La lactancia inducida o relactación es el ‘proceso de reinicio’ para que una madre pueda reanudar la lactancia después de haberla dejado durante un período determinado de tiempo. No siempre es fácil, requiere determinación y dedicación además del apoyo de quienes la rodean. Ya sea que el intervalo de lactancia sea de una semana, un mes, un año o más, algunas mujeres pueden amamantar sin estar nunca embarazadas en un proceso llamado lactancia inducida.
Hay muchas razones por las que una madre podría estar dispuesta a reiniciar la lactancia después de una pausa, como haber sido separada de su bebé durante una estancia en el hospital, porque le haya costado amamantar o por algún problema fisiológico o en el caso de los bebés, alérgico o intolerante a las leches alternativas. Una madre querría inducir la lactancia al adoptar o al tener un bebé a través de la gestación subrogada.
Cualquiera que sea la razón, es una decisión personal y muy a menudo también es emocional. Las madres deben estar preparadas para los cambios físicos que notarán en ellas mismas, como la sensación de que sus pechos están más llenos o firmes, o que gotearán leche.
Hay dos fases en la relactación: enseñar al cuerpo de una mujer a producir leche o bien al bebé a agarrarse y a alimentarse del pecho. Ambas pueden ser un gran reto y llevar mucho tiempo, y puede que no ocurran simultáneamente. Cualquier leche materna producida por la madre antes de que el bebé haya aprendido a agarrarse puede extraerse y administrarse en una jeringa, una taza, un sistema de lactancia suplementaria o un biberón y una tetina.
Cómo se produce la lactancia inducida
La frecuente estimulación de los senos y los pezones, ya sea por medio de la succión del bebé, el sacaleches o la extracción manual, envía señales hormonales a la glándula pituitaria en el cerebro para secretar prolactina, la hormona productora de leche. Para que se produzca la lactancia, estas señales deben enviarse al menos ocho veces al día, lo que significa que hay que extraer o amamantar cada dos o tres horas.
Los niveles de prolactina son más altos por la noche, por lo que lo ideal es que al menos una sesión de extracción o alimentación se realice entre la una y las cuatro de la madrugada. La otra hormona esencial para una lactancia exitosa es la oxitocina, que provoca el reflejo de eyección de leche, que empuja la leche a lo largo de los conductos y fuera del pezón. Apodada la hormona del amor, los niveles de oxitocina aumentan cuando una madre se siente segura, amada, tranquila y relajada con su bebé.
Por eso el contacto físico cercano entre la madre y el bebé, así como el apoyo de la pareja, la familia y los amigos de la madre, son esenciales en cualquier intento de reiniciar o inducir la producción de leche materna. El tiempo que se tarda en producir leche materna de esta manera varía dependiendo de cada mujer y de la técnica empleada, pudiendo tardar entre una y seis semanas. Como media, suelen tardarse unas cuatro semanas en verse las primeras gotas de leche desde que se inició la estimulación y/o el tratamiento hormonal.
“La forma más eficaz de inducir el suministro de leche materna es utilizar un sacaleches doble eléctrico, idealmente cada dos o tres horas, u ocho o doce veces en un período de 24 horas. Se debería comenzar lentamente, extrayendo solo durante cinco a 10 minutos en la succión baja para empezar. Y luego gradualmente ir aumentando la duración de cada sesión de extracción a unos 15-20 minutos”, nos explica Laura Lázaro, responsable de marketing de Lansinoh España.
También son útiles las pezoneras para un bebé acostumbrado a tomar la leche del biberón, ya que cubre el pezón de la madre con una tetina artificial. Las pezoneras están diseñadas como una solución a corto plazo, que se utiliza bajo la supervisión de un experto en lactancia materna para garantizar que el bebé tenga un agarre profundo.
Una pregunta frecuente es si una mujer que relacta o induce la lactancia, tendrá el mismo tipo de leche materna que otras madres lactantes. “La respuesta es sí, ya que tiene la misma composición y propiedades que las de aquellas que pudieron amamantar después del nacimiento del bebé. La única diferencia significativa es la ausencia de calostro, la primera leche amarillenta que se produce durante los primeros días, ya que se desencadena por el desprendimiento de la placenta”, matiza Laura Lázaro.
Cinco tips la lactancia inducida
Si estás pensando en volver a amamantar a tu bebé por alguno de los motivos que hemos explicado antes o apuestas por la lactancia inducida, debes tener en cuenta estos consejos para que el proceso sea lo más sencillo posible tanto para tí como para el bebé:
Lo primero que debes hacer es acudir a tu médico de confianza. Los expertos deben informar a las madres para que comprendan el compromiso que implica, las técnicas y equipos más útiles y las probabilidades de éxito, además de animarles a que se unan a grupos de apoyo.
Las madres deben estar preparadas para pasar dos o tres semanas centrándose en la lactancia materna. Esto es muy importante para que el proceso de lactancia inducida sea un éxito. El apoyo familiar es tremendamente necesario para ayudar con las tareas domésticas, las comidas y el cuidado de otros niños.
Cuanta más leche se extraiga, más producirá el cuerpo. Para que las sesiones de extracción sean lo más eficientes posibles, las madres deben comprar o alquilar un sacaleches eléctrico doble. Hay que centrarse en el masaje de pecho, la extracción manual y la ‘extracción poderosa’ para ayudar a aumentar la producción de leche.
Al aumentar el suministro de leche materna, las madres deben asegurarse de que su bebé recibe suficiente alimento y reducir los suplementos o la leche extraída de forma muy gradual.
Evitar el uso de tetinas artificiales si intentan animar al bebé a que se alimente del pecho. Si las madres usan el biberón, fomentar la alimentación con biberón, ya que permite a los bebés controlar la alimentación como lo harían al pecho.
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