Cultura

El verano en que Sinatra se enfadó con España: "No volveré jamás a ese maldito país"

Sinatra mintió. Sí lo hizo. Volvió. La historia es vieja y veraniega. Es la estampa de un siglo que comienza a quedar demasiado lejos. 

Todo ocurrió en verano de 1964, el año en que España ganó a la Unión Soviética con gol de Marcelino, Franco celebraba el 25 aniversario del régimen y en la casa de veraneo de Jaima Gil de Biedma en Nava de la Asunció, un joven Juan Marsé hacía las correcciones finales a sus Últimas tardes con Teresa.  En la Costa del Sol los edificios crecían como setas, regados por la idea del turismo como una modalidad de progreso.  Torremolinos se convirtió en una pasarela, literal y metafóricamente. No hubo personaje del cine, la moda, las artes o el espectáculo que no se dejara ver por allí. España era entonces un plató para buena parte de las productoras de Hollywood, así que sus díscolas estrellas se dejaban ver por sus hoteles de lujo, aireando sus excentricidades. Frank Sinatra fue uno de los tantos que pasaron por ahí. 

Sinatra, que ya llevaba estela de estrella, modales de canalla y prontuario de Rat Pack, se encontraba en España para rodar El coronel Von Ryan, en Málaga. Una noche fue a cenar a La Parrilla, el conocido restaurante de El Pez Espada, el primer hotel de lujo y trapío que se levantó en la Costa del Sol, un lugar por el que pasaron Charlton Heston, Orson Welles, Elizabeth Taylor y Ava Gadner, también Claudia Cardinale, Alain Delon, Sofía Loren y hasta el mismísimo general  Juan Domingo Perón. A la salida del restaurante, un periodista del diario Pueblo intentó hacerle una foto. El asunto incomodó bastante a Sinatra, quien terminó propinándole unos cuantos puñetazos. El asunto terminó en comisaría y Sinatra tuvo que pagar una multa de 25.000 pesetas, el equivalente en la actualidad a 4.634 euros. 

No tuvo Sinatra una historia del todo afortunada con España, al menos a juzgar por sus ataques de celos con los toreros que pretendían a Ava Gardner - a quien vino a buscar aquí, en 1950, y con la que se casó un año después- así como sus no pocos disgustos, altercados y demás broncas. "Jamás volveré a ese maldito país", dijo aquel agosto de 1964 a su llegada al aeropuerto al que acudió escoltado por la policía. Tras su promesa furibunda, llamó dictador a Franco y se marchó con la intención de no volver. Pero volvió. Tardó varios años, pero lo hizo. Regresó en 1986 para actuar en el Santiago Bernabéu y seis años más tarde a Barcelona con su Diamond Jubilee Tour.

Aquella fue una de las muchas anécdotas que tuvieron lugar en la Costa del Sol y su habitante más distinguido: el Pez Espada , un hotel que sorprendió por su estética modernista en medio de La Carihuela, una zona de pescadores de Torremolinos donde hombres como Sinatra acababan las fiestas a puñetazos y seres mitológicos como Brigitte Bardot paseaban descalzas por la calle San Miguel, la vía más transitada de la que se cuenta, entre las anécdotas de la época, la existencia de una joyería que exhibía sobre el cuello de un gato  los collares de brillantes y demás gemas. Torremolinos era una fiesta. O incluso algo más. Aunque Sinatra no lo vio tan claro aquel verano. 

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