Viggo Mortensen debutó en la dirección en 2020 con la película Falling, un drama familiar notable en el que un padre anciano de 80 años de modales rudos se muda a casa de su hijo, donde busca un lugar para pasar el resto de sus días. Aquella película le sirvió al actor para reflexionar sobre el paso del tiempo, sobre la vejez y también la familia, al tiempo que exploró la empatía, la ternura y el perdón. Ahora, desde otra perspectiva y en un tiempo pasado, regresa a la dirección con un western ambientado en la guerra de la secesión en Estados Unidos con el que explora de nuevo el papel de la bondad en el mundo.
Hasta el fin del mundo es el título de su nueva película, que él mismo protagoniza junto a la actriz luxemburguesa Vicky Krieps. Ella da vida a Vivienne Le Coudy, una mujer independiente que inicia una relación con Holger Olsen (Mortensen). Después de encontrar una casa en la que comenzar una vida juntos, él se alista en el ejército y ella se queda sola en la pequeña casa que comparten, cerca del terrateniente Alfred Jeffries y su violento y descarriado hijo Weston Jeffries.
A pesar de los asuntos que aborda esta película, Viggo Mortensen destaca que no se trata de una película política. "No es mi punto de partida porque no me ayuda a contar tener un posicionamiento político e ideológico activista y conceptual. A los actores no les puedo ayudar con esto, porque no puedes actuar una idea, eso es algo muy intelectual. Es cuestión de comportamiento, de emoción, de justificación sobre lo que ha pasado a ese personaje y lo que le ocurre en las escenas. No nos sentamos y lo analizamos, aunque hay directores que hacen eso", ha dicho durante un encuentro con la prensa en el que ha estado Vozpopuli.
"Cada vez que cuentas una historia en la que interactúan seres humanos, si es creíble no importa dónde se haga ni en qué época, porque va a dar para pensar en tu momento actual o en tu sociedad, sin que lo tenga que idear", ha afirmado Viggo Mortensen.
Viggo Mortensen señala que el personaje que interpreta Vicky Krieps es "inusual" en los westerns, porque "no es una dueña de un gran rancho, una ladrona, una fuera de ley, una bandida o una loca que mata a todo el mundo", sino "una mujer bastante ordinaria con un coraje y una esencia cotidianas, pero testaruda, con una fuerza interior y una libertad de pensamiento". "Me gustaba explorar también lo que les ocurre a las niñas y las mujeres cuando sus padres o sus hijos se van a las guerras, eso no se ve nunca en los westerns ni en ningún género. Nos quedamos con ella y vemos las consecuencias", apunta.
Según ha confesado, la "inspiración" de este personaje fue "su madre y su personalidad", pero reconoce que también le influye todo lo que ha visto en su infancia y lo que está viendo en la sociedad en "los últimos años" sin pensarlo demasiado, e insiste en que no parte de un concepto político cuando se le pregunte por la forma en la que ha podido calar el Me too en cómo se muestran los personajes femeninos.
En su caso, Viggo Mortensen interpreta a un hombre idealista y una buena persona que acude voluntario a una guerra por una causa que considera noble y, sin embargo, regresa desilusionado. "A pesar de todo lo que he visto en mi vida -cosas buenas y cosas malas- y todo lo que veo en la sociedad (...) creo que soy generalmente optimista", ha dicho.
"Aunque hay gente que ha entendido que puede llegar lejos a corto plazo a través de la mentira, la mentira es lo más dañino para cualquier relación de pareja, de hermanos o entre políticos y ciudadanos, y entre países y gobiernos"Viggo Mortensen, actor y director
El actor y director hace referencia, entre otros asuntos, no solo a las "guerras" sino, "sobre todo", a la "promoción de la mentira, la desfachatez y la falta de vergüenza" que a su juicio "tiene la clase política". "Aunque hay gente que ha entendido que puede llegar lejos a corto plazo a través de la mentira, la mentira es lo más dañino para cualquier relación de pareja, de hermanos o entre políticos y ciudadanos, y entre países y gobiernos. La mentira es lo más dañino que hay, surge la crueldad, la violencia y las guerras". Se puede hacer algo pero lo primero es mirar a la cara", sostiene.
Como en los mejores westerns clásicos, los paisajes son protagonistas en esta película. La flora, los lugares o el clima tenían que ser creíbles para pensar en un lugar concreto, según explica Mortensen, aunque huyó en todo momento de la tentación de llamar la atención desde la fotografía. "Quería que fuera simple y elegante", ha señalado sobre el marco físico, un paraje en el que nunca se había filmado nunca nada, en el estado de Durango, en México. "No es lo que se ve siempre. No es Arizona, no es California, no es Nuevo México, Almería o Navarra, sino algo distinto", ha agregado.
Viggo Mortensen, Argentina y los desafíos
Preguntado por la situación de Argentina, donde vivió durante su infancia, Viggo Mortensen ha señalado que se trata de "una situación muy complicada" y que "no es la primera vez". "Los argentinos tienen mucho aguante, están acostumbrados como pueblo a sacar las papas del fuego continuamente, y a remontar y a reinventarse, y a buscar soluciones. No hay otra, es un momento muy complicado. Para unos pocos privilegiados, será conveniente lo que está pasando ahora porque se pueden meter más dinero en el bolsillo y actuar de forma impune, pero para la ciudadanía es un momento muy difícil, y para el cine argentino es terrible", ha dicho.
Sin embargo, haciendo gala del optimismo con el que ve la vida, el actor y director está convencido de que en el terreno cultural, este momento despertará "la invención, el ingenio" y se harán "películas interesantes sobre estos tiempos". "Es como una forma de resistir, de reinventarse, de contar lo que está pasando, directa o indirectamente. Las dificultades provocan soluciones inesperadas. Hacer cine, como hacer sociedad o hacer familia, es una cuestión de solucionar problemas, enfrentarse a desafíos y obstáculos cada día", ha destacado.
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