El chocolate es un pecado si estoy haciendo una dieta. Esto lo piensan muchas personas y existe ese mito de que comerlo hace engordar. Olvídate de sentirte culpable por ‘pecar’ con este dulce tan delicioso y que tan felices nos hace muchas veces.
Es cierto que el chocolate puede tener un gran aporte calórico por su alto contenido en azúcar, pero si su ingesta es moderada, es adecuado para cualquier dieta equilibrada y favorece una buena salud.
Eso sí, debemos elegir un chocolate con la mayor cantidad de cacao posible en su composición (lo recomendable es por encima del 70 por ciento) y si es de buena calidad, mucho mejor.
Este producto tiene grandes beneficios para nuestra salud, pero no hay que pasarse, lo más apropiado es tomar entre dos y tres raciones de 30 gramos a la semana. Si estás haciendo una dieta para perder peso, también puedes tomar una pequeña porción cada día e incluirlo en tu plan de alimentación, pero siempre con ese porcentaje alto de cacao, por lo que deberás elegir el chocolate negro.
Pese a que se suele relacionar su consumo con enfermedades como la obesidad, la hipertensión, la diabetes o el acné, según un estudio de Netherlands Journal of Medicine, también cuenta con grandes propiedades beneficiosas para la salud de nuestro organismo. Los investigadores apuntan que el cacao contiene compuestos fenólicos biológicamente activos, un potencial antioxidante que ayuda a frenar el envejecimiento provocado por el estrés oxidativo.
Gran poder antioxidante
Los citados polifenoles, los flavonoides y las catequinas son los compuestos del cacao que ayudan a reducir el daño oxidativo de las células, puesto que su función es inhibir los radicales libres que lo provocan. Por este motivo, el chocolate es adecuado para reducir el riesgo de enfermedades cardiovasculares y disminuir la presión arterial por la vasodilatación
Contra el colesterol
Además, es ideal para mantener a raya el colesterol (siempre que lo tomemos con mesura y cuanto más puro, mejor), ya que eleva el colesterol bueno HDL.
Delicioso y nutritivo
Si miramos el aporte nutricional del chocolate negro (es el más saludable), veremos que contiene minerales esenciales que nos ayudan a una buena salud general. Incluye proteínas, carbohidratos y minerales como el fósforo, el potasio, el cobre, el calcio, el magnesio y el hierro. Además, contiene también algunas vitaminas de los grupos A, B1, B2, B3, C, E, ácido pantoténico, tiamina y riboflavina.
Bueno para la memoria
Se ha hablado mucho sobre esto en los últimos años. El consumo moderado de chocolate negro ayuda a estimular el flujo de la sangre al cerebro y hacia el corazón, lo que mejoraría las funciones cognitivas. Al ser un estimulante natural, esto tiene efectos sobre nuestra energía, capacidad de concentración y memoria.
Sensación de placer
La cafeína que contiene no es tan elevada como la que lleva el café, ya que tiene alrededor de 25 mg, algo que nos hace estar más alerta y mejora nuestro rendimiento psicomotor. Además, esa sensación placentera que nos provoca comer una onza de chocolate cuando estamos cansados o con estrés se debe a la feniletilamina, que se encarga de liberar endorfinas en el cerebro, algo que nos hace sentir mucho mejor.
Un corazón más sano
Elizabeth Mostofsky publicó en el British Medical Journal un estudio en el que se demostraba que la ingesta moderada de este alimento reduce potencialmente el riesgo de padecer en algún momento una arritmia. Su manteca natural contiene ácido oleico, una grasa monoinsaturada como la del aceite de oliva, que lleva también omega 3.
Una piel más sana
El cacao tiene acción fotoprotectora en nuestra piel y esto hace que disminuyan los daños que causa el sol y los radicales libres. El chocolate más negro minimiza la aparición temprana de las arrugas y promueve la formación de colágeno, así como una reducción de la pérdida de agua natural de la piel, contribuyendo a una mejor hidratación celular. A esto podemos sumarle que mejora el flujo sanguíneo y esto lleva a tener también un cabello más fuerte.
Un sueño más reparador
Siempre que no lo comamos justo antes de irnos a dormir, tomar chocolate puede ayudarnos a mejorar la acción de neurotransmisores como la serotonina, que regula nuestro estado de ánimo y la manera correcta de conciliar el sueño.
Tipos de chocolate
Seguro que muchas veces te has preguntado qué chocolate es mejor o más saludable. La respuesta es fácil: cuanto más cacao tenga, más beneficios tendrá para la salud.
Además del chocolate en barra o a la taza, puedes añadir polvo de cacao negro a batidos, postres saludables y bowls con yogur o leche vegetal. Así las cosas, veamos cuáles son los tipos de chocolate y en qué se diferencian:
- Chocolate negro o amargo: el que lleva más cacao entre un 60 y un 85 por ciento- y menos azúcar y grasa.
- Chocolate medio amargo: es el que tiene de 40 a 55 por ciento de cacao, poca cantidad de manteca de cacao y azúcar.
- Chocolate blanco: no tiene cacao y tiene más azúcar y grasa.
- Chocolate con leche: es el más común y tiene alguna cantidad de cacao, leche y azúcar.
- Chocolate con almendras: permite que sea un alimento más rico en proteínas e hidratos de carbono.
- Chocolate ruby o rosa: contiene un 47,3 por ciento de cacao, leche y azúcar. Su coloración rosada es natural, ya que se fabrica a partir del grano de cacao Ruby, por lo que no posee ni saborizantes ni colorantes. Su sabor es similar al de los frutos rojos.
Orígenes del cacao
El chocolate proviene de las semillas tropicales del árbol de cacao, que ya se cultivaba en culturas milenarias como la mesoamericana. La evidencia más temprana del uso del cacao se ubica en Honduras, Guatemala y México, con vestigios de bebidas de chocolate que datan de 1900 a.C. En México se le conocía como el alimento de los dioses.
El primer europeo que probó esta bebida fue Cristóbal Colón en 1502, justo al llegar a la isla Guanaja, en Honduras. A su regreso a España, Colón llevó algunas muestras de cacao a los Reyes Católicos, pero en un principio se rechazó por su sabor amargo. Sería en 1528 con Carlos I cuando surge la historia del chocolate en Europa gracias a Hernán Cortés.
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