Cultura

'TAR': abuso de poder y cancelación donde nadie lo espera

Cate Blanchett opta a su tercer Oscar con este drama dirigido por Todd Field

¿Quién es Lydia Tár? ¿A quién representa? ¿Es un personaje ficticio o es real? ¿Está inspirado en un director o en una directora de orquesta? ¿Por qué es una mujer? Para muchos, la nueva película de Todd Field, que tuvo su puesta de largo en el Festival de Venecia y que se estrena este viernes en los cines españoles, es una oportunidad desaprovechada, una oportunidad perdida para denunciar el Me Too y los abusos de poder, para abordar uno tras otro los argumentos woke relativos a la desigualdad social que justifican la llamada cultura de la cancelación. Sin embargo, muy al contrario, supone una bofetada a mano abierta al espectador, sofisticada y contundente, eso sí, como una sinfonía de Gustav Mahler.

En sus más de dos horas y media, TÁR, título del filme, trata de desubicar al espectador, que problemente haya escuchado palabras clave que le sitúan en un lugar de confort desde el que ver la película (Me Too, cancelación, abusos, etc) o que espera encontrarse con un retrato ficticio pero inspirado en hechos reales similares los que muestra la película Al descubierto, de Maria Schrader, la investigación periodística sobre el caso Harvey Weinstein que recientemente llegó a la pantalla. Lo que no esperará, probablemente, es que el sujeto y el predicado sean otros.

Marin Alsop, en quien muchos ven una inspiración para el personaje de Blanchett, ha manifestado en declaraciones a The Sunday Times que esta película le resulta ofensiva "como mujer, como directora y como lesbiana"

TÁR pone el foco en Lydia Tár, una prestigiosa directora de orquesta del ámbito internacional, impecable con la batuta e implacable en su discurso que, al frente de la Filarmónica de Berlín, se prepara para uno de los momentos más importantes de su carrera. La actriz Cate Blanchett, en el que puede ser el papel de su carrera hasta el momento, interpreta a esta mujer, una de las más poderosas del panorama de la música clásica en la que poco a poco se adivinan sombras, a medida que el espectador profundiza en su vida, ficticia pero creíble.

La directora de orquesta y violinista estadounidense Marin Alsop, en quien muchos ven una inspiración para el personaje ficticio que interpreta Blanchett, ha manifestado en declaraciones a The Sunday Times que esta película le resulta ofensiva "como mujer, como directora y como lesbiana". En respuesta a estas críticas, la actriz respondió a la BBC: "Es una película sobre el poder, y el poder no tiene género". Asimismo, aseguró que su personaje está inspirado en varios directores, novelistas o nombres de las artes visuales.

TÁR: incómoda y provocadora

A pesar de la controversia en cuanto a la elección de la protagonista, TÁR no resulta incómoda y provocadora de una manera obvia, porque hay demasiadas distracciones que acaparan la atención del espectador. La primera de ellas y la más importante, el inmenso trabajo de Cate Blanchett, un Oscar a la mejor actriz que se adjudicó por consenso entre la crítica cuando solo unos pocos habían tenido la oportunidad de ver la película en el Festival de Venecia, incluso antes de que todas las cartas estuvieran sobre la mesa, y a pesar del inmenso trabajo de Ana de Armas en Blonde.

Finalmente, la Academia de Hollywood ha anunciado que ambas actrices competirán por la estatuilla, que supondría el tercer Oscar para Blanchett. Del mismo modo, Tár optará a los galardones más importantes: mejor película, mejor dirección, mejor guion original, mejor montaje y mejor fotografía.

La película arranca con una meticulosa entrevista con público en un salón de actos, donde la directora de orquesta responde sobre su trayectoria, sus logros profesionales y artísticos, su concepto de lo sublime, lo evocador de su dedicación, el lugar de la música en su vida, sus intérpretes y compositores fetiche y sus filias musicales. Este encuentro se dilata durante varios minutos y sacia poco a poco la curiosidad por conocer más acerca de la personalidad segura e incluso soberbia de la directora, pero en cualquier caso brillante.

En su sencillez estética -en los colores, la arquitectura o el vestuario-, en su sobriedad, en la elegancia y en la confianza en sí misma que destila quien es el mejor en lo suyo, en el carisma y en el genio, TÁR atrapa al espectador y lo sumerge en la personalidad absorbente y poderosa de Lydia Tár para, finalmente, colocarle ante una marea de emociones. Todd Field, con una intención muy clara, sorprende a quienes esperan tenerlo todo claro.

El director conduce al espectador a un lugar aparentemente seguro, le permite entrar en la inaccesible mente de un genio, un maestro, para luego lanzarle en manos de la decepción

Sobre la opción de elegir a una mujer y haber perdido la "oportunidad", según algunos, de retratar los casos de abusos por parte de hombres. ¿No es esta una excelente oportunidad para acercar un comportamiento reprochable desde una perspectiva que nadie espera, sustituir así el sujeto y dejar en evidencia solo el acto, las consecuencias, para llegar al convencido y también al que duda? ¿Usar las herramientas de la narrativa, del juego de espejos que permite el arte, el cine, para remover al espectador sin resultar obvio, sin querer construir una mera representación de la realidad, sin sumarse a lo que en otros soportes -el periodístico, por ejemplo- ya se ha contado?

El director conduce al espectador a un lugar aparentemente seguro, le permite entrar en la inaccesible mente de un genio, un maestro, para luego lanzarle en manos de la decepción. Quien piense que entra en un terreno tranquilo para mantener sus ideas sosegadas ha de saber que está equivocado.

Esta película no llega para dar la razón a nadie, no se estrena para sumar hooligans a los temas sociales que son tendencia en la prensa o en las redes, no perpetúa el debate manido. Al contrario, resulta tremendamente incómoda, a pesar de esa sencillez, de ese control, de esa puesta en escena tan impecable en la que ninguna nota suena al azar. Ante todo, cumple con la función que se espera de cualquier película: cuestionar.

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