Podría ser el argumento de una serie distópica de Netflix: un actor y humorista termina interpretando ante el mundo real el papel de su vida: presidente al frente de su país durante una guerra. Volodómir Zelenski nació en 1978 en la ciudad de Kriviy Rih, una población enclavada en el corazón minero e industrial del país que que alguien de allí me describió como “la ciudad más fea de Ucrania”. Si indagamos en su historia familiar nos encontramos la típico tragedia de lo que Timothy Snyder bautizó como Tierras de sangre: el abuelo paterno luchó en la Segunda Guerra Mundial, perdiendo a su padre y tres hermanos en el Holocausto.
Tras la caída del comunismo y la posterior crisis económica, Volodómir Zelenski se planteó marcharse del país, como otros muchos ucranianos. El éxodo ucraniano hizo que se pasara de 52 millones de habitantes en 1991 a los actuales 44. Siendo judío, Zelenski se planteó ir a vivir a Israel pero finalmente se quedó en Ucrania y por el camino se cruzó la comedia. El despegue de la carrera de Zelenski se debió a una competición de cómicos en los años noventa, lo que nos hace pensar que en Ucrania se modernizó el humor mucho antes de que en España triunfara el programa de televisión El club de la comedia. Su participación en sucesivas competiciones de cómicos le llevó a formar un grupo llamado Kvartal 95 que tendría un papel determinante en uno de los posteriores giros de guion de esta historia.
Si uno repasa los números interpretados por Kvartal 95 podría pensar que el destino preparaba a Volodómir Zelenski para ser la personificación de lo opuesto de la figura de Vladimir Putin como líder. Si el líder ruso ha explotado una imagen viril, con esa icónica foto cabalgando con el torso desnudo, Zelenski llegó a interpretar una parodia del vídeo músical de la canción “Love” en la que originalmente el grupo Kazaky interpretaba una intensa coreografía sobre tacones. En la versión de Kvartal 95 la canción se convertía en una parodia de varios tópicos nacionales ucranianos, incluyendo el arquetipo tradicional del cosaco que daba nombre al grupo parodiado. Si Putin transmite hierática frialdad, el humor de Kvartal 95 incluía un número en el que el grupo con Volodómir Zelenski a la cabeza fingían interpretar al piano con su pene el clásico judío “Hava naguila”. Por el camino, Zelenski interpretó comedias románticas, le puso voz al osito Paddington en su doblaje al ucraniano y hasta ganó la versión ucraniana de Bailando con las estrellas.
El giro transcendental de su carrera llegó en 2015 cuando Kvartal 95 produjo una serie de televisión titulada Servidor del pueblo. En ella, Zelenski interpreta a un profesor de secundaria que un día despotrica enfurecido ante un compañero sobre la corrupción de la clase política ucraniana. La diatriba es apasionada y llena de tacos, sin dejar de responsabilizar a los propios ucranianos que votan con resignación pensando que su candidato es despreciable, pero al menos es mejor que el otro, igual de despreciable. Un alumno del centro es testigo de la escena y la graba en su móvil. El vídeo, tras ser compartido en las redes sociales, se viraliza y dispara una meteórica carrera política que lleva al humilde profesor de secundaria a la presidencia de Ucrania donde tendrá que enfrentarse a los poderosos oligarcas que controlan el país.
Zelenski habla con Merkel
En una escena memorable de Servidor del pueblo el personaje de Zelenski recibe una llamada de Ángela Merkel para anunciarle que su país ha sido admitido en la Unión Europea. Sorprendido y entusiasmado, a Zelenski se le escapa un taco pero enseguida se recompone para darle las gracias a Merkel en nombre del pueblo ucraniano. Es entonces cuando la canciller alemana cae en la cuenta de que se ha equivocado de número de teléfono. Es con el presidente de Montenegro con quien quería hablar. El sueño europeo de Ucrania resultó efímero.
Escogió como nombre para su partido es el de la serie de televisión que le hizo famoso
En otra escena, Zelenski llega al parlamento para encontrarse una trifulca de diputados que han llegado a las manos, una situación que ya ha pasado en la vida real. Incapaz de calmar los ánimos, Zelenski grita “¡Putin ha sido despuesto!”. La impactante noticia provoca que todos se paren y le presente atención. Zelenski confiesa entonces que es una broma. En estas últimas semanas, el sueño europeo ha vuelto a Kiev en forma de simbólica invitación urgente a entrar en la Unión Europea, mientras que los problemas acumulados para Rusia tras invadir Ucrania han llevado a múltiples analistas a considerar cómo en el medio plazo esta guerra podría causar la caída de Putin. Una Ucrania en la UE y la caída de Putin eran inimaginables hace un mes. La vida siempre termina imitando el arte.
El primer giro inesperado en esta historia llegó el 31 de diciembre de 2018. Volodómir Zelenski anunció su candidatura a la presidencia del país. La candidatura aprovechó la popularidad de la serie de televisión. Fue la propia productora Kvartal 95 la que sirvió de equipo de campaña. El nombre del partido: el título de la serie de televisión que le hizo famoso. Zelenski rehuyó de la prensa y centró en su campaña en redes sociales, lanzando numerosos vídeos en Youtube. Ganó con más de un 70% de los votos, reflejando el hartazgo de los ucranianos con la vieja política. Sus comienzos no fueron muy prometedores. Se le acusó de falta de firmeza al tomar medidas para desescalar el conflicto en el Donbás. Se le acusó también de sospechosos vínculos con el oligarca Íhor Kolomoiski. Sus comienzos como presidente no fueron especialmente brillantes o significativos.
Contrafigura de Putin
El segundo giro inesperado llegó el 24 de febrero de 2022. Esa madrugada las fuerzas armadas rusas lanzaron una invasión sobre Ucrania. El día 21 el presidente Putin había justificado la ya inminente invasión en un discurso cargado de revanchismo y revisionismo histórico en el que presentaba la independencia de Ucrania como un accidente histórico que debía ser subsanado, una idea presente en Rusia mucho antes de la expansión de la OTAN hasta sus fronteras. En un segundo discurso anunció la invasión de Ucrania, a la que anunció como una “operación militar especial” para “desnazificar” Ucrania y liberar a la minoría rusófona oprimida. Volodómir Zelenski le dio la réplica en un discurso en el que se vio el nuevo personaje llamado a interpretar: líder firme de una nación en guerra.
Zelenski graba vídeos a ras de suelo, no en búnkers o palacios
El mensaje de Zelenski, mirando a cámara, fue dirigido directamente a los ciudadanos de la Federación Rusa. Y fue demoledor para la narrativa de Putin. Se movió entre lo personal y lo histórico. Apeló a los lazos comunes culturales, históricos y personales a ambos lados de la frontera entre Rusia y Ucrania. La lengua materna de Zelenski es el ruso, así que su mensaje pudo llegar con toda su fuerza a su público, el ciudadano medio del país invasor. Se le vio enérgico, cambiando el peso del cuerpo de una pierna a otra como un púgil. E hizo un llamamiento final al pueblo ruso mencionando a artistas, científicos, intelectuales, periodistas, blogueros, tiktokers y cómicos. La baza de Zelenski era apelar a los influencers rusos sabiendo que los medios tradicionales reproducirían las narrativas del Kremlin. “La Ucrania de vuestros noticieros y la Ucrania real son dos países completamente diferentes”, dijo.
Comenzada la invasión rusa de Ucrania, la Casa Blanca le ofreció al presidente Zelenski la opción de salir protegido del país. Su respuesta “necesito munición, no un viaje” sería el comienzo de la construcción de una leyenda. La segunda noche de la guerra, el presidente Zelenski grabó un vídeo rodeado de un pequeño grupo que incluía entre otros al primer ministro y su jefe de gabinete. Todos llevaban indumentaria tacticool. La voz de Zelenski sonó especialmente serena y fue nombrando a cada uno de los presentes con la fórmula “está aquí”, dando a entender que cada uno de ellos se había quedado en la capital para seguir trabajando. El vídeo fue grabado en una calle desierta y colocaba al presidente a ras de suelo, no en un búnker o en un palacio. Era un ucraniano más. La fórmula del pequeño vídeo grabado en formato selfi repetía las tácticas empleadas durante la campaña electoral que ganó Zelenski por la productora Kvartal 95. El vídeo corto, sencillo, honesto y directo era munición para las redes sociales.
En su segundo vídeo, también en formato selfi, Zelenski aparecía delante de la Casa de las Gárgolas, un edificio de la capital de Ucrania fácilmente reconocible y muy característico. El escenario era el mensaje: el presidente permanecía en la capital. Esta vez el mensaje de Zelenski hacía referencia a los rumores de que había ordenado deponer las armas. Se trataba de una campaña de desinformación rusa usando un canal de Telegram que pretendía ser una cuenta oficial de la presidencia ucraniana.
Zelenski pidió ayuda a la Unión Europea, siendo invitado a participar vía videoconferencia en una reunión de representantes de los gobiernos europeos. Cuenta el Washington Post que el presidente Zelenski lanzó un encendido discurso en el que expuso que en la guerra de Ucrania no se jugaba la independencia de Ucrania, sino los valores europeos. Cuando terminó de hablar, muchos tenían los ojos húmedos. A continuación, se aprobaron las primeras medidas económicas contra la Rusia de Putin a pesar de que no habían estado en el orden del día.
Unir al pueblo ucraniano
La historia del antiguo cómico sobrevenido en presidente en guerra era un material demasiado bueno para los medios, que empezaron a indagar en el abundante material de su carrera artística. Para los ucranianos los sucesivos discursos de Zelenski resultaron inspiradores y reconfortantes. La periodista Olga Tokariukm, corresponsal de la agencia española EFE en la capital de Ucrania, decía en Twitter el martes 1 de marzo que el discurso del presidente Zelenski del día anterior había contenido las palabras necesarias para “elevar nuestros espíritus” y que se sentía “agradecida de que nuestro país cuente con un gran líder así en estos tiempos duros”.
Añadía en un tuit posterior que no le había votado en 2019 pero que ahora apoyaba “totalmente” sus acciones. En las redes sociales circularon vídeos donde traductoras de ucranianos encargadas de la traducción simultánea de los discursos de Zelenski se emocionan con sus palabras. La parlamentaria Inna Sovsun publicaba ese mismo un tuit donde expresaba que mantenía desacuerdos con el presidente Zelenski, pero que en aquel momento apoyaba al presidente como “comandante en jefe supremo de las fuerzas armadas de Ucrania”.
El presidente ruso podrá exhibir músculos o poder militar pero no se le conoce coraje personal
Mensajes así son comunes en las redes sociales. Ucranianos de toda condición contando que la desconfianza o el rechazo que les había generado el personaje en el pasado quedaba atrás ante el liderazgo y el carisma mostrado ante la adversidad. Mientras tanto, empezaban a circular chistes y memes con la figura del presidente que había logrado captar la atención de la opinión pública mundial. Fotos de su vida familiar, fragmentos de discursos y gestos durante su carrera política eran redescubiertos y compartidos.
La inesperada resistencia presentada por Ucrania a la invasión de la Rusia de Putin, un país con tres veces más población y una economía casi diez veces más grande, se vio acompañada de errores de planificación, coordinación e inteligencia de las fuerzas armadas rusas. El domingo 27 se hizo evidente que el plan original ruso de avanzar rápidamente hasta la capital, capturar los centros del poder de Ucrania y provocar el colapso de la resistencia en imitación de las invasiones soviéticas de Checoslovaquia (1968) y Afganistán (1979) había fracasado. Vladimir Putin se reunió en el Kremlin con el ministro de defensa Serguéi Shoigú y el general jefe de los ejércitos Valeri Guerásimov. La exagerada distancia entre Putin y los convocados en una sala de decoración recargada le daba un aire de implacable jefe de organización criminal secreta salida de una película de James Bond. Era fácil de imaginar que Putin los había convocado para exigirles cuentas.
Aquella misma tarde el ministro de defensa Oleksii Reznikov compartió en redes un selfi donde el presidente Zelenski le rodea con su brazo en un gesto cálido y cercano. La foto sirvió obviamente para elaborar memes donde se comparan la relación de Putin y Zelenski con sus respectivos ministros de defensa. Y también para elaborar memes donde a Zelenski se le presentaba como todo aquello que Putin nunca será. El presidente ruso podrá exhibir poderío militar o músculos, pero no se le conoce coraje personal. Podrá ser temido o admirado, pero no querido o respetado como el presidente Volodómir Zelenski ha logrado en esta guerra. La duda es si Volodómir Zelenski está siendo él mismo o simplemente decidió interpretar el personaje del presidente que todos en Ucrania necesitaban.
Jesús Pérez Triana es analista militar y responsable de la bitácora Guerras posmodernas.
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