Uberto Pasolini se ha propuesto un objetivo y lo ha logrado con mérito: observar la dimensión más trágica de la vida sin caer en sentimentalismos, en un melodrama de lágrima fácil o en emociones dirigidas. Su nueva película, Cerca de ti, parte de una premisa triste, la más desdichada de todas, pero cuenta con el suficiente grado de realismo para no convertir la existencia en algo que no es. El filme llegó a los cines el pasado 17 de diciembre.
El cineasta, responsable de la producción del éxito de los años 90 Full Monty (1997), se detiene en la historia de un padre y su hijo de cuatro años. Viven solos desde que la madre del pequeño les abandonó cuando apenas era un bebé y ahora el progenitor tiene la misión de encontrar una familia adoptiva para el niño, que en poco tiempo será huérfano. Con motivo de su visita a España, el director y productor ha hablado con Vozpópuli sobre esta película y sobre su larga trayectoria en el cine.
Pregunta: Tiene que ser difícil transmitir una historia sencilla pero íntima y no melodramática. ¿Cuáles eran aquí los límites, las líneas rojas para no caer en el sentimentalismo?
Respuesta: Fue difícil pero fue el deseo desde el principio del viaje: hacer una película que trataba de hechos dramáticos pero sin melodrama, sin emociones fáciles, ni lágrimas ni música que te explica que hay que pensar y sentir. La voluntad fue hacer una película a un volumen muy bajo, en la que hubiera espacio para que el espectador encontrara emociones propias. La única manera de abordar algo así es desdramatizar y creo que traté de hacer con el público lo que el padre hizo con el hijo, que es llegar a la explicación con todas las situaciones posibles, sin reglas.
P: ¿Por qué se subestima tanto la inteligencia e incluso los sentimientos del espectador, conduciéndole con música e imágenes, como si el cine a veces quisiera asegurar unas lágrimas?
R: Hay muchas personas que quieren comunicar algo específico y no es simplemente la idea de subestimar al público, sino también el deseo decirle algo específico y cómo se ha de leer y entender. Es una manera de trabajar diferente. En este caso en particular no quiero dar una lección de vida, no quiero dar una guía de lectura de esta relación de amor entre padre e hijo, sino compartir, y eso es un viaje en dos direcciones, no solo del director a los espectadores, sin esperar que el público te conteste.
La familia ideal sería aquella que escucha. Lo más importante es escuchar. En el amor, lo principal es no tener soluciones, no tener respuestas pero sí escuchar", ha señalado el director
P: ¿En qué momento nace esta historia?
R: Leí un artículo en un diario inglés -donde vivo desde hace años- que hablaba de un padre soltero de 35 años que había pasado los últimos meses de su vida buscando una nueva familia para asegurar el futuro de su hijo. No tenía familia propia, tenía pocos recursos y la madre había abandonado al hijo unas semanas después del nacimiento. Los servicios sociales no me dijeron nada más por privacidad, pero simplemente con estos datos escribí un viaje y me puse en la cabeza del padre y del hijo.
P: En la búsqueda de este padre entre diferentes familias uno se da cuenta de que no existe la familia perfecta. Sin embargo, si tuviera que explicar dónde está lo que más se acerca a esa perfección, ¿cuál sería la familia ideal?
R: Sería una familia que escucha. Lo más importante es escuchar. En el amor, lo principal es no tener soluciones, no tener respuestas pero sí escuchar. Es algo que empiezo ahora, a mis 64 años, a entender. Mis hijas llevan 20 años tratando de explicarme las cosas, no directamente. Siempre fui listo con soluciones prácticas y racionales a los problemas y a sus momentos difíciles y digo haciéndolo, pero la solución racional y práctica la pueden conseguir sin ayuda de un viejo padre. Lo que quieren de vez en cuando es compartir una emoción, un espacio emotivo, así que el amor es escuchar.
Estamos obligados a confrontar nuestra vida con la realidad de los demás, y eso nos empuja a ser mejores no para nosotros, sino porque los otros lo son", opina Pasolini
P: Una lectura que se puede hacer es el empeño en buscar la perfección. ¿Por qué hay tanta obsesión con buscar la mejor opción y no una que sencillamente sea buena? ¿Qué dice esto de nuestros tiempos?
R: Los medios, la vida diaria, pone enfrente otras vidas que parecen perfectas, otras maneras de vivir de gente de éxito, feliz, que tiene 1.500 amigos en Facebook. Estamos obligados a confrontar nuestra vida con la realidad de los demás, y eso nos empuja a ser mejores no para nosotros, sino porque los otros lo son. Es un asunto contemporáneo y es horroroso, porque no existe la perfección, somos todos diferentes y los ejemplos que tratamos de evitar son falsos e inventados. Es algo muy peligroso, se ve con la juventud, hay una presión emotiva sobre ellos ahora. Ser joven hoy es muy difícil y las redes sociales no les ayudan a conseguir un equilibrio personal. Es un mundo de fantasmas.
P: Dejaste la banca por el cine hace casi 40 años. ¿Qué te llevó a tomar ese camino?
R: Fui banquero entre los 23 y 26 años. Cuando era adolescente las chicas de Milán no me querían para nada y entonces pasé todas mis noches y días en la cineteca italiana viendo las mejores películas del mundo de todos los países. Me enamoré del cine. Cuando llegó el momento en que empezaba a tener éxito en la carrera como empleado de banca decidí salir para no pasar allí toda mi vida. De un día para otro dejé mi oficina con mi secretaria para llevar vasos de agua para el equipo de una película.
Hay cine y televisión de calidad, más respeto por el trabajo del guionista, pero no hay riesgo", lamenta el cineasta
P: Desde entonces, ¿qué ha cambiado en mundo del cine y del audiovusial? ¿Existe la misma libertad o las grandes corporaciones reducen el margen de maniobra?
R: Yo ya hice mi carrera en el cine, no me preocupo mucho por lo que quiero hacer yo, pero me preocupa que los jóvenes que llegan al cine ahora y buscan un lenguaje y un viaje personal no tengan la misma libertad que teníamos hace 30 años. Entre las plataformas y los estudios, las inversiones en el cine no quieren el riesgo y no sé si un Almodóvar hoy en día tendría la oportunidad de empezar con sus pequeñas películas y convertirse en el Almodóvar que todos conocemos y amamos. Es un problema porque hay cine y televisión de calidad, más respeto por el trabajo del guionista, pero no hay riesgo.
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