Hollywood está viviendo uno de sus años más complicados en las últimas décadas. Como bien saben, actores y guionistas han iniciado la primera huelga conjunta desde 1980. Una que reclama, no solo una mejora en las condiciones salariales, sino también poner en marcha nuevas reglas de juego ante el complicado horizonte que se dibuja desde hace tiempo por el éxito de los contenidos en streaming de las plataformas.
Sin embargo, y por extraño que pueda sonar, este es solo uno de los dos grandes frentes abiertos que tiene la industria cinematográfica estadounidense. El otro es aún peor, pues implica al músculo financiero y al fuego de artificio que ha mantenido siempre a Hollywood en la cresta de la ola: los taquillazos.
El concepto de taquillazo, traducción directa del anglicismo blockbuster, responde a lo que todos tenemos en mente. Una superproducción que llega a las salas de cine de todo el mundo y arrasa entre el público mayoritario. Un género cinematográfico made in Hollywood, y que tuvo su nacimiento y apogeo en la década de los ochenta, aunque empezó a ver la luz con el inesperado éxito del episodio IV de Star Wars en 1977.
Siempre ligado a la acción y a las aventuras, sagas como Jungla de Cristal, Predator, Terminator, Indiana Jones, Rambo o Rocky marcaron el paso de la forma más efectiva y sencilla de hacer dinero en la meca del cine. Cuando empezó el nuevo siglo y los mitos ochenteros se hicieron mayores, ese relevo taquillero cayó en manos del hasta entonces denostado cine de superhéroes, que en 2008 empezó su era dorada con El Caballero Oscuro, Iron Man y Hulk.
Tres películas, cada una en su registro, que animaron a los productores a invertir ingentes cantidades de dinero en traer a la gran pantalla historietas y cómics que habían quedado enterrados en favor de otros proyectos. Marvel supo ver el camino, y estableció un imperio que aún perdura (aunque con muy poca fuerza) en nuestros días.
Los blockbusters de Hollywood se estrellan
Tras la pandemia y el regreso sin restricciones a las salas de cine, el público ha dado la espalda a los grandes taquillazos. Aunque ha habido honrosas excepciones que ahora comentaremos, el diagnóstico general es que se avecina un final de ciclo creativo que abre la puerta a otra forma de hacer cine en el futuro. Quién sabe si del parón por la huelga saldrán ideas de otro calibre.
El mejor ejemplo de este hastío es Marvel, que en 2019 tocó el cielo con Endgame, aquel mágico film que supo dar un broche de oro a una década de películas interconectadas. Tras ello, llegaron las fases 4 y 5, que provocaron más bostezos que emociones. De todos los films, únicamente Spider-Man: No Way Home, Wakanda Forever y Guardianes de la Galaxia 3 han cumplido en taquilla, aunque por causas bien distintas.
Una fatiga audiovisual que este 2023 se ha tragado a muchas películas del estilo. Sin ir más lejos, hasta el propio Indiana Jones, mito inmortal del viejo Hollywood, ha visto cómo su quinta película fracasa estrepitosamente en taquilla. Y no es una mala cinta, pero entre los 300 millones de presupuesto y más de cien en publicidad, la despedida de Jonsie tenía que recaudar 700 millones para empezar a ser rentable. Casi un mes después de su estreno, apenas ha superado la barrera de los 300. El sombrero y el látigo vuelven al cajón para siempre.
El coste de las películas es el gran problema que están teniendo los blockbusters hoy en día para generar beneficios. Decenas de cintas cuentan con un altísimo porcentaje de sus escenas hechas por CGI (efectos especiales), lo que encarece brutalmente sus presupuestos. El caso más flagrante ha sido Flash. Además de ser una pésima película sin alma, su recaudación ha dado el estacazo definitivo al proyecto de DC.
Shazam, Fast and Furious X, La Sirenita, Dragones y Mazmorras y Ant-Man son, junto a los mencionados arriba, los grandes fracasos de este 2023. Películas que hace un lustro habrían arrasado en taquilla, entre otras cosas, por contar con menos presupuesto y tener un público bastante menos cansado de estos pastiches inútiles.
De un tiempo a esta parte, se pueden contar con los dedos los blockbusters que han arrasado en los últimos meses. Super Mario Bros, Top Gun: Maverick, Avatar: la forma del agua o John Wick 4 han salvado los muebles entre tanta mediocridad. Misión Imposible: Sentencia Mortal parte I deberá esperar aún algunas semanas para tener un diagnóstico más clarificador, pero puede que escape del castigo económico.
El cóctel, que ya tiene dos ingredientes altamente nocivos, se ha visto aderezado por un bajonazo enorme en taquilla proveniente de China. El gigante asiático, que siempre aportaba un empuje económico a estas cintas, ha dejado de ofrecer en su mercado una salida de emergencia a estos títulos.
Aunque las productoras ya se han adaptado a competir contra las plataformas, el inmovilismo de una parte del público también ha acrecentado este problema y Hollywood vive preocupado por ello. Prefieren esperar a verlas en su sofá sin pagar el precio de una entrada.
Entre tantas sombras, una enorme luz. El movimiento que lleva meses alentando en redes sociales a las películas de Oppenheimer y Barbie ha hecho que las previsiones para su primer fin de semana sean de 60-70 millones para la cinta de Christopher Nolan y más de 100 para la obra de Greta Gerwig. Un milagro económico que puede desempañar un 2023 desastroso para Hollywood.
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