Cultura

Verdi y su Don Carlo, el secesionista enamorado

El Teatro Real abre su temporada número veintitrés con el clásico verdiano, una producción de la Opera de Frankfurt que podrá verse del 18 de septiembre al 6 de octubre

No era el infante Carlos el dechado de virtudes que retrató Friedrich Schiller y Giuseppe Verdi volcó en la ópera que compuso basándose en la obra del alemán. El hijo del rey Felipe II estaba muy lejos de ser el héroe romántico y acongojado por un amor imposible, aquel que organiza la secesión de Flandes para rebelarse contra el espíritu inquisidor de su padre. Carlos, a quien Juan Eslava Galán describió como un psicópata y un conspirador, se convierte en esta obra en un ser épico y libérrimo.

La leyenda negra contra España, urdida desde Flandes contra el imperio de Felipe II, atravesó los pasillos de la propaganda y la historia hasta convertirse en la ópera más ambiciosa de Verdi, la misma con la que el Teatro Real abre su temporada 2019-2020, en una producción de la Ópera de Frankfurt, basada en la versión de Módena compuesta por cinco actos y traducida del francés original al italiano.

Don Carlo, la ópera número 23 de las 26 que compuso Verdi, es la más larga de su carrera. La sometió a varias  revisiones profundas. Escrita originalmente para la Ópera de París, Verdi no quedó del todo satisfecho con el resultado. Durante casi veinte años, desde su estreno en 1867 hasta 1886, escribió diferentes versiones intentando encontrar el equilibrio dramatúrgico y musical de la partitura.

Un Austria idealizado 

La obra Don Carlo, Infante de España narra la rivalidad entre Felipe II (el hijo de Carlos I de España y V de Alemania) y su primogénito, Carlos II. La causante de este enfrentamiento es el amor por Isabel de Valois, prometida con Carlos II, pero luego casada con Felipe II por una razón política: para mantener la paz entre Francia y España. Instigado por el Gran Inquisidor, Felipe II encarcela a Carlos, liberado por el pueblo. Entre medias, pende la infidelidad y el supuesto adulterio de Isabel con su hijastro.

Tanto Schiller como los libretistas de la ópera de Verdi, François Joseph Méry y Camille du Locle, construyeron una historia de amor, celos, traición y venganza que distorsiona, desde el punto de vista estrictamente histórico, los hechos que la inspiraron, aunque musicalmente desarrolla una de las mayores composiciones verdianas. Hubo quienes, como Albert Boadella en El Escorial, cambiaron el punto de vista del argumento, aunque no siempre con el mejor resultado musical.

La obra de Schiller ya había inspirado tres óperas anteriores: Giovanna D´Arco, I Masnadieri y Luisa Miller

En Don Carlo, Verdi retoma sus temas recurrentes: la lucha entre los sentimientos íntimos y el deber político, el ansia de libertad frente al poder, la relación entre padres e hijos, amigos y amantes, una mezcla de la vida privada y pública en constante tensión. Es justo el ímpetu romántico de Friedrich Schiller lo que movilizó a Verdi para crear esta ópera, a partir del drama Dom Karlos, Infant von Spanien, del dramaturgo alemán y cuya obra ya había inspirado a Verdi en tres óperas anteriores: Giovanna D´Arco, I Masnadieri y Luisa Miller.

Don Carlo, en el Real

Entre los días 18 de septiembre y 6 de octubre, el Teatro Real ofrecerá 14 funciones de Don Carlo. Al frente del coro y la orquesta del Teatro Real estará Nicola Luisotti, director musical asociado del coliseo madrileño, quien tras dirigir la temporada pasada Turandot, alcanza su cuarto título verdiano en Madrid. "Musicalmente, esta ópera es un milagro. Todos los números y versiones de Verdi superan a las anteriores. Cuando la belleza ocurre así, de manera continua, comienzas a pensar que lo que hizo no es del todo humano", comentó el director.

La dirección artística correrá a cargo de David McVicar, quien, a partir de la versión de Módena, que se conoce como la última tras la de París, Milán, y que consta de 5 actos, genera un montaje con énfasis histórico. Con ésta son ya cinco la óperas que dirige además de Otra vuelta de tuerca (2010), La Traviata (2015), Rigoletto (2015) y Gloriana (2018). El decorado monumental, gélido, opresivo y simbólico, pertenece a Robert Jones, quien procura hacer visible el enorme peso del poder religioso y político que caracterizó el reinado de Felipe II y que se completa con los suntuosos vestidos diseñados por Brigitte Reiffenstuel.

"La libertad de unos personajes está siempre coartada por el poder de alguien más"

Como en la producción de Gloriana, de Benjamin Britten, representada ya en Madrid durante el año 2018, McVicar, Jones y Reiffenstuel procuran una atmósfera imponente y rotunda que permita reflejar la introspección psicológica de los personajes, sus sentimientos contradictorios y complejos. "Esta es una ópera acerca de la libertad y en la que la libertad de unos personajes está siempre coartada por el poder de alguien más", planteó McVicar durante la presentación de la ópera en el teatro Real.

El Don Carlo del Real contará con tres repartos, cuyos cantantes se alternarán en los papeles del sexteto protagonista: Marcelo Puente, Andrea Carè, Alfred Kim y Sergio Escobar como Don Carlo; Maria Agresta, Ainhoa Arteta y Roberta Mantegna como Elisabetta de Valois; Luca Salsi, Simone Piazzola y Juan Jesús Rodríguez como Rodrigo, marqués de Posa, y amigo del infante Carlos; Ekaterina Semenchuk, Silvia Tro Santafé y Ketevan Kemoklidze como princesa de Éboli; Dmitry Belosselskiy, Michele Pertusi y Dmitry Ulyanov darán vida a Felipe II; y Mika Kares y Rafał Siwek harán las veces de El Gran Inquisidor.

'El príncipe Don Carlos', de Sánchez Coello Alonso.

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