Bienestar

Cómo gestionar el estrés posvacacional en la vuelta al trabajo

Cada año la vuelta al trabajo tras el periodo estival supone un punto de inflexión en el calendario laboral. Volver a la rutina después de haber desconectado durante semanas puede aumentar los niveles de estrés y pasar factura a la salud

Cambiar las jornadas playeras, las comidas tranquilas, las cálidas noches de verano y la relajación de las vacaciones por los correos electrónicos, las presentaciones y los madrugones es un rito que se repite cada año tras el período estival. 

Pero que sea recurrente no lo hace más fácil. Volver a la rutina laboral después del verano puede ser un foco de estrés.

Este tipo de ansiedad es conocido como estrés posvacacional, un término que ha cobrado cada vez más fuerza en los últimos años. “No es ni más ni menos que estrés propiamente dicho”, relata Héctor Galván Flórez, Director clínico y psicólogo clínico del Instituto Madrid de Psicología y Sexología.

“Los síntomas mentales más frecuentes son hostilidad, pensamientos negativos, indecisión, pérdida de memoria, enfados…"

“Es cierto que se manifiesta tras el período vacacional de forma cada vez más frecuente. Después de un lapso de tiempo en el que has descansado, te has dedicado tiempo para ti, etc. y, de repente, tienes que volver a la rutina, a las obligaciones y a tus tareas, es habitual que aparezca este tipo de estrés”, concluye el doctor Galván.

Múltiples razones

Para la doctora Elisa Sánchez, coordinadora del grupo de salud laboral del Colegio Oficial de Psicólogos de Madrid y directora de Idein, se trata de un proceso de adaptación y gestión de los cambios. 

La reacción a estas alteraciones depende de cada persona: “Puede tener dos vertientes: una más ansiosa y otra depresiva”, explica Sánchez. 

“Las personas que se sienten amenazadas y desbordadas por la vuelta a la rutina suelen ser personas exigentes, perfeccionistas, que quieren hacer todo lo atrasado en dos días. También son personas a las que les cuesta desconectar en las vacaciones”, cuenta Sánchez. 

El laboral es, de lejos, el estrés más extendido en la mayoría de los países desarrollados, según el Instituto Americano de Estrés

“El síndrome posvacacional es puntual y breve. Suele tener una duración de siete a diez días, si dura más, puede enmascarar situaciones más profundas”, asegura la psicóloga.

"Las personas a las que el cambio produce una reacción depresiva son aquellas que no encuentran la motivación o energía para volver al trabajo. Estas respuestas suelen estar ligadas a la insatisfacción laboral", indica la experta. 

El laboral es, de lejos, el estrés más extendido en la mayoría de los países desarrollados, según el Instituto Americano de Estrés. 

“Los principales focos de estrés y ansiedad relacionados con el empleo son habitualmente las demandas de los superiores, tener fechas de entrega muy justas, no contar con los recursos suficientes, hacer presentaciones, etc.”, comenta Galván. 

Sánchez, por su parte, añade "un exceso de tarea, la cultura de la empresa, un modelo de liderazgo tóxico, un entorno de trabajo poco agradable o un ambiente enrarecido entre los compañeros y no sentirse valorado en su puesto", entre otras razones.

¿El estrés envejece?

Sea cual sea el origen de este malestar, que puede manifestarse a la vuelta de las vacaciones y mantenerse el resto del año, tiene un efecto indeseable sobre nuestra salud mental y física. Hasta el punto de poder interferir en el ámbito genético.

Un estudio reciente llevado a cabo por la Universidad de Michigan, en Estados Unidos, ha mostrado cómo el estrés -asociado a ciertos puestos de trabajo y profesiones- puede afectar a la carga genética de los que lo padecen.

Para este estudio se analizó el ADN de 250 residentes de medicina de primer año, en diferentes estados del país. Analizaron los telómeros, los extremos de los cromosomas que evitan los daños en el ADN, para registrar cómo variaban su longitud antes y después del primer período de aprendizaje.

Cada vez que las células se replican, los telómeros se acortan hasta el punto en el que la célula sabe que es hora de autodestruirse o retirarse. El desgaste de estas partes del cromosoma está relacionado con el proceso de envejecimiento y el desarrollo de enfermedades derivadas de la edad.

Al final del proceso de estudio encontraron que el ADN de los residentes había envejecido seis veces más rápido de lo normal.

Las jornadas maratonianas, la presión, las condiciones de la residencia y el estrés derivado de ellas estaban envejeciendo más rápido de lo normal a los participantes del estudio.

Reconocerlo y atajarlo: recomendaciones

Una persona que sufra estrés puede identificarlo atendiendo a los cambios que surgen en su estado emocional.

“Los síntomas mentales más frecuentes son hostilidad, pensamientos negativos, indecisión, pérdida de memoria, enfados… etc.”, apunta Sánchez.

A esto se puede sumar “la falta de atención, la sensación de estar aturdido, sentirse decaído o triste, apático e irritable”, entre otros, como señala Galván.

Pero los efectos negativos del estrés sobre las personas van más allá de la función psicológica: puede interferir en el buen funcionamiento cardiaco, en la musculatura y afectar al aparato digestivo o nervioso.

Si es usted de los que sufre a la hora de volver a fichar en la oficina, los expertos tienen una serie de recomendaciones que pueden ayudar en la transición

Si es usted de los que sufre a la hora de volver a fichar en la oficina, los expertos tienen una serie de recomendaciones que pueden ayudar en la transición. 

“La principal que damos a nuestros pacientes es que se reserven un breve tiempo antes de reincorporarse al trabajo para readaptación”, sostiene Galván.

“También recomendamos que la vuelta al trabajo no sea un sinfín de obligaciones, sino que también se reserve algún momento para el ocio. Es decir, tomárselo con calma en medida de los posible”, sentencia.

Aparte de hacerlo de manera progresiva, como apunta Galván, Sánchez añade otro término aconsejable. “(Debemos) centrarnos en los aspectos positivos del momento presente: pensar en lo positivo del pasado -las vacaciones- y dejar lo negativo del presente y el futuro, porque solo nos va a generar malestar”, apunta.

Para la psicóloga, mantener hábitos saludables y diseñar un buen esquema de sueño, durmiendo las horas necesarias, ayuda a sobrellevar el estrés derivado de la vuelta al trabajo.

También apunta a otros consejos extensibles al resto del año: tener claros los objetivos laborales; autorresponsibilizarnos para afrontar de forma eficaz las situaciones estresantes; aprender a decir no; gestionar conflictos de forma colaborativa; y mantener la actitud positiva en un entorno con personas agradables y activas.
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