Miriam Díaz-Aroca, de 59 años, acudió a Domingo Deluxe e hizo unas confesiones que han dado mucho de qué hablar. Entre otras cosas, dijo que hacía ayunos prolongados de 11 días de duración. Durante este tiempo, sólo bebe agua y a veces toma magnesio.
La actriz comentó que el ayuno no lo hace para adelgazar, sino que es una forma de vida. "Esto no empiezas un día. Empecé con un día, dos días, te vas informando de qué pasa con tus células, qué pasa con tu organismo, qué se regenera y tienes una información más allá de voy a hacer un ayuno porque quiera adelgazar, es una consecuencia", aseguró, ante la incredulidad de los colaboradores del programa.
Lo cierto es que hemos hablado mucho en Vozpópuli del ayuno intermitente, el más común, y apenas nada del ayuno prolongado, ya que apenas nadie lo lleva a cabo. Miriam sí. Vamos a ver a continuación qué es realmente este tipo de ayuno, qué efectos tiene en el organismo y qué días es recomendable hacerlo como máximo, entre otras cosas.
¿Es sano el ayuno?
Vayamos por partes. Se conoce como ayuno a la abstinencia voluntaria o a la reducción de algunos o todos los alimentos, bebidas o ambos, durante un determinado periodo de tiempo. Aunque a veces se practica por cuestiones religiosas, cada vez hay más 'ayuners', como Miriam Díaz-Aroca, que lo hacen únicamente para mejorar su salud.
Aunque aún queda mucha investigación que hacer al respecto, las evidencias que hay actualmente apuntan a que el ayuno controlado y el que se hace a corto plazo reporta numerosos beneficios para la salud, que es muy bueno para controlar el peso y que ayuda a prevenir muchas enfermedades.
"Numerosas evidencias científicas respaldan los beneficios del ayuno a corto plazo, aunque los datos más notables se han registrado en estudios con animales. Aun así, estos hallazgos son prometedores para los humanos. En esencia, el ayuno limpia nuestro cuerpo de toxinas y fuerza a las células a llevar a cabo procesos que generalmente no se hacen por estar siempre supeditadas al flujo constante de alimentos", señala Susan Puckett, asistente médica del Boulder Medical Center.
El ayuno a corto plazo reporta numerosos beneficios, pero el que se hace a largo plazo, como el de Díaz-Aroca, conlleva riesgos
"Cuando ayunamos durante unas horas o días, el cuerpo no tiene su acceso habitual a la glucosa, lo que obliga a las células a recurrir a otros medios para producir energía. Como resultado, comienza la gluconeogénesis, un proceso natural de producción de su propio azúcar. El hígado ayuda al convertir materiales que no contienen carbohidratos –como lactato, aminoácidos y grasas– en energía. Debido a que nuestros cuerpos conservan energía durante el ayuno, nuestra tasa metabólica basal (la cantidad de energía que nuestros cuerpos queman en reposo) se vuelve más eficiente, lo que reduce la frecuencia cardíaca y la presión arteria", añade la experta.
Es en este momento cuando se produce la cetosis, que tiene lugar cuando el cuerpo comienza a usar la grasa almacenada como su principal fuente de energía, lo que hace adelgazar, irremediablemente.
"El ayuno somete al cuerpo a un estrés leve, lo que hace que nuestras células se vuelvan más fuertes. Este proceso es similar a lo que sucede cuando sometemos a mucha tensión a nuestros músculos y al sistema cardiovascular al hacer ejercicio. Nuestro cuerpo sólo puede fortalecerse durante estos procesos cuando hay tiempo suficiente para descansar y recuperarse. Por eso se recomienda el ayuno a corto plazo". ¿Y qué es "a corto plazo"? Lo vemos.
¿Y 11 días de ayuno, como hace Miriam Díaz-Aroca, son demasiados? Los efectos en el organismo
Como te hemos contado, hay diferentes tipos de ayuno. El más recomendado por su efectividad y pocos efectos secundarios (y buenos) es el ayuno intermitente. Miriam Díaz-Aroca lleva a cabo el ayuno prolongado, de 11 días de duración, en concreto.
Vemos qué efectos se producen en el organismo según pasan los días de inanición:
1. Primera fase del ayuno (1º-3º día)
La primera fase del ayuno dura alrededor de un día y medio. En este periodo se utiliza la glucosa que circula por la sangre como combustible, y cuando se acaba el cuerpo va a por las reservas de glucosa almacenadas en el hígado en forma de glucógeno y también en los músculos. El glucógeno muscular puede proporcionar energía para unas 12 horas.
"Al cabo de dos o tres días el nivel de glucosa en sangre (glucemia) disminuye y comienzan a utilizarse las grasas (lípidos), los ácidos grasos y los cuerpos cetónicos como fuente de energía. Este descenso de glucosa produce que las células beta del páncreas no liberen insulina, y esto a su vez produce que el músculo libere aminoácidos que se pueden utilizar para formar glucosa (gluconeogénesis)", señala la doctora Sarai de la Fuente Gelabert en Medicina TV.
Hasta aquí, todo bien. El cuerpo comenzará a perder peso.
2. Segunda fase del ayuno (3º-14º día, aquí se queda Miriam-Díaz Aroca)
La segunda ase del ayuno prolongado se produce a partir del quinto día. En este momento, el organismo deja de de consumir la glucosa y el glucógeno almacenados y pasa a alimentarse fundamentalmente las grasas.
"El cuerpo humano tiene de promedio unas reservas de grasa de 10-11 kilogramos. Cada gramo de grasa aporta una energía de 9 kilocalorías. Por lo tanto estas reservas equivaldrían aproximadamente a unas 100.000 kilocalorías, que podrían aportar energía para unos 40 días aproximadamente", afirma la doctora.
"Entre la fase primera y la segunda fase del ayuno se pierden algunas proteínas musculares pero no de forma excesiva, incluso con ayunos de dos o tres semanas. Al cabo de unas dos semanas de ayuno, hasta dos terceras partes de la energía que necesita el cerebro se obtienen de los cuerpos cetónicos. Estos cuerpos cetónicos son los productos de degradación de las grasas".
Ojo. Tras tantos días sin comer empiezan a aparecer los problemas: "En esta fase sí comienza a presentarse daño en algunos órganos importantes como el hígado y los riñones. A partir de la primera semana de ayuno, la acidosis afecta a la función del corazón de la circulación y del cerebro", afirma la doctora, señalando así que el ayuno de Miriam Díaz-Aroca conlleva ciertos peligros.
3. Tercera fase del ayuno (a partir de las tres semanas)
La tercera fase del ayuno prologado sucede a partir de las tres semanas sin ingerir alimentos. En este punto, comienza a percibirse una gran pérdida de peso y una gran debilidad. "Suceden edemas y se altera la concentración de albúmina en la sangre, como muestra de la autodigestión de las proteínas musculares", añade la doctora De la Fuente.
"A partir de los 30 días de ayuno, el estado de desnutrición afecta de forma grave a todos los sistemas corporales. A partir de los 40-50 días el deterioro es notable por el desgaste físico, la persona pierde su movilidad y sufre pérdidas de consciencia. Finalmente, la muerte por inanición puede ocurrir por una parada cardiorrespiratoria o por la falta de riego sanguíneo al cerebro".
Conclusión: ¿el ayuno es bueno o no?
Como todo en la vida, lector, en la moderación está la clave. Es cierto que hay evidencias científicas que han probado que el ayuno intermitente y el de poca duración (1-2 días, durante unas 14 horas al día, en días alternos, etc.) tiene muchísimos beneficios para la salud si se hace correctamente. Algunos son:
- Impulsar el rendimiento cognitivo.
- Estimular la función cerebral y prevenir trastornos neurodegenerativos.
- Regenerar las células y revertir el daño celular.
- Proteger de la obesidad, reducir el colesterol malo y prevenir las enfermedades crónicas asociadas.
- Reducir la inflamación.
- Mejorar el estado físico general.
- Pérdida de peso.
- Disminuir el riesgo de sufrir enfermedades metabólicas.
En cambio, el ayuno prolongado, como el de Díaz-Aroca, tiene ciertos efectos negativos sobre algunos órganos y sistemas, detallados por la citada doctora, como:
- Dolor en la parte superior del abdomen (epigastrio), ardor de estómago (pirosis retroesternal) y náuseas.
- Disminución de la presión arterial a partir del cuarto día, lo que causa mareos.
- Aceleración del pulso cardíaco.
- Insomnio.
Como vemos, el ayuno prolongado conlleva ciertos riesgos y problemas. Si te animas a hacer el intermitente o este último, consulta a tu médico, pues no es para todos.
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