El verano del año 2000 llegaron a España los restos mortales de dos españoles, una madre y su hijo de 14 años, que fueron apaleados hasta la muerte presuntamente a manos de unos ladrones en el valle de Kulu, en India, una zona conocida como el "Triángulo de las Bermudas" de los mochileros. Desde principios de los años 90 han desaparecido en esta zona casi una treintena de viajeros. Las paredes de los pueblos están llenas de fotos de jóvenes a quienes nadie ha vuelto a ver tras visitar este enclave idílico del Himalaya y que se esfumaron sin dejar rastro alguno.
En este contexto está ambientada la película Valle de sombras, el nuevo proyecto de Salvador Calvo, que se inspira en algunas de las historias misteriosas de desapariciones en estas montañas para crear una ficción de aventuras, suspense y drama protagonizada por el actor Miguel Herrán, conocido por su papel en la serie popular Casa de papel, a quien acompañan en el elenco las actrices Susana Abaitua y Alexandra Masangkay.
El director de películas como 1898. Los últimos de Filipinas (2016) o Adú (2020) viajó a India en 2000 y descubrió que incluso las guías de viaje alertaban de los peligros de esta zona, que "tiene un clima más tropical que el resto al estar irrigada por aguas termales, donde hay un balneario y una zona sagrada para los hinduistas, y que además acoge una comunidad budista en el exilio", según ha explicado a Vozpópuli en una entrevista con motivo del estreno de esta película este viernes en los cines.
En este punto de la tierra "tan religioso", las condiciones climatológicas propician el crecimiento espontáneo de marihuana, que aparece de "manera natural y salvaje". Esto atrae, por un lado, a los veinteañeros que disfrutan de un año sabático antes de empezar la universidad y que asisten a todo tipo de "raves", pero también a las redes de narcotraficantes, por lo que las hipótesis de esas desapariciones se multiplican. ¿Eran personas que rompían su pasaporte y se quedaban allí a vivir? ¿Eran conflictos de drogas o riñas con la población local, a quienes causan molestias?
El equipo técnico y artístico tuvo que renunciar a la comodidad de otros rodajes y estar dispuesto a dormir en lugares "incómodos" y a pasar "frío"
El rodaje de Valle de sombras contó con "cinco millones de euros de presupuesto", una cifra "elevada" si se tienen en cuenta las cantidades que habitualmente maneja el cine español, pero muy reducida si se compara con los números de otras filmografías. "Para hacerla cómodamente habríamos necesitado el doble o el triple", ha reconocido Calvo sobre el rodaje, que tuvo lugar en el Himalaya.
A esto se sumaron unas condiciones físicas duras que exigían contar con un equipo técnico y artístico que fuera consciente de que no se iban a alojar en "hoteles de tres estrellas". Todos ellos eran "enamorados de la aventura" y estaban dispuestos a permanecer en lugares "incómodos" y a "pasar frío".
Tal y como recuerda, tuvieron retrasos con los visados y la nieve iba desapareciendo de los escenarios naturales que escogieron para Valle de sombras, lo que les obligó a desplazarse y alcanzar cada vez más altitud, hasta llegar a los 6.000 metros, "por encima del campamento base del Everest". El casting, pues, tuvo como requisito fundamental la "renuncia a la comodidad de un rodaje normal".
Valle de sombras y la literatura de viajes
"No creo que se den muchas más circunstancias para hacer una película española así", ha presumido el director de esta cinta que, a diferencia de otras grandes producciones como Kundun (1997), de Scorsese, rodada en el norte de Marruecos, o Siete años en el Tíbet (1997), de Jean-Jacques Annaud, filmada en Los Andes, Valle de las sombras sí se ha rodado en el entorno natural en el que sucede la acción.
Salvador Calvo llegó al cine tras una larga trayectoria en televisión. El rodaje de su primera película, 1898. Los últimos de Filipinas (2016) tuvo lugar en parte en Guinea, mientras que en Adú (2020) -película con la que ganó cuatro premios Goya- viajó a Benín, en África. Aunque el cineasta asegura que no busca el paisaje exótico "como un sello", asegura que allí ha encontrado las historias que le gustan y que beben de su interés desde pequeño por la "literatura de viajes", especialmente por autores como Julio Verne, Joseph Conrad o Mark Twain.
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