La miopía avanza habitualmente durante la infancia y la adolescencia y suele estabilizarse entre los 20 y los 40 años, pero es un problema visual que puede tener importantes consecuencias para el día a día de los que la padecen si no se trata de la manera correcta. La miopía es una afección frecuente de la visión en la que los objetos cercanos se ven claros y los objetos lejanos se ven borrosos.
Este problema visual se da cuando la forma de los ojos o la forma de determinadas partes del ojo hacen que los rayos de luz se desvíen (refracten) de forma incorrecta. Los rayos de luz que se deberían enfocar en los tejidos nerviosos de la parte posterior del ojo (retina) se enfocan delante de la retina. Entre los signos que nos pueden hacer notar que podemos ser miopes se encuentran la visión borrosa al mirar objetos que están lejos, una necesidad de entrecerrar los ojos para ver con nitidez los objetos más lejanos, sufrir frecuentes dolores de cabeza y una fatiga ocular habitual.
Una investigación realizada por Clínica Baviera en colaboración con la Universidad Complutense de Madrid (UCM), ha permitido comprobar cómo las personas con miopía pueden sufrir una sobrecarga cognitiva a la hora de identificar determinados objetos o textos, lo que les puede generar frustración, falta de atención y emociones negativas. Este defecto visual es el más común entre la población entre 18 y 24 años y afecta al total del 39 por ciento de la población, según la última edición del Estudio de la Visión realizado por Clínica Baviera.
En el caso de los niños, suelen tener dificultad para ver lo que el profesor escribe en una pizarra o una película en la televisión a cierta distancia. Al ser niños puede que no den a conocer que están viviendo esa situación por lo que los padres deben estar atentos a comportamientos como si el niño parpadea mucho, se frota los ojos con frecuencia, se sienta cerca de la televisión para ver mejor o entrecierra los ojos para ver algo más lejano.
En el citado estudio también se señala que estas personas se sienten más limitadas a la hora de conducir, en sus momentos de ocio, en el trabajo o al estudiar. Por todo ello, los oftalmólogos recuerdan la importancia de buscar solución a la miopía con el objetivo de mejorar todas estas situaciones y, por tanto, la calidad de vida. En el estudio 'Análisis del esfuerzo neurocognitivo de la visión borrosa en miopía' se analizan las respuestas que se producen en el cerebro de una persona con visión borrosa, principal característica de la miopía, un informe presentado junto al laboratorio de neuromarketing NeuroLabCenter de la Facultad de Ciencias de la Información de la UCM.
Efectos de la miopía
La miopía genera una serie de síntomas que pueden resultar molestos para la vida diaria. “Las personas que tienen este defecto visual ven borrosos los objetos lejanos y pueden necesitar entornar los ojos para verlos, acercarse a ellos, además de generar fatiga visual, dolores de cabeza o migraña”, subraya la doctora Clara Martín, oftalmóloga de la clínica. Por estos motivos, el análisis realizado ha tenido como objetivo ver qué implica ese sobreesfuerzo que tienen que hacer en el sistema neurocognitivo.
Tal y como explica la subdirectora del laboratorio de la UCM y coordinadora de la investigación, Luz Martínez, “hemos podido comprobar qué sucede a nivel cognitivo en nuestro cerebro cuando vemos de forma borrosa como los miopes. Para ello, hemos empleado determinadas herramientas como el eye-tracking con la que hemos evaluado, entre otras variables, la atención. También hemos analizado emociones como el enfado o la alegría a través de la medición de las expresiones faciales. Con la herramienta GSR, que mide la respuesta dermoeléctrica, hemos evaluado la excitación y la frecuencia cardíaca. Y, por último, con la asimetría prefrontal, vemos el grado de rechazo o aceptación”.
Así, a la hora de leer letras, la persona pierde interés por aquello que no puede identificar y desvía su atención cuando están borrosas, ya que experimenta un esfuerzo emocional negativo y siente frustración ante la dificultad, incluso una menor atracción y motivación, lo que le puede llevar a enfado y confusión.
“Esto podría dar lugar a que se pierda información importante y valiosa de su entorno y podría ayudarnos a explicar por qué hay casos en los que la miopía se asocia al fracaso escolar. Los niños y adolescentes que empiezan a manifestar problemas visuales de este tipo, sienten a menudo dificultades para prestar atención en clase, se frustran, tienen más problemas para continuar su aprendizaje…y suele pasar, incluso, que se confunda con otras causas no relacionadas con la visión”, apunta la doctora Clara Martín.
Asimismo, se observa que ante estas imágenes borrosas en las que hay que identificar letras, se frunce más el ceño y se aprietan más los labios, hasta el doble que con las imágenes nítidas, y hay un incremento de la frecuencia cardíaca. Por otro lado, ante una imagen nítida estéticamente bella, “vemos cómo hay una mayor manifestación de alegría, una mayor atención y apertura de ojos, la atracción por ella es hasta tres veces mayor en la imagen bien enfocada”, resalta la profesora Martínez.
Soluciones a la miopía
Es importante acudir al oculista u oftalmólogo en cuanto se note cualquiera de los síntomas que hemos descrito anteriormente. El especialista le hará un examen completo de la vista para poder saber si es miopía el problema que hay que solucionar. Conviene también llevar a cabo una revisión visual de manera rutinaria una vez al año.
Además, de las gafas y las lentillas, otra de las soluciones a la miopía es la cirugía refractiva que permite al paciente desarrollar su vida normal sin la necesidad de usarlas y sin necesidad de verse limitado en determinadas situaciones. “Con la cirugía refractiva ayudamos a las personas con miopía a mejorar su vida diaria, las libramos del sobreesfuerzo que supone ver borroso y de las dificultades que todo esto conlleva, según hemos comprobado en nuestro análisis”, añade.
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