"Necesitamos una superheroína". Ese es el mensaje que lanza el tráiler de 'Wonder Woman 1984' y que de manera inmediata lleva a pensar en toda la responsabilidad que tendría en este terrible 2020 Diana Prince, el personaje que interpreta Gal Gadot en la nueva película de DC, que dirige Patty Jenkins y que se estrena este viernes en España, mientras que en Estados Unidos llegará a la plataforma HBOMax el día 25 de diciembre.
Ojalá bastase el poder de una mujer buena y entregada a la humanidad para resolver la vida desordenada que ha dejado la pandemia, para consolar la pérdida de tantas vidas y dejar una ventana abierta a la esperanza. Aunque se encuentra lejos de poner remedio a lo que ha pasado, esta superheroína de DC promete emoción y un banquete visual casi inédito este año, tan vacío de éxitos comerciales entre cancelaciones y cierres de cines. Entretener y evadir como herramienta paliativa es un objetivo hoy más loable que nunca y Patty Jenkins, la mujer cineasta más taquillera de la historia, carga con esa responsabilidad a partir de este viernes.
Esta película está llamada a ser la salvación de la taquilla en España, tan mermada, con cifras irrisorias, y con la amenaza constante de un cambio de paradigma en la exhibición que se ha acelerado de manera imparable. Como en cualquiera de las dos películas que dirige Patty Jenkins, 'Wonder Woman 1984' ha resistido imparable en los estrenos mientras el mundo veía caer de la cartelera algunas de las películas más prometedoras del año en términos económicos. A las bajas ya anunciadas ('Sin tempo para morir', 'Dune' o 'The Batman', entre otros) se ha unido esta semana el retraso del estreno de la comedia española 'Papá o Mamá', un género que funciona como ningún otro en la industria española.
Sea como sea, la superheroína que tratará de evitar una caída dramática de los cines en España sigue la estela de su predecesora, 'Wonder Woman', que en 2017 batió récords, con 822 millones de dólares en la taquilla a nivel mundial, lo que convirtió a Jenkins en la más taquillera del cine. ¿Es esta secuela más entretenida? ¿Promete más acción, más atractivos visuales y diversión? La sensación general es que la nueva película mejora la saga, y probablemente es así, pero lo cierto es que 'Wonder Woman 1984' tiene varios aspectos que la convierten en una película de superhéroes irregular y alejada en muchos momentos de su principal cometido: entretener.
Por empezar con lo bueno, lo cierto es que promete acción y no defrauda en gran parte de la película, que quizás tiene un metraje más largo de lo deseado, al tiempo que hay otro gancho inevitable, y es que está claro que la ambientación ochentera apunta directa a la emoción por nostalgia. ¿Quién no se rinde ante un contexto repleto de riñoneras, mangas abullonadas, walkmans, mallas satinadas, pelos cardados o gafas de colores?
Si se deja de lado el apartado más estético y superficial, lo cierto es que 'Wonder Woman 1984' vuelve a dar un paso hacia el empoderamiento de la mujer. Aunque sobre este asunto no había unanimidad cuando se estrenó su predecesora, lo cierto es que supuso un hito porque fue la primera película de superhéroes en la última década protagonizada y dirigida por una mujer. De nuevo, se muestra a Diana Prince como una mujer que se aleja de lo que tradicionalmente se espera de ella: es independiente, fuerte, no renuncia a todo por amor y, lo más importante, no le hace falta rivalizar con otras mujeres, sino que busca tender puentes, lo contrario de los clichés de los papeles femeninos en la ficción. Sin embargo, lo que se ve en pantalla tampoco es inocente y hay que admitir que este personaje tiene también mucho de mujer objeto.
Infantil y con moralina
La principal crítica que se puede hacer a esta película es que adolece de ser demasiado infantil, tanto en su discurso como en su manera de transmitirlo y, además, con cierta moralina. Lo cierto es que se dirige a un público familiar, en la época navideña, con el comienzo del frío y a pesar de la covid-19. Como suele ocurrir con el cine más masivo y comercial, su objetivo es llegar a muchos un poco, y no mucho a unos pocos. Esto no es ningún secreto y, en ese sentido, no rompe moldes porque es una película con gancho llena de atractivo que permite desconectar tantas veces como uno quiera. Si se consigue obviar esto, se podrían ver muchas otras ventajas, pero en varios momentos de la película resulta insuficiente.
En lugar de quedarse con uno o dos mensajes, 'Wonder Woman 1984' dispara a discreción varios dardos moralizantes que pueden sonar en ocasiones hasta repelentes. Las frases "la grandeza no es lo que tú te crees", "no se puede tener todo" o "nada bueno nace de la mentira" son solo algunos de los ejemplos que se escuchan en esta película, que quiere demostrar en esencia lo peligrosa que puede ser la avaricia de quienes desean lo imposible para que su vida que, siendo plena, puede ser aún mejor. Porque la vida consiste en elegir y en renunciar, algo que, a estas alturas del año, toda la audiencia tiene muy claro. Incluso la película se atreve con una consigna anti-Trump. "Odio las armas", señala el personaje de Gal Gadot. Y no le falta razón, probablemente. Lo que está claro está claro es que ni la situación más caótica ni el mayor colapso mundial que presenta 'Wonder Woman 1984' podrán impactar ya al público, pero si consigue al menos la evasión habrá sido más que suficiente.
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