Primero vinieron a por las barbies y yo no dije nada, porque no era una Barbie; luego vinieron a por Mr. Potato y ya han conseguido que la juguetera Hasbro le retire el tratamiento de "señor" al tubérculo de plástico, para no traumatizar a los pobres guajes con estas cosas del género. La sección norteamericana del pensamiento unicornio está que se sale, como siempre. Tienen la fe del converso o, más bien, el cariño del progenitor B por sus criaturas, los "estudios culturales", que han integrado con éxito en múltiples campus estadounidenses. De esos polvos, este follón.
Pero no crean, dentro del capítulo infantil, no sólo el señor Patata ha sido víctima de eso que llaman eufemísticamente la "cancelación cultural". También la literatura. Una serie de títulos del escritor Theodor Geisel, conocido popularmente como Dr. Seuss, han sido retirados de la venta por utilizar términos como "ojos rasgados" para referirse a un personaje asiático. La ideología woke tienes problemas con la realidad, o con los hechos, que diría Ben Shapiro. Una creía que sólo Hergé era infrecuentable. Rindámonos a la evidencia: aunque un poquito menos, el creador del Grinch también lo es. A este paso no se salva nada ni nadie.
Aceptamos que Tintín fuera "facha" y los Conguitos un insulto a las tribus del África "racializada"; que los franceses soportaran difícilmente el dibujo de un tirador senegalés en el bote de Banania, su cacao instantáneo; que la repostería del país vecino tuviera que cancelar el clásico tête de nègre; que tenga que desaparecer el color testa di moro; y que el postre de las bodas pijas, la "tarta árabe", sea rebautizado como "tarta mediterránea". Ahora, yo sólo pido que no fuercen mucho más la máquina, por favor. Que nos den un respiro porque yo ya no gano para tanta pérdida de referencias. El antiguo mundo se desmorona y llega el brave new world.
La España Movistar
Por suerte, dentro de la Internacional unicornio, el negociado español juega en otra liga. ¡Bendito atraso secular! Las variantes de nuestro progresismo über alles se encuadran en la conocida como "España Movistar", formada por los monologuistas, guionistas y animadores radiotelevisivos de la sección Malasaña-Chueca, por algunas terminales mediáticas que no merecen mayor atención y por la reserva moral de Occidente: el actor ideológicamente comprometido. Obviamente, para que el cóctel anterior sea perfecto, faltan las militantes del 8M.
Imagine que el agricultor que cultiva el maíz de su ensalada es un padre de familia blanco, republicano y católico: usted no podría expiar la culpa ni en mil años que viviera
A éstas, cuando no pretenden sodomizar a los heteros binarios, les da por la pintura. Concretamente por los murales "feministas". Diríase que estos murales se reproducen por esporas. Hace unos meses tuvimos lío con uno situado en el distrito de Ciudad Lineal. Un mítico barrio de letras, y no de las literarias sino de las de cambio, símbolo del desarrollismo. Sobre el muro de hormigón del polideportivo, en tonos ideológicamente neutros que van del malva al rosa magenta, el retrato de quince mujeres. Todas santas laicas de la izquierda progenitora B y maestra. Algunas, como Rosa Parks o Nina Simone, encajan peor en el conjunto, pero suponemos que es bueno para el convento porque son caución moral de anarquistas y guerrilleras.
Pues bien, el fascio que gobierna en el Ayuntamiento de Madrid decidió borrarlo, aunque, tranquilos, fue salvado in extremis gracias a la intervención del partido de los abrazos y el centro centrado. ¡Alborozo y milagro! La obra indultada se reprodujo en otro muro en Alcalá de Henares. Sin embargo, el 8M nos hemos quedado sin ir con flores a porfía al altar de las venerables. Ambos murales han sido emborronados. Vandalizados en "acto machista", según Errejón y Maestre. Esta última exigió a Almeida por escrito la custodia del mazacote. Allí, por lo visto, algunos sí quieren ver a la policía municipal. Otra vez el alcalde a limpiar pintadas, me temo. Que si bórrame un A.C.A.B aquí, que si quítale el bigote a Frida allá. Ah, no, que es suyo…
Esto de saber qué se puede cancelar y qué no se está convirtiendo en un quebradero de cabeza. Al final los estudios culturales van a ser necesarios. Sería importante que explicaran si tacharle la cara a una francotiradora de la Segunda Guerra Mundial es machismo o ignominia fascista. Y una legislación clara sobre los corazones de tiza en la pared y las pichas de los 80 en las fachadas, por favor. A ver si vamos a cancelar a lo loco, y no. De todas formas, pongamos las barbas a remojar porque hemos abandonado la velocidad de crucero en esto de ser modernos y no es descartable que para antes de 2030 algún rector emule a la Universidad de Columbia. La ceremonia de graduación de este año se multiplicará en forma de graduaciones secundarias segregadas por raza, origen (FLI, para inmigrantes de primera generación y bajos ingresos) y sexo (graduación "lavanda" para el colectivo LGBTQIA+). No sabemos qué pensaría de esto Rosa Parks, ni en cuál debería sentirse representada Paca la Piraña. Esta suerte de apartheid plantea permutaciones infinitas (alguien en Twitter se pregunta que qué hay para las minorías ilustradas) y resulta opresivo y discriminatorio.
Como la nueva ocurrencia en los supermercados useños: informar del origen del proveedor de cada producto. Usted debe saber qué es negro, asiático o hispánico para comprar bien. Imagine que el agricultor que cultiva el maíz de su ensalada es un padre de familia blanco, republicano y católico: usted no podría expiar la culpa de comprar su mercancía ni en mil años que viviera. Aun así, no se inquieten. Un padre de familia blanco, católico y heterosexual empieza a ser más raro que un Stradivarius.
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