La hiperhidrosis o sudoración excesiva es un problema particularmente incómodo durante los meses de verano para aquellos que la padecen. En esta patología, el calor y la humedad intensifican la producción de sudor, provocando que las personas que la sufren experimenten un malestar mayor a lo habitual. Sumado a cómo esta afecta físicamente, ya que al llegar a ser continuo y desagradable también tiene un impacto a nivel mental. Sobre todo en lo que se refiere al bienestar emocional y social de las personas que tienen hiperhidrosis, que tienden a querer ocultarlo o camuflar sus efectos.
Caracterizada por una sudoración anormalmente alta, la hiperhidrosis tiene lugar (y de ahí se deriva uno de sus mayores inconvenientes) incluso en momentos donde el cuerpo no necesita el sudor para enfriarse. Algo que en verano aumenta con las temperaturas elevadas y la exposición al sol, que llevan al cuerpo a generar aún más sudor para intentar regular la temperatura. Para las personas con hiperhidrosis, esto significa un sudor constante y excesivo, que puede resultar en manchas de sudor visibles en la ropa, manos sudorosas y una incomodidad generalizada.
Sumado a todo lo anterior este puede crear otros problemas, como irritaciones en la piel, infecciones cutáneas por la humedad constante y mal olor corporal. Estos efectos, que se relacionan con una disminución en la autoestima y pueden provocar ansiedad social, hacen que, en definitiva, no se esté cómodo en situaciones públicas o sociales.
Sin embargo, como explica la doctora Gracia Bañón, de ENEA Clínica, se trata de un problema más común de lo que pensamos. “La sudoración excesiva de las glándulas sudoríparas es un problema muy frecuente en nuestra sociedad que se inicia en la infancia/adolescencia y afecta hasta el 0,6-1 por ciento de la población general. Puede afectar a axilas, cara, manos y pies. El 60 por ciento de los casos se registra en las axilas, ya que en ellas se concentra del 2-4 por ciento del total de glándulas sudoríparas de todo el cuerpo”.
Cómo corregir la hiperhidrosis
Existen variedad de tratamientos que existen para hacerle frente, “desde la terapia oral, lociones, desodorantes y toallitas específicas, tratamiento quirúrgico (simpatectomía), a energía microondas y, uno de los tratamientos clásicos para esta afección, la inyección de toxina botulínica en las axilas. La eficacia de este último es muy alta, ya que logra disminuir la sudoración de manera casi completa, teniendo una duración temporal de cuatro a seis meses”.
¿Qué es la hiperhidrosis vaginal?
Además de la hiperhidrosis general o sudoración excesiva, es clave controlar la hiperhidrosis vaginal, sobre todo, en los meses de la temporada estival. Nuestro cuerpo tiene aproximadamente cuatro millones de glándulas sudoríparas que pueden ser de dos tipos: las ecrinas son las responsables de la sudoración para regular la temperatura física y están repartidas por la mayoría de la superficie corporal, mientras que las apocrinas son las glándulas encargadas del olor del sudor genital. Estas últimas también están presentes en las ingles y las axilas.
El sudor es un mecanismo natural de defensa que tiene el organismo para bajar su temperatura. Sin embargo, la hiperhidrosis es una anomalía que provoca un exceso de sudoración que puede ser muy molesto y darse en distintas zonas, como axilas, manos, pies, glúteos o pubis.
Cuando hay sudor vaginal excesivo, se conoce como hiperhidrosis genital, que puede aumentar con la llegada del verano. Esta afección suele tener un componente genético, aunque también se puede dar por estrés, ansiedad, desórdenes hormonales o emocionales. En el mal olor del sudor influye su composición, ya que en esta área hay más presencia de lípidos, que son degradados por las bacterias en la piel.
¿Cómo afecta la hiperhidrosis vaginal?
Lo primero de todo, la hiperhidrosis genital puede influir en la autoestima, ya que la persona que la sufre puede sentirse incómoda y afectar a su ámbito personal, profesional y sexual. Pero más allá de sus efectos emocionales, la hiperhidrosis en la zona genital puede favorecer la aparición de infecciones por bacterias o por hongos, que se propagan por la humedad. Además, el sudor en las zonas con vello crea un microambiente húmedo donde es más fácil la proliferación de microorganismos nocivos para la salud.
¿Cómo mejorar la hiperhidrosis vaginal? Si la sudoración es excesiva y afecta al desarrollo de la vida diaria, se recomienda ir al médico. Sin embargo, desde Chilly nos recuerdan que estos hábitos cotidianos que pueden mejorar la situación:
- Beber suficiente agua para que el cuerpo pueda regular mejor su temperatura. Una correcta hidratación es clave también al hablar de la hiperhidrosis vaginal.
- Hacer ejercicio físico de manera habitual también contribuye al correcto funcionamiento del mecanismo de termorregulación corporal.
- Practicar actividades relajantes como la meditación o el mindfulness para controlar las emociones.
- Reducir el consumo de grasas saturadas para disminuir la expulsión de lípidos por las glándulas apocrinas.
- Vestir con tejidos de fibras naturales (lino o algodón), que sean transpirables.
- No usar ropa demasiado ajustada, sobre todo a la hora de hacer deporte, para permitir la ventilación.
- Cambiar de postura a menudo y no cruzar las piernas para evitar la sudoración de la zona V.
- No usar salvaslips y/o compresas a diario puesto que, aunque eviten mojar la ropa, retienen la humedad.
- Llevar una correcta higiene corporal, duchándose una vez al día para ayudar a regular la temperatura corporal.
- A su vez, es muy importante tener una buena higiene íntima con productos específicos para cuidar el microbioma vaginal. Con la llegada de la época estival, conviene llevar un paquete de toallitas íntimas en el bolso.
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