Si estás embarazada en estos momentos, esta información te interesa y mucho. Cuando llegan los meses de calor todos nos sentimos mucho más cansados y la energía que tenemos se puede ver reducida por las altas temperaturas. Esto puede verse multiplicado por diez si además estás viviendo un embarazo.
Son muchas las mujeres que presentan náuseas y vómitos durante la gestación y esto puede llevar a una pérdida de líquidos y, en consecuencia, a un peligro de sufrir deshidratación. Si estamos en verano, este riesgo es aún mayor por lo que hay que tener especial cuidado en estas próximas semanas.
Además se puede producir una sensación de mareo constante, algo que sucede porque el calor hace que los vasos sanguíneos se dilaten y baje la tensión. De igual forma, si estás embarazada debes tener en cuenta que las altas temperaturas estivales pueden hacer que se te hinchen los pies, las manos y los tobillos más que en cualquier otra época del año.
Según la doctora Marta Sánchez-Dehesa, jefe del equipo de Ginecología y Obstetricia del HM IMI Toledo y directora de la Unidad de Reproducción del HM Fertility Center de Toledo, “si estás embarazada y el verano se acerca, es importante que tomes medidas para asegurarte de que tu embarazo sea lo más cómodo posible durante los meses de calor”.
Consejos si estás embarazada en verano
1. Hidratación: Es fundamental beber mucha agua para mantenerse bien hidratada si estás embarazada. Durante el embarazo, el cuerpo necesita más líquidos de lo habitual. Bebe agua a menudo, incluso si no tienes sed. Evita bebidas con cafeína y alcohol, ya que pueden deshidratarte. Si tienes vómitos, pregunta a tu médico cómo hacer para mantenerte hidratada en esos momentos.
2. Protección solar: Cuando una mujer está embarazada, la piel es más sensible al sol, por lo que es importante protegerla con un protector solar de al menos 30 SPF. Usa ropa que te cubra la piel y sombreros para evitar la exposición directa al sol.
3. Ropa adecuada: Usa ropa holgada y traspirable para ayudar a mantener tu cuerpo fresco. Evita la ropa más ajustada que puede hacerte sentir incómoda y causar irritación en la piel.
4. Descanso: Durante el embarazo, es importante descansar y no hacer demasiado esfuerzo físico. En los días calurosos, trata de descansar en un lugar fresco y cómodo y evita dar paseos o exponerte al sol en las horas centrales del día.
5. Ejercicio físico: El ejercicio durante el embarazo es beneficioso tanto para ti como para el bebé. Consulta con tu médico antes de comenzar cualquier programa de ejercicio y asegúrate de no hacer demasiado ejercicio en días calurosos. Siempre consulta con tu médico qué ejercicio es el más recomendable para ti.
6. Picaduras de insectos: en especial de los mosquitos y las garrapatas. Estas últimas son las causantes de la enfermedad de Lyme, que puede provocar fiebre, dolor de cabeza, fatiga y erupciones de la piel, y puede derivar en algo más grave si la infección se extiende al corazón, al sistema nervioso y a las articulaciones. Si estás embarazada, debes tener un cuidado extra.
Por lo tanto, hay que prestar especial atención a estas picaduras para que la embarazada pueda seguir llevando una gestación saludable, aunque no se ha demostrado que supongan un peligro para el feto. Igualmente, si se presentan los síntomas, es importante acudir al médico cuanto antes.
7. Puedes prevenir la inflamación de los pies y las piernas caminando media hora cada día o realizando ejercicio moderado. Intenta colocar las piernas en alto, estimula la circulación con el movimiento de piernas y pies, bebe agua y evita estar de pie demasiado rato.
8. Consulta con tu médico: Habla con tu médico sobre cómo llevar un embarazo saludable durante el verano. Es importante que sigas las recomendaciones de tu médico para asegurarte de que estás haciendo lo mejor para ti y para tu bebé.
Embarazo y alimentación
Los principales motivos por los que las futuras mamás se preocupan por tener una alimentación más saludable de lo habitual, es por la salud y el correcto desarrollo de su bebé, además de por tener un aumento saludable de peso durante el proceso. Junto a estos motivos, existen otros como el hecho de preparar el organismo para el parto natural, cubrir las necesidades de hierro, B-12 o ácido fólico fundamentales para la salud y correcta nutrición de la mamá y el bebé, evitar posibles infecciones que pueden complicarse durante el embarazo o prevenir el desarrollo de enfermedades tanto en la madre como en el feto.
Lo primero que hay que hacer es quitarse de la cabeza la famosa frase de “durante el embarazo hay que comer por dos”, porque no es del todo cierto, no hay que ingerir el doble de calorías aunque sí hay que duplicar en cierta medida la cantidad de nutrientes que consumimos con el fin de contribuir al correcto desarrollo del bebé, por lo que es fundamental ser consciente de cada comida y llenar nuestros platos de alimentos saludables y ricos en vegetales, frutas, legumbres o grasas saludables:
“Cada mujer embarazada es un mundo y no en todas funciona lo mismo. Lo que se debe hacer es seguir unas pautas específicas de un médico especialista. No obstante, sí que hay alimentos cuyo consumo se recomienda siempre en general e independientemente de las circunstancias individuales de la mamá, como carbohidratos de absorción lenta preferiblemente integrales, frutas, hortalizas, pescado azul, legumbres, aceite de oliva o frutos secos”, afirma Laura Lázaro, responsable de marketing de Lansinoh España, empresa norteamericana especializada en lactancia y maternidad.
Entre los alimentos prohibidos o que se desaconsejan, desde Lansinoh apuntan al alcohol en todas sus variantes pero no únicamente: “También habría que moderar el consumo de cafeína, los pescados grandes y las algas por su alto contenido en mercurio y yodo, los lácteos crudos, los productos cárnicos y la carne de caza que podría contener metales pesados. Además, no debe descuidarse la ingesta de fibra, la hidratación o los micronutrientes de los alimentos”.
Es importante seguir una alimentación saludable durante el embarazo. Elige alimentos ricos en nutrientes como frutas, verduras, proteínas magras y carbohidratos complejos. Trata de evitar alimentos fritos, comidas grasientas y picantes.
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