Cultura

Toni Servillo: "Siempre existe una ocasión para el diálogo"

El actor italiano protagoniza junto a Silvio Orlando 'Ariaferma', un drama carcelario que aspira a 11 David di Donatello, los Goya italianos

Si uno piensa al azar en un actor italiano contemporáneo es muy posible que el rostro de Toni Servillo llegue el primero a la mente de cualquiera porque, muy probablemente, si uno tuviera que decir el nombre del mejor cineasta italiano en activo Paolo Sorrentino sería el elegido. El director napolitano llevó por todo el mundo sus silencios, sus muecas y su acento con sus mejores películas y ahora la presencia de Servillo en cualquier largometraje revaloriza la producción de forma considerable.

Ese es el caso de Ariaferma, un drama carcelario dirigido por Leonardo di Costanzo y coprotagonizado por Silvio Orlando que aspira a un total de 11 premios David di Donatello, el equivalente italiano a los premios Goya españoles, y que llega este viernes a los cines españoles, tras haber sido presentada oficialmente en la pasada edición del Festival de Venecia.

El protagonista de Il divo (2008) o La grande bellezza (2013) encarna un duelo interpretativo frente a Silvio Orlando, otro titán de la escena cinematográfica italiana -y también elegido por Sorrentino para su flamante serie The Young pope, así como su secuela The new pope-. El primero, un carcelero en un centro penitenciario antiguo que está a punto de ser desalojado. El segundo, uno de los doce presos que aún permanecen en este correccional, a la espera de conocer su nuevo destino. Ambos, dos personalidades opuestas pero con las mismas esperanzas y pulsiones, como si fueran dos caras de la misma moneda.

Tal y como ha señalado Servillo durante una entrevista telefónica concedida a Vozpópuli, Ariaferma lleva al espectador a plantearse "interrogantes muy diferentes y profundos porque habla de la posibilidad de comunicarse". "Siempre existe una ocasión para el diálogo y, en este caso, para quien sabe escuchar y quien sabe transmitir lo que es la pena y el dolor que vemos en esta cárcel y la posibilidad de participar y entrar en algo público".

Mi personaje tiene que hacer algo que probablemente va en contra de las reglas establecidas, así que vive un conflicto entre el deber y la piedad", comenta Servillo

El mundo hostil de las prisiones se convierte aquí en un microcosmos en el que se desarrollan las miserias y las esperanzas humanas. En esta cárcel, las actividades se han suspendido, así como las comunicaciones y las visitas familiares, lo que lleva a un clima de asfixia para los condenados que, hartos del asco que les produce la comida, inician una huelga de hambre. "Existe un conflicto en mi interior desde el comienzo. Mi personaje tiene un sentido de la responsabilidad pero, por otro lado, también de humanidad. Tiene que hacer algo que probablemente va en contra de las reglas establecidas, así que vive un conflicto entre el deber y la piedad", cuenta Servillo.

Esta es la primera vez que Toni Servillo y Silvio Orlando trabajan juntos y uno se pregunta cómo es posible que nunca hayan compartido un proyecto. "Es bastante raro que no haya ocurrido antes, porque los dos tenemos una trayectoria parecida y los dos venimos del gran teatro napolitano", reconoce el actor. Del mismo modo, cuenta que ambos se han intercambiado "los papeles", ya que habitualmente Servillo interpreta al malo y Orlando al bueno. "La gran estima que nos une nos ha permitido trabajar de esta manera", apunta.

Toni Servillo: el "alma" de Sorrentino

Toni Servillo (Afragola, Italia, 1959) ha tenido el honor de interpretar al padre de Sorrentino en Fue la mano de Dios, la película más cercana a las vivencias del director, que se sumerge en su adolescencia en Nápoles, su ciudad natal, en la que no había ambientado ninguno de sus proyectos. A esta película, que se estrenó a finales del pasado año, se suman otros de los títulos más relevantes del realizador italiano. "Desde la primera película, Sorrentino considera que cuando quiere contar algo particular yo tengo que entrar en sus películas más personales. Yo, por ejemplo, represento a su padre, y eso es lo que le interesa, que sea quien dé alma a sus personaje más íntimos", señala.

El objetivo importante es haber llegado a nivel internacional con películas producidas, rodadas e interpretadas en Italia y en italiano", ha reconocido Servillo

Sorrentino es, sin duda, el director que más proyección internacional le ha dado y gracias a él ha recibido ofertas para trabajar fuera de Italia. "Por supuesto, llegan algunas ideas interesantes, pero para mí el objetivo importante es haber llegado a nivel internacional con películas producidas, rodadas e interpretadas en Italia y en italiano", ha reconocido.

Después de una trayectoria tan larga como la suya, que arrancó en 1992 con la película Morte di un matematico napoletano (1992), de Mario Martone, la vanidad se mantienen lejos de sus tentaciones como actor para convertirse en un sirviente del personaje porque, según ha asegurado, su deseo siempre es "quitar el ego de en medio". "Quiero ponerme a disposición del personaje con mis capacidades, tengo que servir", asegura.

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