Es estar ahí, en el medio, y también intentar tener dinero para seguir produciendo.
P: ¿Cree que la música urbana puede ser una herramienta para la emancipación femenina?
R: Sí, claro que la música urbana es uno de los tantos instrumentos que tenemos. Gracias a la lucha de cientos de años de mujeres que han escrito, que han estado en la calle, en la fábrica, luchando porque hoy tengamos un transfeminismo en la calle. Y que tenemos que seguir luchando día a día, porque suceden cosas como las que pasan en EE.UU., en donde se vuelve a tras con una ley que nos permite a las mujeres y las identidades no binarias abortar. Entonces, siempre tenemos que seguir en esta lucha. Sí creo que la música urbana es una herramienta, como son todos los espacios de expresión artística o no. También el periodismo; desde qué lugar escribimos, desde qué lugar preguntamos, hablamos y nos expresamos. Otra vez: todo es político y sí, creo que las mujeres, y como decía, las diversas identidades de género tenemos que tomar cada medio de expresión como herramienta para emancipar nuestra lucha y nuestro territorio y las leyes que nos amparan ante tanta violencia que pareciera que a veces penosamente sigue intacta como antes. Si bien hay avances, también hay retrocesos enormes o cuestiones que siguen igual en territorios donde mujeres, niños, niñes y niñas siguen siendo violentades. Y por eso sigue la lucha.
Aprendo mucho de las pibas jóvenes que están produciendo, de eso habla una de las canciones nuevas, 'BBY Voom'
P: Las músicas urbanas como el trap son un fenómeno juvenil. Me gustaría saber cómo enfoca la relación con ese público y esa estética alguien que se acerca a los cuarenta. ¿Qué aprende y que aporta a esa escena?
R: Yo soy muy admiradora y fan de las nuevas estéticas de las artistas que producen música trap. Yo tomo de ahí lo que me gusta y se va fusionando con mi estilo que creo es un estilo marcado y singular, que se fue formando con todos estos años de hacer música. Escucho un poco -no tanto- de lo nuevo. Todo lo que escucho me encanta y creo que soy permeable a todo lo que escucho y lo que veo. Eso, como hablábamos antes de la estética, se mete después en mis nuevas estéticas, en mis nuevas canciones y videos, porque me inspira y me gusta mucho. Hay muy buen nivel en todo lo nuevo que se está haciendo. También escucho canciones o videos de los 70, 80, 90 y siguen siendo inspiradores. También se aprende mucho de esta nueva escena: de hecho, en una letra de una canción del disco Sucia Estrella que te llama “BBY Voom”, digo que aprendo mucho de las pibas jóvenes que están produciendo. Al escucharlas y en sus letras; es un aprendizaje siempre, de lo nuevo y de lo anterior.
P: ¿Quién es el último artista que te ha impactado de manera significativa y por qué?
R: Varias artistas impactantes: Tokischa es una grande, me encanta. Desde que empezó que me gusta mucho. Es una irreverente, rebelde, una grosa cantando y rapeando. La mata Tokischa, sí. Diría que Tokischa.
P: Para terminar quiero preguntarle por “Ignatia”, una canción suya de 2019 que parece reproducir la confusión vital de jóvenes y no tan jóvenes en el torbellino de la cultura capitalista. La letra remite a crisis sentimentales que hemos sufrido o vivido en amigos.
R: “Ignatia” habla un poco del amor libre, el poliamor, de la separación y de las dificultades de poder vinculares sanamente, o de vivir el amor con libertad, y con estas nuevas informaciones que tenemos, pero que son difíciles de aplicar en acto. La salida para mí es hacer esa canción.