Considerado el principal factor de riesgo para sufrir una enfermedad cardiovascular, la hipertensión es una de las afecciones que más preocupan a los expertos. En los últimos años, el número de personas con la tensión arterial alta ha crecido a un ritmo alarmante. Así, en España son cerca de 14 millones las personas que lo sufren. Una importante cifra que no mejora fuera de nuestras fronteras.
Según la Organización Mundial de la Salud, en todo el mundo, el número de personas con hipertensión alcanza ya los 1.280 millones, algo que provoca más de 8,5 millones de muertes al año. Eso sin tener en cuenta aquellos que desconocen padecer esta enfermedad. Tal y como apunta la OMS, en torno al 46 por ciento de los adultos hipertensos no sabe que su tensión no tiene los niveles adecuados, algo que pone en riesgo su salud.
¿Qué es la hipertensión y qué lo provoca?
Desde la Fundación Española del Corazón definen la hipertensión como “la elevación de los niveles de la presión arterial de forma continuada o sostenida”, siendo la presión arterial aquella que “el corazón ejerce sobre las arterias para que estas conduzcan la sangre hacia los diferentes órganos del cuerpo humano”.
Aunque la edad es uno de los factores determinantes de la hipertensión, hábitos como el tabaquismo, un consumo excesivo de alcohol, el estrés, una mala alimentación o la falta de ejercicio son causantes de la tensión alta. Y precisamente en el ejercicio físico encontramos una de las claves para controlar la hipertensión.
El entrenamiento que te ayuda a reducir la hipertensión
Aunque los expertos aconsejan practicar cualquier tipo de ejercicio físico para llevar una vida sana (además de una correcta alimentación e higiene del sueño), evitando así enfermedades como la obesidad, la diabetes, el colesterol o la hipertensión, un estudio reciente señala directamente a un tipo de entrenamiento como clave para disminuir la tensión alta.
Así lo apuntan las conclusiones de un estudio de la Universidad Estatal de São Paulo, Brasil, y publicado en ‘Scientific Reports’, que asegura que el entrenamiento de fuerza, practicado con una intensidad de moderada a vigorosa, es una eficaz manera para controlar la hipertensión.
Este estudio, dirigido por Giovana Rampazzo Teixeira, profesora del Departamento de Educación Física de la facultad, analizó más de 21.000 artículos científicos publicados y realizó un metaanálisis Cochrane, considerado el patrón de oro de las revisiones sistemáticas.
La investigación, que se centró en los efectos de variables como la edad, el entrenamiento dosis-respuesta, la carga, el volumen y la frecuencia, contó con una muestra formada por 253 sujetos hipertensos con una media de edad de 59,66 años y analizó las respuestas de la hipertensión al inicio y después de un entrenamiento controlado de ocho semanas.
Según seña la profesora Rampazzo Teixeira: “Nos interesaba sobre todo el volumen y la intensidad que se consideraron suficientes para lograr una reducción significativa de la presión arterial. Por término medio, de ocho a diez semanas de entrenamiento de fuerza condujeron a una reducción de 10 mmHG en la presión sistólica y de 4,79 mmHg en la diastólica”.
Así, en las conclusiones de esta investigación, apuntan a que los resultados efectivos aparecían en torno a la vigésima sesión de entrenamiento y que los niveles de presión arterial se mantuvieron más bajos durante 14 semanas después de finalizar el entrenamiento.
De esta manera, la responsable del estudio asegura que, “en la práctica clínica y en los gimnasios o centros fitness, el entrenamiento de fuerza puede ser una opción de tratamiento para personas con hipertensión arterial como intervención no farmacológica, siempre que se conozcan suficientemente las variables claves y se tengan en cuenta los objetivos del sujeto”.
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