Bienestar

La razón por la que debes tomar una bebida caliente en verano para refrescarte

Café o té, o cualquier bebida caliente, no suelen ser los reyes de chiringuitos playeros. Cervezas, refrescos y todo tipo de bebidas con hielo adelantan por izquierda y derecha a

Café o té, o cualquier bebida caliente, no suelen ser los reyes de chiringuitos playeros. Cervezas, refrescos y todo tipo de bebidas con hielo adelantan por izquierda y derecha a cualquier trago que, a priori, nos suba la temperatura. Sin embargo, en esa subida de temperatura está la misma ventaja que propicia que tomarnos, por ejemplo, un café, sea más recomendable para refrescarnos que lo que haría una cerveza bien fría.

No es magia, ni nos hemos vuelto locos, sino que es un sencillo ejercicio de equilibrio térmico donde nuestra lengua y paladar nos 'engaña' con la percepción de frescura, pero donde lo realmente importante ocurre en nuestro estómago y el esófago, donde una serie de termosensores transmiten esta calórica información y ponen en danza a nuestro sudor.

Denostado y evitado por, en ocasiones, hacernos oler mal -aunque no es culpa suya, sino de las bacterias presentes en nuestro cuerpo-, el sudor es parte fundamental en la regulación de la temperatura y no le debemos temer en verano, ya que él es el responsable de esa forma natural de refrescarnos por el siguiente motivo.

Por qué te refresca más una bebida caliente que una fría en verano

Podríamos decir que llueve sobre mojado cuando consumimos algún producto caliente en situaciones de mucho calor ambiental, donde la clave está en esa reacción corporal que aumenta la sudoración como respuesta a un aumento repentino de la temperatura.

Esto se debe a que la bebida en cuestión, la que prefiramos, está a una mayor temperatura que a la que está nuestro cuerpo. De esta forma, aumentamos el calor corporal de manera repentina, que responde a este cambio brusco con un aumento de la sudoración, que es el mecanismo natural que tiene el ser humano para enfriarse. Al tener calor, generamos sudor y la humedad presente en él nos enfría ligeramente, motivo por el que esa sudoración extra es la responsable de un ligero enfriamiento, según explica un estudio de la Universidad de Ottawa (Canadá).

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Un café, un té, un caldo o cualquier tipo de bebida caliente será una buena forma de aumentar nuestra sudoración y por ende, de refrescarnos. ©Unsplash.

La clave está en que en nuestro esófago y estómago hay ciertos termorreceptores, que mandan esa señal caliente al cerebro, informando de un aumento de temperatura. Con esa orden cerebral, nuestros poros empiezan a segregar más sudor, que al contacto con una temperatura ambiental elevada pero con poca humedad ambiental, logra un cierto efecto refrigerante, siempre que venga acompañada de situaciones en las que estemos poco vestidos o con prendas muy ligeras.

Lógicamente, no hablamos de una panacea térmica por el simple hecho de tomar una infusión caliente o un café, para sentirnos más aliviados, ya que también hay ciertas contraprestaciones que no son recomendables para 'refrescarnos' si tomamos una de estas bebidas.

Por eso, hay ciertos momentos en los que recurrir a una bebida caliente no es la gran solución para refrigerarnos de forma natural, y esto ocurre principalmente en dos circunstancias muy definidas: en aquellas en las que estamos excesivamente vestidos y donde además hay una humedad ambiental demasiado elevada.

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Tejidos naturales como el algodón y el lino, que sean además ligeros, son los mejores aliados del efecto refrescante de las bebidas calientes. ©Unsplash.

Los motivos son muy sencillos si atendemos a la propia fisiología del sudor. Hemos comentado que necesitamos que la piel esté al aire para que una humedad ambiental baja nos 'seque', generando así ese efecto refrescante. Sin embargo, si el ambiente es muy húmedo, nuestro sudor no se va a evaporar según lo exudemos, sino que se va a mantener en nuestra piel por culpa de esa excesiva humedad, perdiéndose sus propiedades.

Esto es lo mismo que ocurre si estamos excesivamente vestidos, ya sea con muchas capas o con tejidos que impidan la transpiración, como suele ocurrir con los sintéticos. Por este motivo, se recomienda vestir tejidos ligeros y naturales como el algodón o el lino durante el verano, ya que aumentan la perspiración.

Si apostamos por tejidos que no dejen 'escaparse' ese sudor, lo vamos a retener entre nuestra piel y la ropa que llevemos, impidiendo que se evapore debidamente, acumulándose así y disipándose los beneficios que demandábamos a las bebidas calientes, que son las que nos aumentan esta temperatura corporal y disparan la sudoración.

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Al aumentar la temperatura corporal, aumenta la sudoración, que es el mecanismo natural que tenemos de expulsar el exceso de calor. ©Unsplash.

En cualquier caso, esto no significa que debamos solo consumir bebidas calientes, ya que las bebidas frías también ejercen un cierto efecto refrescante, más a modo de placebo, pero que pueden ser particularmente útiles para prevenir la deshidratación. Por este motivo, no debemos confundir a ésta última con el hecho de tener más o menos calor, por lo que podremos alternar ambos formatos de bebidas sin problemas.

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