Traduttore, traditore, dice la expresión italiana. Vamos, que de traductor a traidor queda el abismo de una coma. El asunto ha dado lugar a no pocas discusiones: la del que quebranta la fidelidad de lo escrito al arrancar un texto de su idioma original para verterlo en otro o la de aquel que con su intervención llega incluso a mejorar el original. Una buena traducción puede hacer la diferencia entre una lectura plana y áspera al producir un doble artefacto literario: el que ya existía en la prosa del autor traducido y el que resulta tras la intervención brillante del traductor. Muchos escritores se dedicaron a traducir, desde Jorge Luis Borges hasta Samuel Beckett. Grandes obras maestras tienen versiones absolutamente distintas entre sí en un mismo idioma. Por ejemplo, ahí donde Pedro Salinas tradujo: "Mucho tiempo he estado acostándome temprano", Mauro Armiño prefirió: "Me he acostado temprano, hace mucho". Un Proust distinto según cada traductor.
Luis Alberto de Cuenca ha preparado la traducción de Macbeth, publicada por Reino de Cordelia en una edición bilingüe icon ilssustraciones de Raúl Arias
En los últimos días han desembarcado una serie de ediciones que destacan justamente por la coincidencia entre la obra maestra y la búsqueda de la traducción ideal. Uno de ellos, por ejemplo, es el Macbeth de Shakespeare traducido por Luis Alberto de Cuenca que ahora publica el sello El reino de Cordelia. Justo cuando se cumple el 450 aniversario del nacimiento del dramaturgo británico, se ha decidido recuperar la historia del rey víctima del destino de su traición. Durante dos años, y con la colaboración de José Fernández Bueno, Luis Alberto de Cuenca ha preparado su particular homenaje que toma forma en esta edición bilingüe ilustrada a color por Raúl Arias.
Escrito en 1912 y publicado en 1915, se cumple un siglo de la publicación de uno de los relatos esenciales de la literatura moderna, aquel en el que Franz Kafka relata la historia de Gregorio Samsa, un hombre que amanece transformado en un "bicho monstruoso". Qué me ha ocurrido, se pregunta Samsa tumbado boca arriba sobre un caparazón que no le permite darse la vuelta. No es un sueño, se repite y hasta llega a plantearse: ¿y si duermo un rato más y me olvidara de todas estas tonterías? Se trata de Die Werwandlung, uno de los textos esenciales de la literatura universal y puede que uno de los retratos más precisos que del hombre moderno se ha hecho. Transformado sin explicación en un insecto, Samsa sólo puede pensar una cosa: así, tal y como está, encallado en su nueva naturaleza, no conseguirá llegar a tiempo a la tienda de telas donde trabaja como dependiente.
Fue traducido en 1925 como La Metamorfosis en La revista de Occidente, ésta ha sido hasta ahora la fórmula más empleada, pero no necesariamente la más correcta. Kafka, un individuo meticuloso y obsesivo con las palabras, no utilizó la expresión Metamorphose, que también existe en alemán. Empleó "transformación", porque es el término que refiere específicamente al cambio que se produce cuando los seres humanos abandonan su naturaleza para convertirse en un animal o una planta.
Jorge Luis Borges fue uno de los primeros en traducir La Metamorfosis como La Transformación. Tanto De Bolsillo como Navona han optado por esa fórmula
Justamente para reabrir el debate sobre la traducción –que en este caso devino en traición- el sello De Bolsillo publica ahora La Transformación, una edición conmemorativa del centenario en la que se recupera la versión que hizo el peruano Juan José del Solar para Gredos. Aunque Solar no fue el único en emplear esa acepción –Jorge Luis Borges también tradujo esa obra de Kafka como La transformación- está considerada como una de las mejores. La edición hecha por De Bolsillo está confeccionado como un facsímil de edición original de Kurt Wolff y lleva en la sobrecubierta la célebre ilustración del alemán Ottomar Starke. El detalle no es nimio, ni mucho menos. Kafka había insistido, una y otra vez, en que bajo ninguna circunstancia podía aparecer el insecto dibujado en la portada del libro. "Ni tan solo mostrado desde lejos". En la edición traducida por Isabel Hernández e ilustrada por Antonio Santos publicada por Nórdica tampoco "el bicho" aparece por ninguna parte pero sí conserva el título La metamorfosis. La edición de Navona –que sí lleva bicho en portada- sí se decantó por La transformación, la elección que hizo Xandru Fernández al momento de traducir del alemán al español.
Otra de las traducciones que merecen interés entre el desembarco de novedades es la que hace Mariano Peyrou para la edición publicada por el sello Sexto Piso de Las aventuras de Tom Sawyer, uno de los clásicos de la literatura norteamericana que relata las aventuras de un niño que vive a las orillas del río Mississippi en el sur de Estados Unidos. Ambientada en la ficticia ciudad de San Petersburgo inspirada en Hannibal, Missouri, donde vivía Mark Twain, se considera uno de los textos de referencia que conserva el espíritu de la arcadia infantil. Es un "himno escrito en prosa", dijo el propio Mark Twain sobre el texto. La edición de Sexto Piso, que ya se ha atrevido con otros clásicos como el Moby Dick de Melville traducido por Andrés Barba, ha reservado para Mark Twain las ilustraciones de Pablo Auladell.
El sello Gadir trae también una preciosa edición, aunque ésta no llega a ser una traducción, sino una adaptación. Se trata de Orlando enamorado, Orlando furioso, una versión para todas las edades hecha por Elena Martínez de los poemas épicos Orlando enamorado, de Matteo María Boiardo y Orlando furioso, de Ludovico Ariosto, dos de las obras más significativas del renacimiento italiano. Ambas se basan en los avatares de Roldán, o Rolando, el caballero que protagoniza El cantar de Roldán, texto escrito en francés en el siglo XI, en plena Edad Media. En Italia se había traducido El Cantar de Roldán, del que se hicieron varias versiones que ampliaban el relato original, centrado en la muerte del caballero en Roscenvalles. Consideradas ambas obras como revolucionarias para el momento en que fueron escritas, tanto Orlando enamorado como Orlando el furioso sentaron la bases de una literatura caballeresca y ejercieron una influencia tremenda en la literatura Occidental. No en vano, Cervantes rinde honor al Orlando furioso en el Quijote. Los poemas, aseguran los editores de Gadir, constituyen verdaderos relatos de acción en torno al enamoramiento del caballero Orlando, quien presa de tan fuerte sentimiento termina por perder el juicio. Justamente por al conveniencia de leerlas juntas, Gadir publica la primera adaptación que se hace en castellano de las dos obras. Tal y como aclara el sello, esta versión está "obviamente simplificada para hacerla asequible a lectores de cualquier edad", lo que implica la omisión de algunos episodios con la intención de mostrar una versión esencial del clásico.
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