Plantearse adelgazar supone un gran reto para miles de personas cada día en todo el mundo. Perder peso puede llegar a ser tan restrictivo que en algunas dietas son pocos los alimentos que se pueden consumir. Sin embargo, la última dieta de moda propone comer todo lo que quieras y perder kilos mientras lo haces. Se llama CICO y está causando furor en medio mundo, pero hay que tener en cuenta algunos elementos a la hora de probarla para que tu salud no se resienta.
La denominada dieta CICO proviene del inglés 'Calories In, Calories Out', que traducido a nuestro idioma sería algo así como ‘Calorías, dentro, calorías fuera’. Su gran promesa de poder comer todo lo que nos apetezca siempre y cuando contemos las calorías que vamos a consumir, ya ha conquistado a muchos porque la idea es, cuanto menos, novedosa.
Nos hemos acostumbrado a las ‘prohibiciones’ a la hora de ponernos manos a la obra cuando llega la operación bikini o después de las navidades. Nos quitamos el pan, dejamos de hacer alguna de las comidas o eliminamos de nuestra dieta diaria algunos ingredientes (como los hidratos o las grasas) que nos dan ‘miedo’ porque siempre nos han dicho que engordan.
Con este régimen, debemos olvidarnos de todo eso y abrir nuestra mente (y nuestro estómago) a todo tipo de alimentos, ya que se basa en el balance calórico que consiste en no consumir más calorías de las que quemas, para que el resultado final sea negativo. La gran pregunta es: ¿cuántas calorías hay que quemar para perder medio kilo? La respuesta: unas 3.500 calorías.
Por esto, no solo debes recortar las calorías que ingieres, sino también dejar a un lado el sedentarismo y comenzar a hacer ejercicio poco a poco si no lo has practicado nunca para obtener mejores resultados en ese déficit calórico. Cuanto más quemes, más peso perderás. Muy fácil en un primer momento.
¿Qué necesitamos para poner en práctica esta dieta?
Para comenzar a seguir esta dieta, lo primero que debes hacer es bajarte alguna aplicación en la que puedas registrar el número de calorías que ingieres. Algunas de las más populares -y gratuitas- son: MyFitnessPal (en la que se puede hasta escanear los códigos de barras de los productos para acceder a su información nutricional rápidamente), Yazio y My Net Diary.
Si no te convencen las nuevas tecnologías, también podemos hacer un diario de alimentos en el que vayamos apuntando todo lo que consumamos a diario. A partir de ahí, empezamos a recortar entre 500 y 1.000 calorías por día para crear ese déficit del que hemos hablado.
¿Podrás comer de todo?
Tenemos buenas noticias: con la dieta CICO podrás comer todo tipo de alimentos. Sí, también los temidos carbohidratos y las archienemigas de las dietas, las grasas. En este régimen no se restringe ningún ingrediente, siempre y cuando, eso sí, permanezcas en un déficit de calorías, que es en lo que está fundamentada. ¿Qué quiere decir esto? Que si solo ‘debes’ consumir 200 calorías, da igual que sean de pan, verduras o galletas, son 200 calorías ‘y punto’. Pero claro, no todos los macronutrientes (carbohidratos, proteínas y grasas) se ‘queman’ con la misma facilidad ni en el mismo espacio de tiempo.
Con esta premisa, debemos tener en cuenta que contar calorías o ajustarse al número determinado que debemos consumir para perder peso, no es sinónimo de nutrición o de una buena y sana alimentación. Lo primero, siempre, es la salud. Por esto, la dieta CICO no es del agrado de algunos nutricionistas que advierten que contar calorías puede terminar en una alimentación poco saludable e incluso en desnutrición.
Lo más recomendable es elegir alimentos ricos en vitaminas y nutrientes y dejar a un lado las grasas saturadas, como por ejemplo, un paquete de patatas fritas, que harán que no te sacies y sigas comiendo con mayor ansiedad evitando así cumplir el objetivo de pérdida de peso que te hayas marcado.
El temido efecto rebote
Otro de los inconvenientes de este régimen es que puede provocar un efecto rebote en quien la lleva a cabo. Poder comer lo que nos gusta y sin más restricción que las calorías, puede hacer que con el paso del tiempo nos confiemos en exceso y que tras varios meses de pérdida de peso, dejemos a un lado nuestro conteo calórico y sigamos comiendo esos mismos alimentos. Para prevenir ese efecto rebote deberíamos poner el acento en la ingesta de comidas ricas en proteínas (pescado, frutos secos…) y evitar productos refinados o azúcares en beneficio de otros más saludables como los huevos o la carne blanca.
A esto hay que añadir que perder peso no siempre es lo más saludable y que debe llevar consigo un cambio también en nuestro estilo de vida que nos haga entender la importancia de hacer algo de ejercicio al día para mantenernos sanos por fuera pero sobre todo por dentro. No busquemos solo el efecto inmediato o más estético, tratemos de cambiar nuestros hábitos por otros más saludables y que perduren en el tiempo.
Además, no todos los alimentos actúan igual en nuestro cuerpo y es suficiente un pequeño cambio para que la misma cantidad de calorías nos haga engordar más o menos. Según un estudio de la Universidad de Tufts, en Massachusetts, “solo es necesario cambiar un tipo de alimentos para adelgazar o engordar de forma significativa, pues es la combinación de estos la que determina cuánto engordamos, y no tanto lo calóricos, grasos o ricos en carbohidratos sean”.
Ante estos riesgos que se presentan con la dieta CICO si no se hace con cabeza y control, lo más recomendable es llevar ese conteo de calorías pero siempre teniendo en cuenta la calidad de los alimentos que vamos a consumir. Esto nos llevará a tener una alimentación más consciente y menos irracional o basada en apetencias momentáneas que perdurará en el tiempo y nos ayudará a mantener a raya los kilos de más. Y siempre recordemos lo que dice la OMS: una alimentación saludable diaria debe ser ante todo variada, rica en verduras, frutas, hortalizas y legumbres, así como contener frutos secos y cereales integrales.
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