Sean Baker se ha convertido con su filmografía en un cineasta incómodo que reta a los espectadores con una perspectiva sin complejos de los bajos fondos, de la periferia marginal y de los olvidados de su país, Estados Unidos. Mientras que en su anterior filme, The Florida project (2017) proponía un contraste entre el destino soñado por los más pequeños, Disney World, y los niños que sobreviven de forma precaria junto a los adultos a su cargo en los moteles de alrededor, con Red rocket -ya en los cines- vuelve a fijarse en quienes no encajan en un sistema que les ha apartado por completo y que han perdido cualquier esperanza por mantenerse a flote.
El protagonista de esta historia es Mikey Saber, un actor porno en horas bajas que, tras agotar por completo su carrera en la industria el cine para adultos, regresa a su pueblo, en Texas, donde nadie se alegra de verle. A pesar de todo, logra convencer a su exmujer para que le permita vivir de nuevo con ella y trata por todos los medios de conseguir un trabajo digno. Sin éxito, se verá obligado a recurrir a los trapicheos para subsistir.
"Básicamente demuestro que el mercado capitalista no invita a todos", afirma Sean Baker
Hay una paradoja en esta película, ya que todos los personajes que aparecen, desde la exesposa del protagonista, hasta su madre o los traficantes de droga, están condenados al fracaso en la tierra de las oportunidades que es Estados Unidos. "Básicamente demuestro que el mercado capitalista no invita a todos", señala rotundo Sean Baker durante una entrevista concedida a Vopópuli durante la celebración de la pasada edición del Festival de San Sebastián, en la que participó en la sección Perlas, tras su paso por el Festival de Cannes.
En Red rocket, su director se centró en la "economía sumergida", al igual que en The Florida project, porque, según señala Baker, es el único recurso para sobrevivir para quienes "no tienen entrada en la economía convencional". El protagonista es un trabajador sexual, pero también retrata a aquellos ciudadanos que no encuentran otra salida que recurrir al tráfico de drogas.
El protagonista de esta historia está interpretado por Simon Rex, que también guarda un pasado como estrella porno, aunque su trayectoria discurrió por otros derroteros con mejor fortuna que el personaje al que da vida. Incluso en este punto, Baker se tomó muy en serio todo lo que sale por su boca, hasta el mínimo chiste, y asegura que es "muy realista".
"Todos sus diálogos vienen de la investigación que realicé en ese mundo, y los hombres que conocí se parecían mucho a él. El objetivo para mí era ser auténtico, porque era importante que la gente de la industria viera esta película, la respetasen y se dieran cuenta de que la manera de representarla era precisa. Nos tomamos el tiempo para hacerlo bien", asegura.
Estados Unidos, "white trash" y Trump
Mickey Saber se encuentra entre el descaro, la insolencia y el idealismo bohemio y sus grandes y locas ideas producen una mezcla entre vergüenza ajena y lástima. Se trata, en palabras del director, de un "arquetipo" que conoce de sobra, con un perfil de estafador, por quien "pasa inadvertido el dolor que causa a otros", es "increíblemente narcisista" y al mismo tiempo se ve obligado a "ganarse a otras personas con su encanto y su humor". "Son personas carismáticas y divertidas, con quienes otros quieren estar, pero al mismo tiempo resultan muy conflictivos por el impacto que dejan en los demás", añade.
A Sean Baker le gusta llevar la contraria y salirse de la corriente actual que impera en el cine y en la televisión, motivo por el que decide hablar acerca de ese ciudadano pobre y en los márgenes que, a su juicio, refleja al "verdadero americano". "Creo que la televisión estadounidense se centra en Nueva York y en Los Angeles, y pocas veces oímos la voces de Mid-America, que luchan y que están ignoradas", cuenta el cineasta, quien afirmó no estar seguro acerca de la reacción que tendría su película en su estreno en Estados Unidos.
El anterior presidente de Estados Unidos, Donald Trump, aparece en las televisiones de Red rocket, pero no hay aquí un ánimo de crítica porque su director confiesa sentirse decepcionado con todo el espectro político. "Me da miedo mi país, da igual quien esté al mando de Estados Unidos porque siento que el sistema bipartidista ya no funciona allí y que el comportamiento en los dos lados, democrático y republicano, es muy renombrable estos días", opina.
Ahora mismo parece que estamos al borde de una guerra civil", opina el director
A su juicio, el suyo es un país "muy dividido" que no ha tenido "muchas mejoras" desde que Joe Biden fue elegido presidente. "No sé cómo terminará todo, no creo que Trump se presente como candidato, creo que habrá otro, pero en cualquier caso, esta división que hay en nuestro país es lo más importante porque ahora mismo parece que estamos al borde de una guerra civil", ha lamentado Baker.
Más allá de la covid, hay en Estados Unidos otra emergencia sanitaria que, sin embargo, no se está abordando lo suficiente: los opiáceos. Tal y como ha confesado el cineasta, él mismo tuvo "problemas hace 20 años" y lo conoce "muy bien". Precisamente por ello, su objetivo fue "abordarlo de manera diferente" y alejarse del "estigma sobre los drogadictos que continúan otras películas".
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