Cultura

Titanic: El tirón de cien años de descanso en el fondo del mar

Multitud de actividades y propuestas se han programado en las últimas semanas aprovechando el centenario del naufragio del barco más emblemático de la historia. Hoy, 15 de abril, se cumplen cien años desde que el Titanic comenzaba su descenso hacia el lecho marino que lo conserva como patrimonio protegido por la Unesco a cuatro kilómetros de la superfície. 

Pese a que se lleva rememorando durante semanas, incluso meses, lo cierto es que es hoy, 15 de abril, cuando se cumplen cien años del naufragio del Titanic. Cien años desde que la madrugada del 14 al 15 de abril de 1912 aquel inmenso transatlántico, cuyo nombre hacía un guiño a los titanes por su envergadura, chocaba contra un iceberg y comenzaba su descenso de 4.000 metros hasta depositarse definitivamente en el fondo del Atlántico norte, donde el océano parece proteger sus restos del paso del tiempo. Unos restos que al hacerse centenarios pasan a estar protegidos por la UNESCO, en el marco de la Convención para la protección del patrimonio cultural subacuático ratificada por 41 países, algo que hacía público la ONU el pasado 5 de abril. 

Son muchos los fanáticos del Titanic que estos días están disfrutando con la cantidad de propuestas que, coincidiendo con el fatídico aniversario, han aprovechado el tirón de la señalada fecha. La oferta es muy amplia, y va desde el simple recordatorio en los medios a modo de efemérides hasta la recreación del mismo recorrido que el siglo pasado resultó traumático para más de 2.220 personas.

Varias revistas y periódicos comenzaron a ‘celebrar’ el centenario con especiales en los primeros meses del año. Nacional Geographic publicaba un reportaje con fotografías inéditas y actuales del pecio en su número de abril, tomadas con sonar, donde por primera vez se veía un plano completo de la mitad de proa, que aún mantiene parte de su forma original. Desde un plano lateral de estribor se aprecia cómo gran parte de la proa se dobló al depositarse y se cubrió de lodo, por lo que se han ocultado las marcas que dejó el impacto contra el bloque de hielo. Peor surte tuvo la popa, convertida en un irreconocible amasijo de hierros. 

Documentos publicados, series, películas, documentales, libros, el último menú o un crucero con el mismo trayecto son algunas de las opciones

Además, y para recordar que en el Titanic también se hablaba español,  Javier Reyero, Cristina Mosquera y Nacho Montero, tres apasionados del buque, reunieron en un libro la historia de los diez españoles que se embarcaron en el malogrado barco. Siete de ellos lograron sobrevivir, pero los otros tres (Víctor Peñasco, Servando Oviés y Juan Monrós) perecieron aquella noche del 15 de abril de 1912. Y precisamente en abril también ocurría la catástrofe de un libro que se ha considerado como premonitorio de lo sufrido por el barco insignia de la White Star Line; “El hundimiento del Titán”, que narra cómo un pobre diablo se embarcó en el Titán, un barco "insumergible" que termina por desaparecer en el Atlántico tras chocar con un iceberg una noche de abril, tal y como le ocurrió al Titanic en 1912. Hay diferencias clarificadoras, pero lo desconcertante son sus numerosas coincidencias. 

Las televisiones también aprovecharon para reponer películas antiguas del naufragio. Antena 3 estrenó su serie, Cuatro emitió su ‘Cuarto Milenio’ especial, y los canales Historia y National Geographic también  fijaron en su programación documentales y programas de debate con el tema. Aunque en lo audiovisual lo más mediático ha sido el reestreno de la película de James Cameron, ganadora en su día de once premios Oscar y protagonizada por Winslet y DiCaprio, pero esta vez en 3D. 

Lo más curioso, lo tangible

Más allá de lo relatado, el ser humano es morboso por naturaleza, y quizás por ello lo que más éxito tiene es aquello que recrea físicamente las características reales del barco o los condicionantes del momento que fueron decisivos para su fatal desenlace. En Barcelona se expone hasta septiembre en el Museo Marítimo la muestra ‘Titanic, the exhibition” , que permite conocer cómo fue la efímera vida a bordo del barco, desde su concepción y construcción hasta el estado actual de los restos a casi 4 kilómetros de profundidad frente a las costas de Terranova. 

"Cien años del Titanic, y no hemos aprendido nada", advierte Pérez-Reverte, quien compara el desastre con la situación española actual

Y para aquellos que quieran ir un poco más allá, existe una web británica ( www.ancestry.co.uk ) que ha publicado más de 200.000 documentos online relacionados con el naufragio. Entre ellos puede verse la lista oficial de pasajeros, los nombres, edades, ocupaciones y nacionalidades de los casi 900 miembros de la tripulación, las imágenes de las lápidas de 121 víctimas o datos sobre los supervivientes e información sobre los cerca de 1.500 fallecidos. 

Belfast tampoco quiere perder su filón con el centenario, y ha aprovechado la circunstancia para intentar cambiar el reclamo de su turismo, principalmente movido a visitar la ciudad por los murales y la separación entre los barrios católicos y protestantes. La ciudad se ha decidido por fin a reconocerse como cuna del transatlántico (sus astilleros le dieron forma) y ha construido su 'Belfast Titanic', un impresionante edificio de seis plantas y 14.000 metros cuadrados con la forma de cuatro proas de la misma altura del auténtico Titanic que transporta al visitante a un emocionante viaje a través de las nueve galerías de interpretación que explican la historia de Belfast y del famoso barco. 

No apto para supersticiosos

Precisamente con el afán de recrear la travesía del Titanic, el buque crucero MS Balmoral se lanzó a recorrer la misma ruta que tenía fijada el malogrado barco inglés. El Balmoral pretendía recrear durante doce días el viaje del Titanic, partiendo del mismo puerto , con turistas de 28 países que pagaron cerca de 7.200 euros por vivir los mismo actos que los pasajeros pioneros. El destino jugó una mala pasada a los supersticiosos, ya que el fuerte viento y las duras condiciones del mar alteraron la primera parada que tenía que realizar el buque, y uno de los pasajeros tuvo que ser evacuado. 

Del mismo modo que en el 'imitador' del siglo XXI, también un restaurante madrileño ofrece aquella última cena que se pudo degustar en el Titanic la noche del accidente. Pedro Larumbe ofrece en su restaurante el "menú Titanic",  que podrá probarse durante todo el mes de abril e incluirá más de diez platos a elegir, aunque el día 14 de abril, en que se cumplen los cien años del hundimiento, fueron veinte los platos disponibles, ya que toda la carta estaba basada en las del transatlántico.

Rozando lo macabro

Quizás la propuesta más llamativa es la que encontramos en una de las imágenes de esta noticia, la creación de una combinación 'perfecta' para degustar los gintonics; el 'Titonic', donde los hielos que refrigeran la bebida están formados por una recreación del barco en miniatura acompañado del iceberg contra el que éste chocó. 

Con un centenario tan mediático como el del transatlántico más famoso de la historia, cualquier propuesta es buena para intentar aportar el granito de arena al recuerdo, o simplemente para hacer caja. Hay quien va más allá, y utiliza la historia para hacer un curioso símil con la realidad. Arturo Pérez -Reverte escribía en su artículo del pasado 2 de abril, en el semanal de ABC, que 'la coincidencia de fechas entre el aniversario del desastre y la que está cayendo no es casual'. "Cambien pasajeros por nosotros mismos, tripulantes por entidades financieras, compañía naviera por políticos desvergonzados, incompetentes y embusteros [...]. Cien años ya, desde el Titanic, y no hemos aprendido nada", sentencia. Al menos, todo ello, da que pensar el día del centenario de una gran tragedia aliñada de factores que siempre se ha dicho, se podrían haber solventado para evitar el desenlace en el que murieron 1.517 personas.  

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