El pádel, un deporte hermano del tenis, ha demostrado tener un impacto significativo en la vida de las mujeres, no solo ofreciendo beneficios físicos y emocionales, sino también empoderándolas y promoviendo la igualdad de género. Además de como ejercicio físico, el pádel está desafiando los estereotipos de género y transformando la percepción de las mujeres en el mundo del deporte. ¿Por qué?
Según nos explica Julio Domínguez, socio de TennisHack, “el pádel es un deporte donde la habilidad y la técnica son más importantes que la fuerza física, lo que permite a las mujeres competir al mismo nivel que los hombres en la pista. En muchos casos, las mujeres pueden incluso superar a sus compañeros masculinos en términos de destreza y táctica. Un ejemplo claro de esto es la gran popularidad y calidad del pádel femenino profesional, que atrae a multitudes y demuestra que las mujeres pueden brillar en el deporte tanto como los hombres”.
Son numerosos los estudios los que revelan la importancia del deporte en el bienestar emocional, mediante la producción de endorfinas, las llamadas hormonas de la felicidad, incidiendo directamente en nuestro bienestar y disminuyendo la depresión, ansiedad y el estrés. La psicóloga experta en psicología positiva, María José Botía, enfatiza que el pádel “no solo nos ayuda a mantenernos en forma, sino que también nos permite desarrollar habilidades que nos empoderan y fortalecen nuestra autoconfianza”.
Uno de los elementos clave en la autoconfianza es lo que se conoce como la autoeficacia. “Este término hace referencia a la creencia que tengo de que soy capaz de conseguir o alcanzar determinadas tareas, es la creencia que tengo sobre mis capacidades para lograr un resultado concreto o para afrontar situaciones en mi vida. Esto incide directamente en nuestra confianza y autoestima, el vernos capaces de ir aprendiendo y dominando un deporte, el ‘ser capaz’ de afrontar un partido y ver cómo voy desarrollado mis capacidades y ampliando el concepto que hasta ese momento tenía o tengo sobre mí misma, un reto que estoy siendo capaz de afrontar y de disfrutar”.
Ponemos en marcha nuestras fortalezas personales, descubriendo nuevas maneras de llevarlas a cabo, descubrir qué nos gusta, ampliar nuestras fuentes de bienestar y ocio, conectar con un entorno social con quien compartir esa afición, y tener ese espacio para permitirnos disfrutar y desarrollarnos a través de la experiencia de jugar al pádel.
Al enfrentarnos a retos y superar obstáculos en la pista, adquirimos habilidades de liderazgo, toma de decisiones y trabajo en equipo. Estas habilidades son fundamentales para afrontar desafíos y superar adversidades en nuestra vida diaria y profesional. Al practicar pádel, las mujeres pueden cultivar una mayor autoconfianza y sentirse más seguras en su capacidad para alcanzar sus metas y enfrentar cualquier desafío.
Pádel, una comunidad
El pádel también fomenta la formación de comunidades y redes de apoyo entre mujeres. Al practicar este deporte, las mujeres pueden establecer conexiones con otras jugadoras, compartiendo experiencias, consejos y ánimos. Domínguez destaca que “esta sororidad es un aspecto valioso del pádel, ya que permite a las mujeres sentirse apoyadas y empoderadas tanto dentro como fuera de la pista. Es muy importante el sentimiento de equipo, de sentirte conectada y vinculada a una comunidad con la que compartir una experiencia juntas, unir voces y dar visibilidad a la mujer”.
Botía agrega que, juntas, “las mujeres pueden abordar temas relacionados con la igualdad de género, el respeto y la diversidad, creando un ambiente más equitativo e inclusivo para todas. El pádel es un espacio en el cual la mujer puede descubrir de qué es capaz, de fomentar sus fortalezas, estar en contacto con valores personales y desarrollarse personalmente a través de este deporte. El pádel puede ser una herramienta poderosa para inspirar a las mujeres a enfrentar desafíos, romper estereotipos socioculturales que hasta ahora se asociaban al deporte masculino y superar obstáculos en todos los aspectos de sus vidas, incluidos el ámbito laboral, personal y social”.
Al combinar las perspectivas de Julio Domínguez y María José Botía, queda claro que el pádel es un deporte con múltiples beneficios para las mujeres. Además de romper estereotipos de género y contribuir a la igualdad, el pádel ayuda a fortalecer la autoconfianza, el empoderamiento y el apoyo entre las jugadoras. Tanto desde el enfoque deportivo como desde el de salud mental y desarrollo personal, esta disciplina se presenta como un catalizador para el cambio positivo en la vida de las mujeres y en la sociedad en general.
Claves para iniciarte en el pádel
Lo primero que deberías hacer si vas a jugar al pádel por primera vez es informarte sobre la pala que vas a usar. Debes elegir una pala que se adapte a tu nivel y a tu forma de juego, las hay de muchas formas y materiales, por lo que lo mejor es dejarte aconsejar por un profesional que te diga cuál es la mejor para ti. Una pala de segunda mano es una buena idea para los novatos.
Adaptarse a las paredes (si has jugado al tenis notarás que no es ni parecido) y al rebote de la pelota es clave al comenzar a jugar y además debes saber que es más cuestión de maña que de fuerza. La técnica que utilices no es más importante que la táctica para ganar partidos, pero sí que lo es para evitar lesiones. Cuando ya cojas adecuadamente la pala, tendrás que empezar a hacer peloteos, jugando en plano y sin hacer efectos.
Si tu compañero juega mejor que tú o tiene más experiencia que tú en la pista, lo más recomendable es que juegues en la parte derecha de la pista (a no ser que seas zurdo). Una buena idea para ir cogiendo fondo es apoyarte en otros deportes para mejorar tu forma física. Puedes hacer entrenamientos de fuerza, salir a correr o hacer algún día a la semana una clase de cardio. Como en todos los deportes, debes calentar antes de comenzar a jugar y después haz al menos cinco minutos de estiramientos para evitar posibles dolores musculares o lesiones que te hagan tener que parar a la fuerza.
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