Una de cada tres editoriales está vinculada a un gran grupo. La estadística no es nueva, ni fuera ni dentro de España, y lo demuestran episodios como la compra que ha hecho esta semana Penguin Random House de Simon & Schuster por 2 mil millones de dólares. La jugada es vistosa, pero no sorprendente. Como ocurre en el sistema de mercado desde hace más de medio siglo, empresas y sociedades familiares poco capitalizadas acabaron en manos de grandes conglomerados editoriales.
La operación que acaba de cerrar Penguin Random House modifica de manera significativa el mercado. Se trata de la editorial más grande de Estados Unidos, propiedad del conglomerado de medios alemán Bertelsmann, y que se ha hecho ahora con Simon & Schuster, la tercera editorial más grande del mercado americano. La venta de la empresa remodelará profundamente la industria, que durante la última década ha visto operaciones como la fusión de Penguin y Random House en 2013, la compra de News Corp de la editorial romántica Harlequin y la adquisición de Perseus Books por Hachette Book Group.
La absorción de la mítica editorial coloca en una situación privilegiada a Penguin Random House. Fundada en 1924 por Richard L. Simon y M. Lincoln Schuster, Simon & Schuster pasó de editar crucigramas a convertirse con el paso de los años en depositaria de tesoros literarios como las obras de Ernest Hemingway, F. Scott Fitzgerald, Henry James o Edith Wharton. Hoy día es la casa de autores prominentes como Stephen King, Don DeLillo, Bob Woodward, Doris Kearns Goodwin o Walter Isaacson. Tiene una amplia lista de fondos de más de 30.000 títulos.
Los consultores Mike Shatzkin y Robert Paris Riger –dos profesionales que han dedicado sus vidas a editar y vender libros en todos los formatos imaginables– describen algunos rasgos del mundo del libro en Las claves de la edición (Trama Editorial), un mapa básico para comprender el mundo de la edición en el siglo XXI. Desde la composición de sus actores principales (autores, agentes literarios, editores, distribuidores y libreros) hasta los retos y desafíos que supuso la llegada de nuevos formatos y plataformas. Su tesis más que fatalista es realista: el libro, que ha resistido el paso del tiempo, afronta el futuro con más energía y fuste. La aparición de Amazon como competidor, los cambios en el formato y una tendencia cada vez mayor a la concentración son algunos de los aspectos más visibles de esta industria que citan.
"Los grupos se concentran no para atacar, sino para protegerse, porque de lo contrario nos devorarán"
El capítulo español de este fenómeno tuvo sus primeras expresiones, por ejemplo, con la adquisición de la histórica Grijalbo por la italiana Mondadori. El proceso, sin embargo, se ha acelerado en los últimos años por la poca capitalización de esos sellos independientes y su incapacidad para hacer frente a sus problemas financieros. En España, en 2012, la editorial Tusquets pasó a formar parte de Planeta. Se especuló con la disolución de su catálogo y su impronta literaria dentro de Planeta. Eso no ocurrió: el equipo editorial se mantuvo y continuó tomando decisiones editoriales. Tampoco Alfaguara resintió su catálogo cuando Penguin Random House la compró, en 2014, al contrario: consiguió una proyección incluso mayor.
¿Sufrió acaso la impronta editorial de Anagrama al fusionarse con Feltrinelli? Cualquier cambio, en ese caso, podría haber sido provocado más por la decisión de Jorge Herralde de retirarse y dejar como encargada a Silvia Sesé, antigua editora de Destino. Como estas, muchas otras operaciones comerciales ilustran cómo el pez grande se come al pequeño, sin que eso implique sacrificio alguno del catálogo entre ellas –y por no dejar de colocar ejemplos- habría que citar la compra que hizo Planeta, también, del 64% de Grup 62, el mayor editor en catalán, dueño de Península y El Aleph.
No existe una respuesta única, hay tantos matices como actores y variables. En el año 2012, antes de que se hiciera efectiva la compra de Alfaguara por Penguin Random House, el entonces director literario Claudio López Lamadrid aportó una visión más estratégica y menos catastrofista en una entrevista concedida a Vozpópuli: "La concentración de Penguin y Random House, siendo el grupo más importante del mundo, no llega ni una quinta parte de lo que es Apple, Amazon, Google o los grandes monstruos. No quiero decir que se concentran para atacar, sino para protegerse, porque de lo contrario nos devorarán. Como estos movimientos se van a ver más...".
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