Cultura

Ramiro Villapadierna: "Bad Bunny está haciendo mucho por el español"

El nuevo director de la Oficina del Español destaca por su amplia cultura, bagaje vital y por un enfoque no clasista sobre los mecanismos de expansión de nuestra lengua

Estamos en una antigua fábrica de cerveza del barrio madrileño de Delicias, reconvertida en centro cultural. Ramiro Villapadierna, que ha venido a visitar una exposición, hace un hueco a Vozpópuli para hablar de su nuevo cargo como responsable de la Oficina del Español. "Para nuestros objetivos, no hacen falta grandes medios, que es algo que no tenemos. Lo que necesitamos es apostar por una visión, manejar contactos y poner las buenas ideas al alcance de las personas que las pueden ejecutar". Villapadierna es políglota, tiene una larga trayectoria como corresponsal de guerra y ejerce como director de la Cátedra Vargas Llosa (al día siguiente de nuestro encuentro, acompañará al Nobel peruano a su ceremonía de ingreso en la Academia Francesa). Al despedirmos, le pregunto si la Oficina del Español seguirá funcionando si hay un cambio político y él muestra su confianza en que el PSOE -"me lo han asegurado"- mantendrá la institución en caso de acceder al gobierno de la Comunidad de Madrid.

Pregunta. ¿Qué planes tiene para la Oficina del Español?
Respuesta. Lo más inmediato es que la Real Academia ha aceptado un proyecto nuestro para llevar al Congreso Internacional de la Lengua de Cádiz. Hablo de una inciativa que todo el mundo reconoce que es muy bonita, entretenida y divulgativa, referida a los distintos acentos del español. La idea es que todos los acentos caben en Madrid y que todos los acentos caben en el español, una lengua especialmente generosa, que no clasifica a las personas ni las encuadra en el plano social, académico y comarcal.

P. Al contrario que el inglés...
R. Encuadrar lo hacen el inglés, el alemán y las lenguas del norte de Europa. El español, en cambio, tiene esa característica de ser una lengua especialmente comunicativa, más allá del perfeccionismo. Espero que no se me interprete mal: está bien el perfeccionismo, pero básicamente un extranjero con doscientas palabras de español puede moverse por veinte países e incluso hacer amigos. Intenta eso con el alemán, intenta eso con el inglés, seguramente notarás la diferencia.

P. Su proyecto, supongo, trata de evitar la noción de que hay un español ejemplar, especialmente bien hablado, por ejemplo en ciertas zonas de Castilla, como llegó a defenderse.
R. Esto nunca lo diremos demasiado alto y fuerte: el español no tiene un estándar. Eso nos distingue de otras lenguas, entre ellas el francés, el alemán y inglés. Cada hispanohablante es su estándar allí donde está. Si vives en Soria, en La Habana o en Córdoba (Argentina), tienes distintos estándares de la lengua. Por eso autoridades extranjeras me han preguntado muchas veces cuál es el alto español, como ellos señalan el alto alemán. Se trata del registro que se habla en la televisión, el que se enseña en las escuelas. Siempre hay que explicarles que no, que no tenemos. Tanto en Jalisco como en Barcelona, el español que se enseña es el estándar. Y ya está.

P. ¿Se creen lo que les dice?
R. No, no se lo pueden creer porque, insisto, las suyas son lenguas que caracterizan mucho a la persona, te etiquetan según tu acento como si hicieran un análisis de tu ADN. Por eso tener el acento de Oxford es importantísimo si aspiras a “ser alguien”. Si no vas con el alto alemán, tampoco vas a "ser alguien". Nadie en la televisión, nadie en la escuela, ninguna maestra sabe dirigirse jamás a sus alumnos en otra cosa que no es el alto alemán. Cuando los niños salen al patio hablan cada uno lo suyo pero cuando suben al aula cambian de registro. Esto no lo tiene el español y es una virtud nuestra: piensa que el español se desarrolló en el mundo cuando no había escuelas. O sea, está puramente basado en la comunicación. Yo lo necesito para comunicarme y ya está. Fíjate que nosotros tenemos un subjuntivo que, desde la persona más rica hasta la más pobre, lo manejan exactamente igual. Si yo digo “que te calles” estoy utilizando el subjuntivo y lo va a decir igual un gaucho de la Argentina que tú y yo. El español es muy poco clasificador y muy comunicador, de ahí su potencial. El subjuntivo en inglés, en cambio, denota un altísimo nivel.

P. Me han contado que domina cinco idiomas. ¿Qué otras cosas diferencian al español del resto de las lenguas que maneja?
R. Hablar hablo siete, pero puedo trabajar incluso en más. Es ridículo decir que hablo ruso, pero puedo entenderlo y leerlo, por eso digo que puedo trabajar en más. En español tenemos cinco vocales inamovibles, es decir, desde Valencia hasta California se dicen esas vocales exactamente igual, mientras que en los alrededores de Londres empiezan a cambiar las vocales, unos dicen “Lucky” con “o”, otros con “u” y otros con “a”, dependiendo del pueblo por el que pases.

P. ¿Está usted a favor de la educación bilingüe? Hay quienes dicen que corremos el riesgo de graduar analfabetos en dos idiomas.
R. Serán analfabetos o no más allá de las lenguas que aprendan. Personalmente soy un gran aficionado o incluso un fanático de las lenguas; me hacen muchísima gracia los distintos giros de cada una. A veces lo pienso en términos de música e instrumentos: “¿por qué no aprendes un instrumento?" A mí me gusta tocar la batería, la guitarra, el piano… Son distintos maneras de ver, acercarse e interpretar la misma música. Las lenguas son instrumentos distintos para decir lo mismo.

P. Es buena analogía la de los instrumentos.
R. Lo voy a llevar a otro punto para reflexionar, a un debate en el que no tengo una idea clara. España es el país que tiene más escuelas internacionales, ¿por qué? O sea, tenemos casi 400 escuelas internacionales y hay digamos 140.000 alumnos que van a escuelas internacionales. Eso tiene la implicación de que no nos fiamos tanto de nuestra lengua, nuestra cultura y nuetsra capacidad para articular una educación española. ¿Por qué optamos por escuelas internacionales? Creo que no es únicamente por aprender un idioma, que está muy bien, sino porque hay cierta desconfianza hacia el sistema educativo en España, hacia nuestra cultura, que es una combinación única europea y americana, y hacia la propia lengua castellana. Citamos a montones de autores extranjeros sin saber que lo han dicho antes los autores españoles. El problema es que no hemos leído a los autores españoles. Pasa en el ensayo político, pasa en el Siglo de Oro y pasa con Cervantes. Lo normal es citar a veinticinco ensayistas y pensadores internacionales antes que a Ortega. Tenemos una desconfianza importante en nuestra cultura y en nuestra lengua, eso a mí me parece más preocupante que no hablar lenguas extranjeras.

P: ¿Qué más proyectos tiene La Oficina del Español?
R: Estamos trabajando en el próximo Festival de la Hispanidad para agradecer y dar un escenario a todas las culturas americanas que tenemos en Madrid. También en el Día Mundial de la Libertad de Expresión, con las fiestas de Madrid el 2 y el 3 de mayo. Y queremos hacer de eso también un ariete por la libertad de información y de publicación. Me gustaría decir a todos los artistas y académicos que tienen problemas de cancelación en Estados Unidos, y en otras democracias avanzadas, que pueden venir a Madrid y aquí sus trabajos se van a publicar.

P: ¿Busca convertir la capital en un territorio libre de cultura de la cancelación?
R. Las industrias culturales deberían poder venir aquí para posicionarse y hacer mejor su trabajo. Nuestro objetivo es que se pueda competir con Miami y con Los Ángeles con naturalidad. Tenemos un montón de universidades y ya estamos en el radar de los jóvenes estudiantes iberoamericanos, que son los que construirán los espacios culturales futuros. Queremos que la Oficina del Español sea un portal web abierto a todas las instituciones, industrias culturales, instituciones académicas de Europa y de América. Queremos y estamos trabajando en la idea de que todo el que pasó a estudiar por Madrid pueda quedar vinculado para siempre, a través de un portal que se llame Yo Estudié en Madrid. Nuestra capital es uno de los destinos más importantes de Erasmus de toda Europa y lo es, al mismo tiempo, de los estudiantes hispanoamericanos. Aspiramos a que todos los que pasen por Madrid se conviertan en embajadores de la ciudad cuando dentro de diez, quince o veinte años estén al frente de sus instituciones, de sus países y de sus empresas.

No conocemos nuestras aportaciones en términos de avances políticos y Derechos Humanos, por eso citamos sobre todo a autores extranjeros

P. No sé si se metió usted en las redes sociales después de sus declaraciones en TeleMadrid, donde dijo que hoy en día Shakira y el reguetón estaban haciendo más por el español que el Instituto Cervantes.
R: Me metí un poquito. El otro día me entrevistaron en una televisión y las tres preguntas que me plantearon fueron sobre eso. Las formulaciones eran del tipo “¿Cómo es posible que una institución diga que Shakira enseña español? Escuche a Shakira y a ver si la entiende”. Mi respuesta es que Shakira no debe enseñar español, para la enseñanza hay profesores magníficos repartidos por todo el mundo. Lo que expliqué es cómo se difunde una cultura y cómo se difunde una lengua.

P: ¿Cómo se difunde?
R: En tu opinión, ¿ha puesto más de moda el inglés escuchar a los Beatles o la labor del British Council? Los Beatles, sin duda. ¿Por qué lo entendemos tan fácilmente cuando estamos hablando de rock, de la contracultura y de Elvis Presley pero no cuando ocurre con Bad Bunny, que ha hecho mucho por el español? El mundo entero ha aprendido a decir "Bésame mucho” por un bolero y no por una universidad. La música es un canal potentísimo porque hoy día llevamos la música con nosotros a todas partes y además nos toca puntos emocionales. Padecemos la plaga del literalismo y cuando yo hago estas declaraciones me da la impresión de que hay gente que se pone a buscar la canción de Shakira que menos se entiende para poder replicarme. Hay que pensar en Gardel, Chavela Vargas, Serrat, Sabina…la música es una de las cosas que más une a todo el mundo en Hispanoamerica. Los políticos pueden estar insultándose y exigiéndose perdones históricos pero luego se encuentran en los espacios de socialización con música, donde escuchan tango, salsa y baladas sentimentales.

P. Me parece interesante responder a la pregunta que ha formulado. Entendemos cómo funciona en el caso de los Beatles y no en el de Shakira porque sufrimos una anglofilia un poco papanatas y clasista que nos hace ver lo anglosajón como superior a lo nuestro.
R. Estoy de acuerdo. No quiero autocastigarnos, pero tiene que ver con eso. Es increíble que en medios académicos no se sepa que nuestros autores de la Escuela de Salamanca han formulado cosas a las que otros autores extranjeros no llegan hasta dos siglos después. No conocemos nuestras aportaciones en términos de avances políticos y Derechos Humanos, por eso citamos sobre todo a autores extranjeros. Antes de la angofilia el problema era el afrancesamiento, pero ambas cosas vienen del mismo complejo. Hay una frase antiquísima que dice que “sin raíces, no hay frutos”. Cuando no conoces tus raíces, lo único que estás haciendo es creer que inventas la rueda sin saber que la rueda ya está inventada.

P. Gabriel García Márquez fue muy fan de Shakira y de la música popular del Caribe colombiano.
R. Ahora mismo hay una ola puritana que nos está ralentizando, es un freno y marcha atrás al desarrollo cultural. Los veinte primeros años del siglo XXI serán recordados como el momento en el que todo se paró de alguna manera, todo se revisó, se volvió hacia atrás y ahora hay que pedir permiso para hacer cualquier cosa. La gente hiperformada no sabe si puede decir esto, si ese comentario es adecuado… Esa falta de libertad en la cultura no se ha vivido antes. El ataque cuando yo menciono a Shakira lo pongo en el orden puritano, son los mismos ataques que recibió un estilo musical como la zarabanda en el siglo XVI. La música hispana y la música en español realmente arrasa en el mundo entero y como dijo Bad Bunny el otro día el otro día en los Grammys resulta que es que ahora todo el mundo quiere ser latino, ¿no? Latino, hispano e hispanoamericano para mí son sinónimos completos, sin ideologías. Aunque, bueno, es en gran parte el pensamiento progresista el que considera estas músicas indecentes. Usan contra el reguetón las mismas palabras censores que en tiempo de Cervantes perseguían la zarabanda.

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