Si el año pasado sacudió el mundo musical el retorno de Bill Fay, pianista, cantante y compositor inglés que a principios de los 70 había grabado dos oscuros y deliciosos discos y del que después apenas se supo, este año copa más de un titular el renacer como figura de Rodríguez. Y lo hace de la mano de un documental altamente recomendable, Searching for Sugarman, actualmente en cartelera.
Pero es que la historia de Rodríguez parece pensada directamente para el cine. Sixto Díaz Rodríguez nació en Detroit y en los años 1970 y 1971 grabó dos discos que pasaron sin pena ni gloria, Cold Fact y Coming from reality, presentados en su momento como una respuesta de su ciudad a Bob Dylan. Rodríguez abandonó sus sueños de gloria y buscó otros trabajos que le aseguraran la comida. Lo que nunca pudo imaginar es que aquellos discos llegaron a una Sudáfrica aún bajo el mazo del Apartheid y allí fueron acogidos por una juventud que vio en ellos un canto de libertad, a pesar de que fueron prohibidos. Luego vino la terrible noticia de su suicidio sobre un escenario, que fue dada por buena por los pocos que conocían su existencia.
Años después, dos fans sudafricanos decidieron investigar la historia de quien había sido para ellos piedra angular de su juventud. Y tirando del hilo, descubrieron atónitos que Rodríguez no sólo seguía vivo, sino que nunca había sabido de su éxito en el país africano.
Más allá de alguna posible superficialidad, Searching for Sugarman, además de ganar un oscar, supone un canto al propio ser humano, sus ansias de supervivencia y a la música como valor universal.
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