El consumo de leche en España está cayendo en picado. Ha pasado de algo más de 3,5 millones de toneladas en 2010 a algo menos de 3,2 en 2017, año en que el consumo medio se situó en 70 litros. Otros expertos apuntan que en los últimos diez años, los españoles hemos reducido un 23% nuestro consumo de lácteos.
Esta es una de las razones que puede haber impulsado a la Federación Española de Nutrición a lanzar una campaña sobre por qué debemos seguir tomando tres lácteos al día. Pero ¿es cierto? ¿Realmente los lácteos son necesarios en nuestra vida? Parece que no mucho.
[Cómo saber si eres intolerante a la lactosa]
Las ventajas de abandonar los lácteos
Al margen de las intolerancias que producen estos alimentos en gran parte de la población, podemos percibir grandes beneficios si dejamos a consumirlos. Frida Harju-Westman, nutricionista, explica cuáles podrían ser y por qué, en 'Msn'.
1) Puedes tener menos dolores de cabeza
Los dolores de cabeza pueden provenir de productos lácteos debido a un químico natural que a menudo se encuentra en los quesos, la tiramina. Para algunas personas que comen mucho queso, esto puede contribuir a la aparición de migrañas y dolores de cabeza.
Eso sí, si decides prescindir de los lácteos para probar si así reduces tus dolores de cabeza, debes asegurarte de no tener deficiencia de la vitamina B2, ya que se asocia con la aparición de las migrañas.
2) Podrías estar menos hinchado
Es posible que no se te diagnostique oficialmente como intolerante a la lactosa, pero según la Biblioteca Nacional de Medicina de EEUU, el 65% de la población mundial tiene dificultades para digerir la leche. "Esto se debe a que muchas personas carecen de lactasa, la enzima necesaria para digerir adecuadamente la leche de vaca", explica Frida. "Si dejas los lácteos, tu digestión puede mejorar, haciéndote sentir menos hinchado".
3) Tu piel puede mejorar
Es ampliamente conocido que cortar los lácteos puede mejorar la piel. "La leche de vaca a menudo contiene hormonas, que pueden reaccionar con las hormonas en tu propio cuerpo y provocar un aumento en la producción de sebo en la piel, responsable de la obstrucción de los poros y la aparición de granos", explica Frida.
4) Puedes tener más energía y adelgazar
Si abandonas los lácteos, tendrás que decir adiós a las salsas para pastas, al queso, a las pizzas... Todo ello con bastante carga calórica y no precisamente sano.
Para combatir la falta de calcio, además, tendrás que comer alimentos muy sanos, como la espinaca, la col rizada y las judías, lo que cuidará tu físico y te dará más energía.
5) Tu estado de ánimo puede volverse más estable
"Debido a la gran cantidad de hormonas como el estrógeno y la progesterona que se encuentran en la leche de vaca, tu cuerpo canaliza estas hormonas como un subproducto", dice el nutricionista. "Y cuando estas hormonas adicionales se mezclan con las tuyas propias, pueden causarte cambios de humor".
6) Puedes tener menos gases
La fermentación de la lactosa en el colon aumenta la producción de los gases hidrógeno, metano y dióxido de carbono.
La lactosa acaba fermentándose en el colon, lo que aumenta aún más la flatulencia. Curiosamente, los gases producidos por la fermentación de la lactosa no tienen olor.
Pruebas de intolerancia a la lactosa
Si al margen de esto crees que eres intolerante y quieres salir de dudas al completo, lo suyo es que acudas al médico para que te haga pruebas. Se trata de exámenes que miden la capacidad de los intestinos para descomponer la lactosa.
Las pruebas más comunes son dos:
- Análisis de sangre para intolerancia a la lactosa.
- Test de hidrógeno espirado.
La segunda es la preferida. Consiste en respirar dentro de un recipiente para más tarde beber un líquido con sabor que contiene lactosa. Finalmente se vuelve a respirar en el recipiente para ver si el nivel de hidrógeno ha aumentado, señal de que somos intolerantes a la lactosa.
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Y esto es todo, lector. Ante cualquier abismo de duda, acude a tu médico y toma las medidas oportunas.
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