A lo largo del año que termina, la consigna recibida por el Ministerio de Cultura de Miquel Iceta ha sido la de "descolonizar los museos". Dicho con otras palabras; tratar la relación de España con Hispanoamérica como la de una potencia depredadora con unos territorios depredados. Ni que decir tiene que este enfoque es solo una triste derivada de la lamentable Leyenda Negra, que el PSOE ha comprado a granel, como parte del 'pack' de la cultura 'woke'. El problema, por desgracia, no se queda ahí, sino que se completa con actitudes tan rechazables como la inacción respecto a cualquier pieza de nuestro patrimonio saqueada en territorio nacional. Esta semana hemos tenido otro ejemplo palmario.
Hablamos de un retrato de Isabel de Borbón que se calcula fue pintada en la década de 1630. Estaba destinada a convertirse en el cuadro más caro del consagrado artista del barroco español. Su precio de salida era de 32 millones de euros (35 millones de dólares), pero fue retirada por la firma Sotheby's sin ninguna explicación, alentando las sospechas de diversos expertos en arte que podría haber sido adquirida por un gran museo estadounidense. "Cerrada la oferta", dice ahora la web de la casa de subastas.
¿Es legítimo que Sony use a su antojo nuestros tesoros culturales para propósitos comerciales?
El retrato tiene una trayectoria digna de un thriller histórico: durante muchos años, estuvo expuesta en el palacio del Buen Retiro de Madrid, junto al de Felipe IV vestido de negro, pero "tras la invasión de Napoleón Bonaparte en territorio español en 1808 fue trasladado a Francia y expuesto en la galería española del rey Luis Felipe I en el museo del Louvre", informa la Agencia Efe. ¿Descolonizar los museos no incluye recuperar piezas robadas a España? Parece que no existe esa voluntad política. Más peripecias: en 1838, el cuadro fue vendido a Henry Huth, un banquero y coleccionista de libros, y permaneció en manos de su familia hasta que esta lo vendió en 1950. Aquella fue última vez que estuvo en una subasta pública antes de pasar en 1978 a una colección familiar privada de la que Sotheby’s no ofreció más detalles.
Velázquez, saqueadi
En lugar de defender nuestro patrimonio histórico, el gobierno de Pedro Sánchez ha cedido el Museo del Prado para que Sony Pictures lo utilice como photocall en el lanzamiento de la fallida superproducción Napoleón, de Ridley Scott. La cinta, que ha cosechado sobre todo críticas negativas, tuvo a su disposición nuestra mayor pinacoteca para realizar un vídeo de autobombo histórico, a pesar de que su guion ignoraba olímpicamente la derrota napoleónica en nuestro territorio (y los saqueos previos perpetrados a nuestra costa).
El Prado presume así de la operación en su página web oficial: "Este vídeo y su making of han alcanzado 1,2 millones de reproducciones en las redes sociales del Museo del Prado. Solo en X, antes conocido como Twitter, el making of se ha reproducido en 429.000 ocasiones y el vídeo, producido por webneo.es en más de 620.000". Joaquim Phoenix ni siquiera participó en la operación, así que la productora se limitó a ceder su traje para que lo vistiera un intérprete desconocido. ¿Es legítimo que Sony use a su antojo nuestros tesoros culturales para propósitos comerciales? La polémica está servida y seguramente dará mucho que hablar a partir de ahora.
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