Con un déficit ingobernable, un paro galopante y una región en quiebra, la pregunta este año estaba clara. ¿Habría o no habría SOS? El festival murciano había conseguido en sus cuatro ediciones anteriores un rotundo éxito de público, pero en 2012 los recortes mandaban. Se optó por mantener con vida la apuesta cultural del consejero apaleado Juan Cruz, aunque cualquier parecido con las primeras ediciones era pura casualidad. Los cabezas de cartel internacionales de otros años, de la talla de Franz Ferdinand, The Chemical Brothers o Prodigy, dieron paso a un cartel de producto nacional liderado apenas por Gossip o Mogwai. No es lo mismo, ni se le acerca.
Pero como dice el eslogan de la cervecera Estrella Levante, orgullosa patrocinadora del evento: "Vienen por la música. Vuelven por la gente". Los buenos recuerdos de ediciones anteriores y el buen nombre que el SOS se ha labrado sirvieron de acicate para que varias decenas de miles de personas se dieran cita en Murcia desde el jueves y hasta el mismo domingo al mediodía, en el que Klaus & Kinski echaron el cierre al evento en la plaza de Santo Domingo, uno de los puntos más bulliciosos de la ya de por sí bulliciosa capital murciana.
Gossip, las estrellas
Dos días antes, Gossip había protagonizado el momento estelar del viernes con una selección de temazos que han convertido a los norteamericanos en uno de los grupos más rompedores del indie. Su vocalista Beth Ditto posee una voz prodigiosa, profunda y a la vez afilada como un cuchillo. Habían sido precedidos por Pulp, que la organización vendía como "los más grandes del brit pop noventero junto a Oasis y Blur", pero que demostraron estar muy lejos de estas dos y no ofrecieron nada digno de ser recordado al día siguiente en las conversaciones de la hora del café, al menos por mí. Como tampoco los cansinos Zombie Kids, con un repertorio musical limitado y un rollo malote totalmente fuera de lugar, pero que apasionan al personal. Con ellos, el viernes estaba liquidado.
Gossip protagonizó el momento estelar de todo el festival, con la voz profunda pero afilada de su vocalista Beth Ditto
Para el sábado, las propuestas invitaban aún menos al público, que optó en gran cantidad por practicar el "botelleo" a las afueras del recinto hasta altas horas. Había gran expectación por ver a Mogwai, grupo escocés calificado a sí mismo como post-rock. Es completamente instrumental y propone un viaje sonoro que mientras a algunos apasiona, a otros puede dormir. La propuesta musical de Mogwai destaca más en un espacio cerrado, en el que puedan apreciarse mejor los matices de su sonido. En Murcia no lo tuvo, sino un sonido excesivamente saturado que no sacó lo mejor de esta banda. Tras ellos, el grupo catalán Love of Lesbian sí arrastró pasiones, con temas reconocidos que el público pudo corear y a más de uno sorprender: "anda, si esta me la sé". El Columpio Asesino y La Casa Azul (del creador del archifamoso "Amo a Laura") también agradaron al público más gafapasta, la tribu urbana vencedora de este y de todos los SOS.
Saber reinventarse
En resumen, los años en que el SOS sorprendía trayendo a Murcia a artistas admirados por el mainstream ya quedaron lejos. Esos años en los que uno no sabía si acercarse al FIB o al SOS por el cartel posiblemente no vuelvan. En 2012 el festival, aunque todo es opinable, se ve superado en renombre de los artistas por muchos otros como el bilbaino BBK Live e incluso otros eventos advenedizos como Musicland, por citar solo alguno. No hay dinero para hacer lo que antaño se hizo. Sabiendo eso, queda todo lo demás que puede aportar un evento de estas características aparte del cartel: comodidad, ambiente, oferta cultural, gente guapa, diversión, disposición de disfrutar. En eso el SOS es insuperable. Por eso es una experiencia que año a año repiten miles de personas de todos los rincones de España y Europa. Valores intangibles que no se manifiestan en un cartel.
Aunque en 2013 los recortes seguirán y posiblemente Murcia esté peor, este periodista, que no ha faltado a ninguna edición del festival desde que existe, piensa que un evento como éste es esencial para una región necesitada de noticias positivas. No importa cómo se salga, lo importante es salir y seguir manteniendo siempre los valores que han hecho grande este evento. Convertirlo en un clásico que no dependa de coyunturas. Y si el año que viene hay que traer a María Jesús y su acordeón porque no hay dinero para otra cosa, así sea. Que ni eso nos quite las ganas de disfrutar y de vivir.
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