La última polémica del Gobierno, suprimiendo el Premio Nacional de Tauromaquia, define su método militante de concebir la política. El ministro Urtasun considera la fiesta nacional como un vestigio del pasado, que interesa solamente a una minoría menguante, así que se atreve al acto simbólico de suprimir un galardón. También considera que los toros son tortura, pero podemos apostar (incluso poner la mano en el fuego) al hecho de que no va a tocar nunca un pelo a los sanfermines, una fiesta de gran impacto internacional, celebrada en una alcaldía de Bildu. Su ministerio no funciona como espacio de defensa de la red cultural de España sino como cuartel militar de su guerra contra lo que considera "extrema derecha" (un espacio político cada vez más equivalente a "gente que no vota Sumar o al separatismo", para entendernos).
Desde fuera parece una ofensiva, pero es solo una performance, con muchas posibilidades de volverse en contra de quienes la han montado. Nada más anunciarse la medida, el presidente socialista de Castilla La Mancha, Emiliano García-Page, anunció que asumía la responsabilidad de mantener vivo el premio, con ayuda de quien se apuntase. Enseguida se sumaron Isabel Díaz Ayuso desde Madrid y Jorge Azcón desde Aragón. Es sencillo adivinar de qué lado está el vicepresidente y consejero de Cultura de Valencia, Vicente Barrera, extorero muy centrado en la batalla cultural, así como el muy taurino consejero de Cultura de Castilla y León, Gonzalo Santonja. Demasiado frente para Ernest Urtasun, que siempre ha sido un peso pluma en la política española. Recordemos que Iceta también quiso posicionarse contra la fiesta y terminó incluyéndola en el bono cultural (por dictamen del Tribunal Supremo) y acudiendo con Felipe VI al último San Isidro.
¿Cuál ha sido el destino de las plazas cerradas en Barcelona? En el caso de Las Arenas, convertirse en centro comercial
Por cada desafío progresista, pensado por movilizar a los suyos, se da un fuerte efecto rebote del campo político contrario. Muchos particulares contestaron estos días con fotos de plazas llenas o recordando la lista de artistas españoles fascinados por la tauromaquia, desde Picasso a Enrique Morente y desde Lorca a Miquel Barceló, pasando por el propio Camarón de la Isla, un torero frustrado. Ahora mismo la gira de 40 aniversario de Isabel Pantoja recorre España y uno de los momentos más memorables es ver a una media de diez mil personas por noche cantando a voz en cuello "Marinero de luces”. No hay que ser Nostradamus para saber que este San Isidro y festejos similares serán un momento de reivindicación de nuestras tradiciones seculares frente a las frivolidades contraculturales del gobierno.
Toros o compras
Quien más lejos ha llegado en sus comentarios es Antonio Maestre, tertuliano de La Sexta, que propuso en directo “que se lleve a los colegios a corridas y escuchen el sufrimiento del animal". En realidad, se trata de una excelente intuición, ya que partiendo de la fiesta nacional se puede explicar a los adolescentes muchos de los ejes que estudian en distintas asignaturas. Por supuesto, como hemos dicho, es crucial en la cristalización de la cultura nacional, desde Rafael Alberti a Carlos Saura o el flamenco, pero también para el arte más moderno. En los años ochenta, las Ventas se llenaba con las tribus de La Movida, deseosas de presenciar la elegancia de Rafael de Paula y de Antonio Chenel "Antoñete". No solo eso: en los últimos años se ha hecho viral una entrevista de Quentin Tarantino en el podcast de Joe Rogan donde explica que la salvaje primera escena de "Matador", cinta de culto de Pedro Almodóvar, fue clave para encender la valentía y la incorrección política del cine estadounidense de los años noventa.
Los toros, sin duda, también pueden usarse para estudiar filosofía, pues ponen el juego el valor de la vida y la muerte y el enfoque de cada individuo al enfrentarlas. Son excelentes para la biología, ya que el toro de lidia es el centro de todo un ecosistema (las dehesas) que la res articula y sostiene (ecosistema sostenible avant la lettre). La singularidad de esta variante taurina se hace evidente en la plaza: mientras casi todos los animales retroceden ante una agresión humana, el toro bravo responde plantando cara. De ahí su valor para este arte. Disfrutar de un paseo por Las Ventas, icono del estilo neomudejar, también es una lección de historia de España, como son la orquesta con sus pasodobles, los trajes de luces y la riqueza de los ritos del público. ¿Cuál ha sido el destino de las plazas cerradas en Barcelona? En el caso de Las Arenas, convertirse en centro comercial, una excelente metáfora delo que nos jugamos. Ya solo nos quedan unos pocos espacios públicos al margen de la publicidad: templos, cementarios, plazas de toros y nuestros propios hogares, cuando sabemos protegerlos.
¿Qué va a conseguir la campaña de desprestigio de Urtasun? Lo más probable es que termine en un potente efecto rebote del pueblo español defendiendo sus fiestas frente a las élites progresistas y sus ansias de homogeneización cultural. Tras el referéndum catalán, llegó la revolución de los balcones, que lucían con orgullo rojigualdas; tras las ampliaciones de plazos defendidas por el feminismo, rebrotó el movimiento antiabortista global; tres el cosmopolismo de bajo coste, vivimos una pujanza patriótica y soberanista que no parece que vaya a disolverse pronto. Los toros son importantes, pero dentro de un marco mucho más amplio.
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