El mundo del pop no destaca por su justicia. Que se lo digan, por ejemplo, a Santiago Auserón, que en 1996 fue testigo de como un completo desconocido simplificaba su fórmula y arrasaba comercialmente con un rodillo titulado “La flaca”. El autor de aquel himno era publicista y se llamaba Pau Donés. Con el paso de los años, la fórmula iría degenerando, pero Jarabe de Palo se convirtió en un reconocido superventas durante al menos un lustro. Lo mismo han podido pensar muchos veteranos del hip-hop de barrio en España al ver como Antonio Álvarez Alfaro, madrileño del barrio de Usera, se metía a los medios, marcas y radios en el bolsillo, tres catapultas comerciales que se han negado a los raperos españoles desde los años noventa. El pujante C. Tangana ha conseguido en tiempo récord cosas que se han negado durante décadas a mitos del hip-hop nacional como Kase-O. ¿Moraleja? En estos tiempos en que vivimos, no importa tanto lo que aportes en el plano artístico, sino lo bien que juegues tus cartas en el terreno de la industria. En muchos sentidos, “Mala mujer” (2017), el primer verdadero éxito de C. Tangana, fue el equivalente a “La Flaca” para el público milenial.
Tangana ha venido a triunfar y todo lo demás es secundario. No se trata de una maliciosa especulación periodística, sino de una reflexión del propio músico. Por ejemplo, esto decía en una entrevista de la pasada primavera para promocionar la mixtape ‘Avida Dollars’. “Me interesan las figuras cuyo personaje artístico es aún más grande que su obra. Y hay dos especialmente relevantes para mí: Warhol y Dalí. La estética de Dalí no me gusta, me parece de calendario cutre con esos relojes derretidos, y Warhol tampoco me mata, pero sus personajes y sus discursos me resultan increíbles. Tienen un patrón artístico, pero también un patrón de su producto. Usan al artista para que su arte sea más de lo que es. Su obra son ellos. Esa es la clave: crear un concepto más grande que tu obra, convertirte en un referente de la tendencia comercial. Y eso es lo que yo quiero decir de mí: que mi obra es más grande que mis temas. Las canciones están bien, pero lo que estoy construyendo alrededor de mi música, tiene más enjundia, está más guapo, es más gracioso”, destacaba. Pocos músicos hablan tan claro: Tangana quiere un personaje que trascienda a sus canciones. Tiene todo el sentido del mundo en el siglo XXI: que se lo digan a Mario Vaquerizo, el caso más extremo de este fenómeno, rendido admirador de Warhol y Dalí.
Gancho para vender
El mes pasado, C. Tangana era portada de la revista Esquire, un honor insólito para un rapero español, ya que normalmente no se les considera iconos suficientemente potentes como para ayudar a vender revistas ni para atraer al gran público hacia los anuncios de coches, ropa y fragancias que las sostienen. Seguramente esto ocurre por el cambio de “chip” que ha traído el trap, un subgénero del hip-hop que se caracteriza por su acercamiento al lado más hedonista y melancólico del pop. Un enfoque habitual de las letras traperas es contar el lado depresivo del vida contemporánea, que sufren incluso quienes triunfan.
"Todavía debe demostrar que puede llegar al nivel de superventas como J. Balvin, Ozuna y Maluma, artistas de su generación que ya tienen el planeta pop a sus pies"
¿Cómo se ha convertido Tangana en cabeza de la escena trap española? Primero, por eliminación, ya que Rosalía se borró pronto de este segmento para dejar claro que lo suyo era competir contra quien fuese en las listas de éxitos. Al menos, Tangana puede presumir de haber sido parte compositora de su primer gran éxito, la pegadiza “Malamente”. La relación sentimental que mantuvieron ambos artistas mantiene abierto el morbo de futuras colaboraciones. Respecto al resto, tampoco es que Tangana tenga mucha competencia: Yung Beef suena demasiado disperso y psicodélico, La Zowi es demasiado macarra para los grandes medios y marcas y Bad Gyal tiene olfato pop pero carece de la visión de negocio de Antón y de ese discurso meticuloso (Tangana estudió Filosofía) que tanto gusta en los medios de comunicación. Por algo El Mundo le escogió recientemente en su lista de “líderes del futuro” menores de 35 años.
130 millones de visitas
El propio Tangana no se cansa de repetir que la música es algo accesorio dentro del producto que el ofrece. “Yo me dedico a la música, pero creo que para lo que debe servir esto es para generar ideas. Y no me gusta esto de ser yo el centro de atención. Me gustaría hacer mis bolos y mis cosas, pero no tener que salir siempre a dar la cara”, explicaba en Esquire. Se trata de un enfoque coherente con el trap, un genero donde los videoclips son tan importantes o más que las canciones, todo un ejemplo de cómo en el pop actual la imagen se ha comido al resto de las artes. Para hacernos una idea, cantar o tocar en directo no es algo obligatorio en la escena trap, donde muchas veces los artistas (Tangana incluido) riman sobre bases pregarbadas -incluidas las de su voz- convirtiendo los recitales en una mezcla de photocall y sesión de playback. Algo más cercano a un anuncio de sí mismos que a un directo tradicional.
En realidad, C. Tangana ha ido cumpliendo uno a uno todos los sueños que se había marcado al comienzo de su carrera, cuando iba tirando con trabajos basura mientras soñaba con triunfar en el mundo del espectáculo. Llamó la atención con el colectivo rapero Agorazen, se convirtió en marca reconocida con C. Tangana (el publicista Risto Mejide se cuenta entre sus fans) y ahora le queda el reto de demostrar que puede llegar hasta lo más alto. En 2019, nadie puede negarle el éxito, pero tampoco podemos fingir que anda muy por debajo de la competencia. Para ser una verdadera estrella debe todavía demostrar que puede llegar al nivel de superventas como J. Balvin, Ozuna y Maluma, artistas de su generación que ya tienen el planeta pop a sus pies. Concretamente, Balvin es cinco años mayor, pero los otros dos son más jóvenes. En gran parte, la etapa que se abre ahora ante el artista madrileño tiene que ver con contestar la pregunta de si es un fenómeno del hip-hop local o puede dar el salto más allá. Su último éxito se titula “Booty", lleva 130 millones de clics en Yoiutube y es una colaboración con la pujante estrella internacional Becky G. Parece que Tangana está dispuesto a afrontar el reto. Hagan sus apuestas.
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