¿Qué ocurriría si Antonio Anglés apareciera vivo y fuera detenido pero el triple crímen de Alcásser hubiera prescrito? Esta es la pregunta que plantea Santiago Díaz en una novela en la que la policía tendrá que buscar la existencia de otras víctimas y en la que, dice, ha dejado "de lado el morbo".
Antonio Anglés desapareció tras el secuestro y asesinato en noviembre de 1992 de Miriam, Toñi y Desirée, las tres vecinas de Alcàsser (Valencia) de entre 14 y 15 años violadas y torturadas hasta la muerte por el prófugo y su compinche Miguel Ricart -en libertad desde 2013, veintiún años después de ingresar en la cárcel- un crimen que mantuvo en vilo a España durante más de dos meses, hasta que aparecieron los cadáveres de las adolescentes. Según los investigadores, Anglés huyó y llegó a Lisboa, donde embarcó en el mercante "City of Plymouth" rumbo a Dublín, donde se perdió su rastro y se desconoce si murió al saltar del barco o sigue vivo.
A partir de esa última posibilidad, Santiago Díaz (Madrid, 1971) ha escrito "Las otras niñas" (Reservoir Books), la segunda entrega de la serie protagonizada por la inspectora Indira Ramos y en la que el autor fabula con la detención del asesino más famoso de la historia reciente en España, buscado por la policía desde hace treinta años.
Anglés puede estar vivo, según Díaz
"La posibilidad de que Anglés este vivo es muy real", ha indicado esta tarde Díaz en una rueda de prensa telemática en la que ha explicado que, en caso de que estuviera vivo, las personas que le rodean no sabrían quién es. Y así, ha construido una trama en la que la casualidad hace que se reconozcan las huellas de Anglés, que en la novela hace años que se hace pasar por un mexicano llamado Jorge Sierra.
La novela no se detiene en el caso de Alcásser, ha asegurado el autor, quien ha recalcado que "lo morboso hubiera sido entrar en esos asesinatos", pero ha insistido en que ha dejado el morbo "de lado". Aunque sí plantea la posibilidad de que esos crímenes hubieran prescrito por el tiempo transcurrido, por lo que el reto al que se enfrenta su investigadora Ramos sería encontrar a las víctimas de otros delitos que, sin duda, habría cometido este "monstruo" en treinta años.
Empieza así una investigación policíaca al revés porque, si normalmente se empieza por un cadáver y hay que buscar al asesino, en esta novela se trata de encontrar a otras víctimas de un criminal conocido. "Se trata de encontrar algún crimen que no haya prescrito reconstruyendo su vida", señala el autor, que asegura que es una investigación complicada porque "hay un límite de tiempo para poder meterle en la cárcel".
En la novela introduce así la discusión que divide a la sociedad tras esta detención, entre los partidarios de que delitos tan brutales como el cometido en 1992 no puedan prescribir y los que sostienen que el Código Penal hay que cumplirlo: "no entro de lleno en el debate, pero sí hablo de lo que se plantearía".
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