Reixa lleva desde mayo al frente de la SGAE, tiempo en el que cree haber iniciado el camino para la "reconciliación", primero con los propios autores y más tarde con la sociedad. Ahora su máxima preocupación es la salud de las industrias culturales, históricamente maltrecha, ante las consecuencias que pueda tener en el sector la subida del IVA a partir de septiembre.
Reixa habla desde la experiencia del que lleva varias décadas como empresario cultural. Estos días presenta en A Coruña su nuevo espectáculo, "Galicia Caníbal", un musical inspirado en la movida de los 80 que dará el salto a Madrid en las próximas semanas. El artista confía en sobrevivir, aunque las cosas no son fáciles para los que quieren vivir de la cultura.
La cultura, de mal en peor
Desde 2008 las artes escénicas han sufrido un descenso del 18,7 por ciento en el número de representaciones y en su último informe la SGAE vaticina un desplome todavía mayor el próximo año con la subida del IVA a los espectáculos culturales del 8 al 21 por ciento. "En términos cuantitativos, frente al presunto déficit fiscal que quiere recuperar Europa, no va a significar una gran suma, y sin embargo, a efectos sectoriales, va a tener un impacto en el empleo muy grande", asegura.
La cultura, como la paga de 400 euros a los parados o las pensiones, deberían ser intocables, sostiene. "Hay una parte ideológica en cómo se ejecutan los recortes. Estoy convencido de que esto forma parte de un esquema ideológico que pretende que la cultura es algo ornamental y accesorio", ha afirmado.
Reixa entiende la cultura de otra forma. Como una forma de crear conocimiento, sí, pero también como una industria capaz de generar riqueza y empleo, pero para ello necesitan "incentivos fiscales" entendidos "como una inversión productiva". "En todo el mundo existen resortes que facilitan la inversión en la producción cultural", apunta.
El mecenazgo no es suficiente
Por ello no congenia con el modelo de subvenciones ni con el del mecenazgo. "El mecenazgo puede servir para mantener la red pública de infraestructuras culturales, esto es, para mantener museos o proteger el patrimonio arquitectónico, pero no va a generar una industria cultural", asegura. "La industria cultural forma parte del PIB, produce puestos de trabajo y mucha riqueza indirecta", insiste.
Reixa tiene claro el ideario y no piensa moverse de él, nunca lo ha hecho. Su hoja de ruta pasa por llevar "Galicia Caníbal" a Madrid y seguir trabajando en la producción audiovisual. Él es un empresario cultural y quiere seguir siéndolo. Sólo así puede ejercer libremente su labor al frente de la SGAE, dice. "Somos autores antes de acceder a la junta directiva y debemos seguir siéndolo tras nuestro paso", subraya.
Él y su junta directiva confían en recuperar la imagen de la SGAE, reconciliarla con el público y explicarle que el derecho de autor "más allá de lo legal, es algo justo y legítimo", la manera más adecuada de garantizar el futuro de la cultura.