Cultura

De Valencia a las trincheras de Ucrania: la historia de una canción contra la guerra

Oleksandr Remez acaba de publicar, junto a la banda valenciana Santero y los Muchachos, la canción "A mallow flowery rain" (Una lluvia de flores de malva), un canto a la paz compuesto en la distancia

  • Santero y Los Muchachos y Remez

Cuando se presenta al otro lado de la pantalla, Remez antecede su condición de artista a la de miembro del ejército ucraniano "soy un músico de Ucrania... y soldado, como podéis ver”. Enfundado en su ya no tan nuevo uniforme y con la bandera azul y amarilla luciendo en el hombro derecho, el cantautor de Kiev cuenta, desde algún lugar indeterminado del país, que él está bien, aunque “muchos de los míos están en muy malas situaciones, algunos incluso han muerto”.

Oleksandr Remez acaba de publicar, junto a la banda valenciana de rock reposado "Santero y los Muchachos", la canción “A mallow flowery rain” (Una lluvia de flores de malva), un canto a la paz compuesto en la distancia.

Una canción en la distancia

La ocasión da pie a charlar, también, con Miguel Ángel Escrivá, cantante y bajista del grupo valenciano. “La música es una contradicción, porque es capaz de desconectarte y de conectarte”, cuenta ante una pregunta sobre si la música es un arma efectiva contra la guerra. “A veces, con tus problemas, necesitas desconectar con la música, que te permite conectarte con tus emociones, que a su vez te desconectan de la realidad. En este sentido lo que queríamos era transmitir una sensación placentera, sin que se nos llenara la boca dando todas las esperanzas en una canción. Es imposible que una canción pueda solucionar nada, pero si sensibilizarnos y hermanarnos con este motivo con el que todo el mundo desea encontrarse que es la tranquilidad y la normalidad”.

Incluso en el frente de batalla, cuando los disparos se detienen puedes escuchar a los pájaros cantar

Y es que “A mallow flowery rain” no es una pretenciosa canción con grandes alegatos, sino un canto sencillo que pone de relieve el valor de lo pequeño y lo cotidiano, especialmente cuando lo echas en falta: “Cuando tu vida no es la vida cómoda que esperabas, no es la vida que habías soñado, levanto la cabeza y miro al cielo y pienso en lo bello que es el mundo”, afirma Remez. “Incluso en el frente de batalla, bajo las bombas rusas cayendo cada medio minuto, cuando los disparos se detienen puedes escuchar a los pájaros cantar, y es precioso, cuando te duchas, es como estar de vacaciones”, dice, sonriente, mientras levanta la cabeza.

El videoclip que acompaña a la canción y que muestra una videollamada entre los dos artistas, habla mucho del proceso para dar forma a una colaboración musical a 2500 kilómetros de distancia y con una guerra en medio, “ha sido amargo y bonito a la vez”, comenta Miguel Ángel. “Fue tedioso por la distancia y por el idioma, porque nos veíamos en inglés y siempre hay matices que se te pasan, la espontaneidad que se pierde al querer transmitir según qué cosas, y por su situación... porque nos preocupaba cada vez que no contestaba una llamada o a un WhatsApp y lo primero que hacíamos cuando hablábamos con él era preguntarle cómo estaba”, reconoce.

Finalmente, decidieron que cada uno cantaría sus estrofas en sus lenguas nativas (castellano y ucraniano) para no perder esa espontaneidad, dejando el inglés para el estribillo compartido con el que culmina la canción que casi invita al público a seguir coreándolo a capella dando palmas: “palabras y melodías, las lanzaremos al aire sobre cualquier miedo, una lluvia de flores de malva” en honor a la flor que en la cultura ucraniana simboliza las raíces y el hogar y que suele decorar las macetas en los patios y jardines del país.

Nosotros le empezamos a seguir por una cuestión musical (…) cuál fue nuestra sorpresa al ver que meses después él era ucraniano y estaba en guerra

Santero y Los Muchachos, que publicaban este mismo año su flamante disco doble “Royal Cantina” han querido rodearse de algunos de sus colegas (como Nacho Tamarit de Los Zigarros o Ángel Vela de INC) para la grabación de este tema. Miguel Ángel habla de la posibilidad de desvirtualizar la canción y tocarla junto a Remez en alguna ocasión: “Si, sería un bonito final de la historia, significaría que todo aquello ha terminado” confiesa afirmando que la prioridad actual de su compañero ucraniano es permanecer en el país, “no hay que olvidar que nosotros le empezamos a seguir por una cuestión musical. Nos gustaba su voz, nos gustaba su aspecto rocker, de rocker de la Europa Oriental que nos llamaba la atención, por eso empezamos a seguirle... cuál fue nuestra sorpresa al ver que meses después él era ucraniano y estaba en guerra. Quitando todo este trasfondo, al final es un músico con el que nos encantaría poner en contraste lo que sabes de música, jugar a tocar temas clásicos y conocerle más musicalmente”, afirma.

Miguel Ángel no contempla introducir esta canción en su repertorio de directo junto a Santero y los Muchachos porque “es una pequeña isla en nuestro cancionero. Un tema que ha nacido de esta situación, con él y sólo tiene sentido en un contexto así, con él”, asegura.

Agradecimiento desde las trincheras

Aunque se le ve cansado y haciendo pausas largas al hablar, Remez no pierde la oportunidad de agradecer la ayuda recibida por Ucrania desde otros países “es muy importante” afirma, “agradezco mucho la ayuda de los países que están refugiando a nuestra gente, a las mujeres y a los niños y que nos están dando ayudas económicas o militares”.

Cuando ves o escuchas algo dices “¡Joder, lo puedo hacer!” o quizá sólo me apetece bailar un rato

Sorprende el optimismo de un músico que ha cambiado su vida de una manera tan radical en tan poco tiempo, “es muy triste que no tengamos otra oportunidad más que luchar, pero lo haremos, porque es nuestro hogar y creo que cualquiera haría lo mismo” asegura con convencimiento, “en mi opinión no importa como de difícil sea ahora porque, algún día, será fácil, si es que sigues vivo, será tan fácil y tan guay, porque la vida es una cosa de subidas y de bajadas, y ahora para nosotros es una bajada, pero subiremos en algún momento, estoy seguro” dice en un alegato lleno de esperanzas, como aquel que sólo puede sostener alguien que ha perdido mucho. “Creo realmente que el arte ayuda, porque el arte es para el alma y, a veces, para la mente.” comenta con tono pausado, “cuando ves o escuchas algo dices '¡joder, lo puedo hacer!' o quizá sólo me apetece bailar un rato” dice con una amplia sonrisa.

La canción, que vio la luz de manera oficial el pasado viernes 16 de diciembre, ha sido grabada (salvo las voces del músico ucraniano) en los Jazztone Studios de Valencia de la mano de Manuel Tomás.

Tocando en la cárcel

Semanas antes, Santero y los Muchachos daban, al más puro estilo Johnny Cash, un concierto para los reclusos del Centro Penitenciario de Castellón II, “En dos semanas estamos haciendo un poco el Santa Claus” afirma divertido Miguel Ángel, “La experiencia fue muy parecida a la de Remez, nosotros no sabemos porque está la gente allí pero si que sabemos que, como personas que son, lograron desconectar, y los halagos que nos dijeron nos sacaron las lágrimas, nos dijeron cosas súper bonitas sobre la conexión con la vida que habían tenido en ese momento” asegura el cantante.

El repertorio de Santero y los Muchachos, que ya cuenta con tres álbumes de estudio, tiende a cantarle a lo universal de la vida, el amor y la camaradería. Le preguntamos a Miguel Ángel qué le diría a los señores de la guerra. “Yo, personalmente, no puedo entender la patria como algo prioritario” comienza, “No creo que nadie en caso de estallar una guerra fuera a enfundarse en un traje militar y coger un rifle antes que el carro de tus hijos y salir por patas... Entonces, desde ese poco sentido patriótico, solo puedo decir que no entiendo como después de tantas guerras y conflictos bélicos, parece que no hemos entendido nada” asevera con seriedad. “Al principio, el estribillo decía algo así como “una vez más, hagamos lo que siempre solemos hacer, bombardear la paz”, en un sentido más irónico. Y fue Remez quién me dijo 'por favor, no mencionemos las bombas, no sabéis bien lo que es eso'. Para mí era decir que no aprendemos nada, que nos gusta mucho la Navidad, nos gustan mucho los buenos gestos, pero al final somos los primeros en sacar los dientes. Con lo cual desde mi condición de músico y de poco patriota, no puedo decir nada más, no puedo entender ni transmitir soluciones. Lo único que puedo transmitir es tristeza y extrañeza, me resulta muy marciano” concluye.

Santero y los Muchachos comenzará una nueva gira a partir de enero que les llevará a rodar por las principales ciudades del país.

Mientras, al otro lado de Europa, Oleksandr se desdide: “¡paz y victoria!” afirma, y hace una pausa, “o victoria y paz” concluye, con la esperanza de volver a agarrar su arma preferida, la que no viste balas sino cuerdas de metal”.

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