Tal y como apunta la Organización Mundial de la Salud (OMS), el arsénico es un elemento natural de la corteza terrestre que está ampliamente distribuido por todo el medio ambiente y que, en su forma inorgánica, puede resultar extremadamente tóxico. Todo el mundo está, por lo tanto, expuesto a niveles elevados de arsénico a través, por ejemplo, del consumo de agua contaminada, de su uso en la preparación de alimentos, en el riesgo de cultivos alimentarios y procesos industriales en los que este compuesto intervenga o bien con la ingesta de alimentos contaminados o el consumo de tabaco.
La exposición prolongada al arsénico inorgánico, principalmente a través de los recursos anteriormente mencionados, puede causar intoxicación crónica, aunque también puede derivar en otros efectos característicos, como la aparición de lesiones cutáneas o la pronunciación del cáncer de piel. De este modo, el arsénico es considerado por la propia OMS como una de las 10 sustancias químicas más preocupantes para la salud pública de las personas.
Y no es para menos. Según los últimos datos publicados por la entidad internacional, millones de personas de todo el mundo están expuestas al arsénico en concentraciones muy superiores al valor de referencia: 10 μg/litro. De este modo, la prioridad de la OMS es reducir la exposición de esta sustancia química en las personas. Pero la reconocida institución no es la única que puja por ello.
Recientemente, investigadores del Instituto de Ciencias Ambientales de Nanjing (China) han realizado un estudio que arroja más luz en el complejo impacto del arsénico en el cuerpo humano y cómo este se acumula en los tejidos. Lo más relevante, no obstante, ha sido la forma con la que el ensayo propone tratarlo (probada con éxito en ratones). Se trata de una bebida extendida por todo el mundo y que se caracteriza por afectar de forma directa en la salud y el bienestar.
El alcohol, el mejor aliado del cuerpo humano para hacer frente al arsénico
El estudio en cuestión, publicado en la revista Eco-Environment & Health, investiga cómo el alcohol afecta al procesamiento del arsénico en el cuerpo humano. En este caso, como se ha propuesto anteriormente, los ratones de laboratorio empleados para el ensayo recibieron dietas enriquecidas con arseniato y cantidades diarias de licor chino, simulando con ello la ingesta humana propia de alcohol.
Su ingesta hizo aumentar la absorción del arsénico en el intestino (y de forma más rápida), pero también disminuyó su acumulación en órganos cruciales. Los resultados sugieren, por lo tanto, que el alcohol podría no solo aumentar la cantidad de arsénico absorbido, sino también facilitar su eliminación, reduciendo potencialmente la acumulación en los tejidos y disminuyendo riesgos de toxicidad.
El arsénico está en todas partes del medio ambiente y es un carcinógeno de primer nivel para los seres humanos, lo que plantea graves riesgos para la salud. Comprender, por ello, los factores que afectan al cómo se absorbe y se almacena esta sustancia en el cuerpo es clave para evaluar los peligros para las personas en cuestiones médicas y del bienestar. "Si bien el consumo de alcohol es común en todo el mundo, su interacción con la forma en que se absorbe el arsénico y su toxicidad resultante se ha pasado por alto en gran medida hasta entonces", apuntan los investigadores.
Este efecto inesperado se debe, principalmente, al daño que el alcohol causa a las barreras intestinales y a los cambios en la microflora intestinal, lo que aumenta a su vez la entrada de arsénico al torrente sanguíneo. Esta sustancia, además, también aumentó la filtración renal y redujo los niveles de hormona antidiurética, lo que provocó que se eliminara más arsénico a través de la orina corriente.
"Dada la exposición generalizada a ambas sustancias, es vital comprender cómo interactúan dentro del cuerpo para predecir y mitigar mejor los riesgos para la salud", afirma el doctor Hongbo Li, autor principal del ensayo. Los resultados de esta investigación son especialmente pertinente para grupos expuestos al arsénico yal alcohol, ofreciendo una visión de los factores de riesgo.
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