Bienestar

Barrera cutánea: cuál es su función y por qué debemos cuidarla

La barrera cutánea es la que va a determinar el aspecto saludable y uniforme de la piel. Si funciona correctamente, cumple con su papel de retener el agua para mantener la piel hidratada, suave y elástica

La barrera cutánea tiene una función esencial para nuestra salud y nuestra piel. Esta es el órgano más grande de nuestro cuerpo, ya que representa alrededor de una séptima parte, es decir, casi el 15 por ciento del peso total del cuerpo. La barrera cutánea es la superficie exterior de la piel, incluyendo el estrato córneo (compuesto por células de la piel, lípidos, y factores hidratantes naturales como aminoácidos y ácidos grasos), la capa más externa de la epidermis. 

Compuesta por una amplia y compleja red de células, proteínas, ceramidas y lípidos, lo que en realidad hace que nuestra piel tenga un aspecto y sensación saludable y brillante es la barrera cutánea, la superficie externa de la epidermis que conviene mantener siempre nutrida e hidratada para lucir una tez fresca y radiante.

Para entender lo que hace la barrera cutánea necesitamos saber cómo está estructurada la piel, que está formada por tres capas principales con varias subcapas cada una. Hablamos de la capa superior (epidermis), la capa media (dermis) y la capa inferior (hipodermis). La parte más externa de la epidermis es el estrato córneo, o la barrera de la piel. Los científicos suelen comparar su estructura con un muro de ladrillos. En esta analogía, las células son los ladrillos. Todo lo demás, incluida la barrera cutánea, es la argamasa que lo mantiene todo unido y que contiene nutrientes esenciales como el colesterol, las ceramidas y los ácidos grasos. 

En conjunto, estos compuestos se conocen como el factor de hidratación natural de la piel, porque ayudan a mantener las capas más profundas hidratadas y nutridas. Su función es la de crear una tez fuerte, hidratada y suave que mantiene dentro los humectantes naturales y evita que entren las bacterias y las sustancias químicas del medio ambiente. “A partir de los 40 años, la cantidad de colesterol, ceramidas y ácidos grasos disminuye significativamente, por eso somos más propensas a tener el cutis seco a medida que envejecemos”, nos explica Esperanza Sáenz, responsable de imagen de Nezeni Cosmetics.

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Conviene cuidar la barrera cutánea por dentro y por fuera.Pixabay

Cómo se estructura la piel

Antes de analizar qué funciones tiene la barrera cutánea, conviene conocer, según los expertos de Cerave, que la piel está estructurada en tres capas: 

  • Epidermis. Es una capa resistente y fina que se encuentra en el exterior de la piel. Si se encuentra en buen estado y no está dañada, evita que entren al interior del organismo agentes patógenos gracias a su relativa impermeabilidad. En algunas partes del cuerpo que requieren mayor protección, esta capa es más gruesa.
  • Dermis. Es la capa de la estructura que otorga soporte a la piel. Además, también le brinda elasticidad y resistencia. Está compuesta principalmente por colágeno y una pequeña parte de elastina. En este nivel de la piel, se encuentran glándulas sudoríparas y sebáceas, vasos sanguíneos, terminaciones nerviosas y folículos pilosos.
  • Hipodermis. Hace referencia al tejido subcutáneo o subcutis. Está integrada por tejido adiposo, es decir, células de grasa que permiten mantener la temperatura del organismo. Asimismo, otorga forma a la silueta corporal y brinda movilidad a la piel. El grosor de esta parte de la piel puede ser diferente en función de la zona del cuerpo y de cada persona.

¿Cuál es la función de la barrera cutánea?

No tiene una, sino varias funciones, muchas de las cuales son vitales para la salud en general. De todas ellas, los expertos coinciden en que tiene tres funciones esenciales: la de proteger el cuerpo de los factores de estrés que vienen del exterior, como la contaminación y la radiación UV, la de retener el agua para mantener el cuerpo y la tez hidratados, y la de transportar los nutrientes vitales a la piel.

En conjunto, estos factores combinados son responsables de mantener la homeostasis, es decir, de mantener equilibrados los distintos sistemas del cuerpo. La barrera cutánea es también la que va a determinar el aspecto saludable y uniforme de la piel. Si funciona correctamente, cumple con su papel de retener el agua para mantener la piel hidratada, suave y elástica. También se defiende de las agresiones ambientales como la contaminación, y es menos propensa a la sensibilidad e irritación.

Por otro lado, si la barrera cutánea está dañada y no funciona como debería, la tez será vulnerable a los daños y propensa a la deshidratación, o a la pérdida de agua transepidérmica, lo que provocará un aspecto apagado y seco. Cuando está reseca se vuelve más permeable a los irritantes y alérgenos. Una vez que los irritantes y alérgenos penetran en la epidermis, pueden desencadenar una inflamación

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La barrera cutánea nos protege de los agentes externos.Pixabay

También será menos capaz de defenderse de los agresores perjudiciales como los radicales libres, que pueden provocar signos como decoloración, laxitud y arrugas prematuras. De hecho, los expertos calculan que las influencias ambientales son responsables de hasta el 97 por ciento del envejecimiento visible de la piel. O sea, es casi seguro que cualquier problema cutáneo que puedas tener se deba al menos en parte, a un mal funcionamiento de la barrera cutánea.

Cómo mantenerla sana

Principalmente, sus peores enemigos son un mal estilo de vida, la radiación UV, el tabaquismo y la exposición crónica a la contaminación. También, exfoliarse o limpiarse en exceso, utilizar productos agresivos como disolventes, detergentes, perfumes y sustancias químicas irritantes, o utilizar agua muy caliente en nuestra higiene. Para cuidarla, debemos empezar desde dentro siguiendo una alimentación saludable y equilibrada que nos aporte los nutrientes y vitaminas necesarios.

Además, intenta seguir una rutina como esta: usa un limpiador adecuado a tu tipo de piel para eliminar las impurezas o restos de maquillaje o contaminación que haya adquirido la piel a lo largo del día; luego calma la piel con un tónico también adaptado a tu tipo de piel y aplica un serum protector. A partir de ahí, hidrata la piel y protégela siempre con un factor de protección solar alto incluso en invierno y aunque esté nublado. Haz esto todos los días por la mañana y por la noche. Una vez a la semana es recomendable realizar una exfoliación para ayudar a retirar las células muertas y aumentar la regeneración.

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