Betacaroteno y verano suelen ir de la mano. Seguro que has escuchado hablar de los beneficios que tiene comer zanahorias antes de exponerte a los rayos solares, pero probablemente no conozcas cuál es el motivo por el que ese alimento es bueno para nuestra salud y más cuando el sol empieza a brillar con más fuerza.
Como precursor de la vitamina A, el betacaroteno es un carotenoide, una gran familia de nutrientes compuesta por pigmentos vegetales, que por lo general son amarillos y naranjas. Existen varias formas de vitamina A: la preformada o activa (retinol) y la forma precursora (fundamentalmente, los betacarotenos). El betacaroteno se denomina provitamina A porque el organismo puede convertirlo en vitamina A según lo necesite.
La llegada del buen tiempo y con el verano a la vuelta de la esquina, se nos despierta el deseo de querer lucir una piel más dorada, uniforme y sin manchas. Sin embargo, comenzar a exponernos a los primeros rayos de sol sin ningún tipo de protección no es la respuesta nunca.
“Para conseguir un bronceado bonito y, lo más importante, de forma sana, aportar a nuestro organismo pigmentos procedentes de frutas o verduras puede ser la clave. Algunos como el betacaroteno, además de ayudarnos a obtener un tono de piel más uniforme gracias a su alto contenido de antioxidantes, mejora la acción de los productos solares que utilicemos”, nos explica Gema Cabañero, directora de I+D+I de 180 the concept.
El consumo de betacaroteno es además muy importante para la salud ocular de nuestros ojos y especialmente en la estación estival. No es la primera vez que descubrimos que ciertos alimentos y nutrientes pueden contribuir de manera positiva en algún aspecto de nuestro organismo, pero el betacaroteno lo hace y de forma muy completa.
“Además de mejorar el aspecto de la piel, previene el deterioro de las células y colabora en la regeneración celular, consiguiendo proteger a nuestros tejidos de la radiación solar gracias a su capacidad para convertirse en vitamina A si nuestro organismo lo requiere”, apunta la experta. Este grupo de pigmentos se convierten así en una ayuda para el sistema inmunológico defendiéndolo también de agentes externos.
Nuestra piel produce una cantidad determinada de melanina como respuesta a las radiaciones UV a modo defensivo para proteger las células epiteliales. Por lo tanto, el betacaroteno y la melanina que produce ayudan a que no nos quememos y a que asimilemos la radiación solar de forma equilibrada para poder broncearnos. Eso sí, siempre hay que seguir las recomendaciones de los dermatólogos a la hora de tomar el sol y no confiarnos pensando que únicamente tomando alimentos con betacaroteno vamos a estar protegidos y no nos podemos quemar.
Beneficios del betacaroteno
Es un nutriente muy beneficioso para la salud en general. El primero y más importante es que es un gran antioxidante, por lo que ayuda a que nuestra piel esté más tersa y a salvo de radicales libres que vienen provocados tanto por la exposición solar como por la contaminación, entre otros factores.
Con nuestra piel actúa como protector para prevenir posibles quemaduras solares en personas con una piel más sensible, aunque obviamente, siempre hay que usar un fotoprotector tanto en invierno como en verano y seguir las recomendaciones de los dermatólogos a la hora de exponernos al sol cuando más fuerte está. El betacaroteno reduce la piel seca, las arrugas y ayuda en enfermedades como la psoriasis.
Otra de sus funciones es la inmune, ya que hace que aumente en número de glóbulos blancos y la actividad de las células 'natural killers'. Nos ayuda a estar a salvo de virus al aumentar nuestras defensas e infecciones y previene enfermedades del sistema respiratorio. Al hilo de este beneficio, el betacaroteno puede disminuir también los posibles ataques de asma que se producen al realizar ejercicio cardiovascular.
Reduce el riesgo de padecer enfermedades del corazón, ya que contribuye a eliminar el colesterol malo que almacena nuestro organismo y protege nuestros ojos de infecciones y cataratas. Además, puede ayudar a una mejora de los síntomas de la artrosis.
Betacaroteno en nuestra dieta
¿Cómo lo podemos incorporar a nuestra alimentación diaria? Gema Cabañero comenta algunas alternativas: “Los Betacarotenos pertenecen al grupo de los carotenoides, estos son los que logran el color rojizo y anaranjado de algunos alimentos. Algunos de los productos más ricos en este pigmento y que podemos comenzar a incluir de forma más asidua en nuestros platos son las zanahorias, la calabaza, las espinacas o frutas como el albaricoque y melocotón”. Concretamente, estos son los alimentos más ricos en betacaroteno:
- Zanahoria. Es el alimento más rico en betacaroteno y uno de los productos ideales para mejorar la salud de la piel. Se puede comer tanto cruda como cocida para que el organismo asimile bien todas sus propiedades. Inclúyela en tu dieta diaria para hacerla más saludable.
- Espinacas. Es el segundo alimento más completo en betacaroteno. Además, son una buena fuente de vitaminas B1, B2, C y K y otros minerales que aportan energía, previenen el sobrepeso y el daño celular y ayudan a un buen funcionamiento del sistema cardiovascular.
- Calabaza. Su pulpa tiene unos pigmentos de color amarillo con altas funciones vitamínicas. Resulta muy beneficiosa para las mucosas digestivas, para ayudar a mejorar el sistema inmunológico y para prevenir enfermedades del corazón.
- Melocotones y albaricoques. Tienen propiedades antioxidantes que ayudan a proteger las arterias, activar la circulación y mantener una buena visión.
- Papaya. Esta fruta tropical tiene una alta cantidad de azúcares y fibra, además de papaína, una enzima que facilita la digestión de los alimentos. También es aconsejable combatir los gases y el estreñimiento.
- Brócoli. Tiene una alta proporción en vitamina C, que ayuda a fortalecer las defensas naturales del organismo. Es rico en fibra y magnesio y presenta pocas calorías, ideal para quienes estén intentando perder peso.
Por colores, las frutas naranjas (mango), amarillo anaranjado (piña, mandarina, melón o naranja), verde (coles de Bruselas o acelgas), rojo (tomate, sandía, pimiento rojo), rojo oscuro (remolacha) o blanco (manzana y pera) también tienen un buen nivel de vitamina A.
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