Bienestar

Microbiota: cómo acabar con tu exceso de peso, estrés y dolor de cabeza

Dolores de cabeza, hinchazón después de comer, alergias, dermatitis atópica, esos kilos de más de los que no te deshaces ni haciendo dieta… Son problemas comunes que tratamos arreglar con

Dolores de cabeza, hinchazón después de comer, alergias, dermatitis atópica, esos kilos de más de los que no te deshaces ni haciendo dieta… Son problemas comunes que tratamos arreglar con 'parches', como medicamentos, pero ¿y si podríamos acabar con ellos sabiendo su origen? ¿Y si todo eso que te ocurre y te impide sentirte bien al ciento por ciento tiene que ver con tu microbiota?

Los descubrimientos acerca de la microbiota constituyen una de las mayores revoluciones de la historia de la ciencia y la medicina. La microbiota, también conocida como flora intestinal, es el conjunto de microorganismos vivos o bacterias que se encuentran en el intestino o tubo digestivo del organismo humano.

La existencia de estas bacterias intestinales es muy beneficiosa para el desarrollo del sistema inmune, así como para la conducta humana y el estado de ánimo. La microbiota se adquiere desde el momento en que nacemos y se mantiene estable hasta los 3 años. A partir de ese momento, se pueden producir modificaciones en la flora intestinal a causa de los diferentes cambios dietéticos mantenidos en el tiempo, aseguran desde Topdoctors.

Sin embargo, aunque la microbiota es relativamente estable, puede variar de un individuo a otro o incluso en un mismo individuo. Esto se debe a distintos factores que pueden producir cambios transitorios, como el tipo de dieta, estrés, ansiedad....

La microbiota, también conocida como flora intestinal, es el conjunto de microorganismos vivos o bacterias que se encuentran en el intestino o tubo digestivo del organismo humano

Una nueva corriente que se ha desarrollado al respecto asegura que si nos centramos en equilibrar y cuidar de nuestra microbiota acabaremos con todos nuestros problemas, ya sean sobrepeso, cansancio, acné, estado de la memoria...

Una de las máximas precursoras de un método para equilibrar la microbiota es la doctora Sari Arponen, que comenzó a indagar en uno de los aspectos que menos se ha tenido en cuenta en la salud humana. Desde entonces, ha dedicado su carrera al estudio de la microbiota y su impacto en el cuerpo humano. Ahora, comparte todos sus hallazgos en un libro que acaba de salir al mercado, ¡Es la microbiota, idiota!: Descubre cómo tu salud depende de los billones de microorganismos que habitan en tu cuerpo (ed. Alienta).

En el libro se explica en profundidad qué, cómo sentar las bases para equilibrarla, qué hábitos podemos incorporar en nuestro día a día para alcanzar un mayor nivel de bienestar y qué puede hacer por nosotros la microbioterapia.

Cabe destacar que la microbiota está fuertemente relacionada con el desarrollo de diferentes enfermedades intestinales, como inflamatorias, el estreñimiento o la celiaquía. Sin embargo, también se relaciona con otro tipo de patologías como la obesidad, el asma, enfermedades cardiovasculares.

La doctora Arponen cuenta en su libro qué relación tienen las bacterias intestinales con estas dolencias y cómo evitar que aparezcan. Te contamos más sobre la microbiota y te avanzamos algunos de los textos más interesantes del libro.

La microbiota del intestino: todo lo que debes saber sobre cómo te afecta tu digestión

"Cada parte del cuerpo tiene su propia microbiota con funciones propias. Otras son comunes y
similares en cada una de las localizaciones de nuestro organismo. Tu microbiota te ayuda en la digestión, que comienza incluso antes de empezar a comer. En el momento que el cerebro sabe que pronto comeremos, comienza a enviar señales al aparato digestivo".

"La microbiota de la boca, por supuesto, que tiene una cierta importancia en estas funciones, pero nada que ver con todo lo que hace la del intestino. La cosa va más o menos así: vemos un plato de comida y le hacemos una foto. Luego, mordemos un trozo, lo masticamos —a menudo, no lo suficiente—, tragamos y la comida llega al estómago. En el estómago hay un ambiente muy ácido y es el que permite poner en marcha los primeros pasos de la digestión. El páncreas fabrica enzimas digestivas y la bilis se vierte para la emulsión de las grasas. Aquel plato que quedaba tan bien en Instagram se transforma en una especie de papilla de aspecto desagradable".

Las bacterias intestinales se alimentan sobre todo de los hidratos de carbono de los alimentos. A menudo lo hacen por fermentación, que por sí no es mala, aunque la fama sea nefasta; lo que da problemas es el exceso de fermentación

"A partir del estómago y de la parte inicial del intestino delgado, un largo tubo que mide unos seis o siete metros, el quimo avanza y se absorben los nutrientes. Se supone que, en condiciones normales, un intestino sano absorbe lo que necesitamos para funcionar bien, y lo que no se puede
absorber acaba en el colon para formar las heces
que deberíamos expulsar en gran cantidad, como un zurullo bien formado, al menos una vez al día. Sin dolor, sin dificultad, sin dureza. Así se nos enseñaba la digestión en el colegio o en la facultad, no se comentaba nada de la microbiota. Sin embargo, la microbiota intestinal es fundamental para la digestión. Las bacterias intestinales se alimentan sobre todo de los hidratos de carbono de los alimentos. A menudo lo hacen por fermentación, que por sí no es mala, aunque la fama sea nefasta; lo que da problemas es el exceso de fermentación".

Las personas que tienen enfermedad de Parkinson pueden tener una alteración de la microbiota que provoca la producción del sulfato de indoxilo, un metabolito neurotóxico, cuando beben leche

"Por otro lado, la microbiota del intestino delgado es muy variable según el tipo de alimentos que comemos en cada momento. Por eso, puede ser de un tipo por la mañana y de otro por la tarde. Aquí encontramos bacterias de géneros como Escherichia, Bacteroides, Clostridium, Lactobacillus, Streptococcus y Veillonella. Se alimentan de los azúcares simples que pasan por el intestino o de metabolitos que generan otras bacterias".

"En el colon hay muchas más bacterias y en mayor variedad. […] Todo lo que no se haya digerido o absorbido en el intestino delgado llega al grueso para ellas. Al alimentarse, las bacterias del colon también producen muchas sustancias, como, por ejemplo, los ácidos grasos de cadena corta".

"La composición de la microbiota del intestino influye en cómo hacemos la digestión y en cuánta medida digerimos y absorbemos los componentes de los alimentos. Incluso, según lo que comamos y las bacterias que tengamos, éstas pueden fabricar metabolitos tóxicos. Por ejemplo, las personas que tienen enfermedad de Parkinson pueden tener una alteración de la microbiota que provoca la producción del sulfato de indoxilo, un metabolito neurotóxico, cuando beben leche. Esto es importante: alguien con párkinson quizás quiera dejar de beber leche o bien modificar su microbiota para no producir esa sustancia".

"Otra función importante de la microbiota es la degradación de los polifenoles que se encuentran en los alimentos para que podamos aprovecharlos. […] Quizás te suene alguna de estas sustancias, que se encuentran en alimentos como el té verde, el cacao, el café, los frutos del bosque, las uvas o la granada. ¿Te has fijado en las noticias de la prensa generalista sobre el efecto antienvejecimiento o anticancerígeno de un alimento? La mayoría de las veces es por la presencia de estas sustancias. Es verdad que son beneficiosas para nuestra salud, pero se encuentran de forma inactiva en los alimentos y necesitan ser transformadas por la microbiota para que podamos aprovecharlas".

Hay personas que pueden tener diarrea crónica por un mal manejo de los ácidos biliares por parte de la microbiota

"Otro aspecto relacionado con la digestión y la microbiota tiene que ver con el funcionamiento de los ácidos biliares. De forma resumida: el hígado utiliza el colesterol para fabricar estas sustancias y verterlas en la bilis. La bilis se guarda en la vesícula biliar en espera de que realicemos una comida con grasas. Cuando comemos, esta bilis se vierte en el intestino delgado, donde emulsiona las grasas para que podamos digerirlas y absorberlas. Por un lado, los ácidos biliares tienen un impacto sobre la microbiota y, por otro, la microbiota transforma las sales biliares en sustancias que pueden ser reabsorbidas y reaprovechadas. Si esto no funciona bien, se altera la absorción de las grasas o las vitaminas liposolubles. Hay personas que pueden tener diarrea crónica por un mal manejo de los ácidos biliares por parte de la microbiota".

Las funciones de la microbiota oral: la importancia de los nitratos

"Muchas de las funciones de la microbiota de la boca se parecen a las del intestino. Una de las principales es protegernos de los patógenos con la famosa técnica 'no-te-pongas-tú-que-ya-estoyyo', además de competir por los nutrientes para que no se los queden las bacterias malas. Además, nuestras bacterias buenas segregan sustancias que aniquilan a las malas, como en el intestino. La microbiota oral interactúa con su portador humano: la eubiosis controla al sistema inmunitario para evitar la inflamación excesiva mientras se mantiene vigilante y estimula la producción de interferones".

"Quizás una de las funciones menos conocidas de la microbiota de la boca es la vía del nitratonitrito-óxido nítrico. Algunos alimentos como la remolacha contienen nitrato. Ciertas bacterias de la< boca lo reducen a nitrito que ya de por sí tiene efectos antimicrobianos y antiinflamatorios, tanto en la boca como en la nariz. Este nitrito se transforma en óxido nítrico por las bacterias. El óxido nítrico también es antiinflamatorio y antimicrobiano".

Comer pocos alimentos con nitratos favorece la hipertensión y la inflamación cardiovascular. Es más: usar colutorios orales comerciales puede elevar la tensión arterial porque agonizan las bacterias que reducen el nitrato.

"El óxido nítrico es también un señalizador fundamental para mantener la salud del endotelio, la capa interna de las arterias; ayuda a mantener una tensión arterial normal. Comer pocos alimentos con nitratos favorece la hipertensión y la inflamación cardiovascular. Es más: usar colutorios orales comerciales —no voy a decir marcas— puede elevar la tensión arterial porque agonizan las bacterias que reducen el nitrato".

¿Dónde encontramos nitratos?

  • En muchas verduras de hoja verde (espinaca, acelga, lechuga, rúcula, canónigo, endivia).
  • En las coles, el apio, la remolacha, la calabaza, el calabacín y el nabo.
  • Contienen algo menos de nitratos el puerro, la zanahoria, el pepino o la judía verde.

"Lo bueno de estos alimentos es que, además de ser saludables para la microbiota, evitan el paso del nitrito a la nitrosamina. Los nitritos, presentes sobre todo en la carne procesada, pueden pasar en ciertas condiciones a nitrosaminas, que son sustancias carcinogénicas, sobre todo en presencia de los tóxicos del tabaco. Los alimentos ricos en nitratos contienen sustancias que evitan ese paso de nitritos a nitrosaminas. No pasa nada por comer carne procesada muy de vez en cuando, pero es conveniente que no sea de forma diaria y que se acompañe siempre de verdura".

El estrés y la aparición de enfermedades

"¿Sabes qué? A tu microbiota no le pasa nada con el estrés ancestral. Es más, le mola. Pasar de vez en cuando hambre y restricción calórica tiene ventajas para la microbiota. Sufrir un poquito de sed ocasional es fisiológico y reduce la neuroinflamación, que ya vimos que es dañina para la microbiota. […] A la microbiota todo eso le encanta y está preparada para aguantarlo en dosis moderadas".

"Sin embargo, tu cuerpo no le da ninguna respuesta a la hipoteca, a los atascos o a estar conectado a un mundo virtual en todo momento. No sabe qué hacer frente a esos estresores, pero está en alerta constante, sin generar un movimiento que solucione esas situaciones. [...] El estrés crónico afecta de forma negativa a la microbiota".

Tener una microbiota sana te ayudará a tolerar mejor lo que te sucede en la vida

"Me llegan pacientes de todo tipo. La mayoría tiene problemas intestinales o digestivos. SIBO, intolerancias, gases, hinchazón. Celiaquía, enfermedad intestinal inflamatoria. De todo. También, enfermedades autoinmunes de diverso tipo. La tiroiditis de Hashimoto quizás sea una de las más frecuentes".

"La clave está en el estrés insostenible que soportan. Trabajan demasiado. Se conectan demasiado a internet. Tienen relaciones familiares complicadas o bien están solos: les falta una tribu. No saben decir que no a nada de lo que se les propone. Olvidan que si dices siempre que sí a todos los demás, te estás diciendo que no a ti mismo. La falta de propósito vital nos lleva hacia delante como pollos sin cabeza, muy rápido, sin saber a dónde vamos".

"Nuestros circuitos de dopamina y otros neurotransmisores están hiperexcitados. Tu adrenalina y noradrenalina van a tope y el cortisol, el pobre, ya no da más de sí. Con el exceso de luz nocturna, la melatonina, que con los años de todos modos disminuye, decide no salir. Tus músculos están preparados para la lucha o la huida, que nunca se producen. Todas estas señales le llegan a tu microbiota. Tu cerebro se lo transmite a tu intestino y tus bichillos. Se agobian. Están alborotados".

"Esta relación es bidireccional: una microbiota sana te ayudará a tolerar mejor lo que te sucede en la vida. Échate una mano a ti mismo y cuida tu microbiota para que ella te ayude a tolerar mejor lo que te sucede".

Tres consejos para liberar estrés y recuperar la calma ahora mismo

Sin duda, un tema interesante y desconocido del que merece la pena informarse, pues podemos solucionar muchos de nuestras dolencias con sólo cuidar cómo y qué comemos.

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