Nutrición

Alimentación funcional: no todos los alimentos son para ti para seguir una buena dieta

La alimentación funcional incluye alimentos que, además de contar con nutrientes saludables, favorece la lucha contra la aparición de algunas enfermedades

La alimentación funcional es un término que en los últimos tiempos está en boca de todos. La alimentación puede ser una herramienta muy poderosa a la hora de mejorar la salud y el bienestar general. Muchas veces pensamos que llevar una alimentación saludable es solo cuestión de contar las calorías que consumimos o de seguir una determinada dieta, pero hay otros factores que tendríamos que tener en cuenta para que lo que comemos nos haga sentir mejor por dentro y por fuera

Así surge la alimentación funcional. En vez de contar calorías, la alimentación funcional se centra en optimizar la salud a través de alimentos. La experta Salena Sainz, farmacéutica y dietista nutricionista, especialista en nutrición clínica, diabetes mellitus, alimentación funcional y fundadora de Naturae Nutrición, nos lo explica. “La alimentación funcional considera cómo los alimentos interactúan con el organismo a nivel molecular para saber cómo pueden influir en los sistemas y funciones corporales”.

Cada vez somos más conscientes del impacto que supone la alimentación en nuestra salud y buscamos una dieta que nos haga sentir bien con nosotros mismos, tanto por fuera como por dentro. “Uno de los factores más importantes de la alimentación funcional es que se basa en el principio de que cada individuo es único y por ello requiere un enfoque personalizado para lograr un equilibrio óptimo en su salud”, afirma la experta.

Por eso, no todas las dietas son para todo el mundo y siempre es necesario ponerse en manos de un nutricionista o experto que nos aconseje qué tipo de dieta queremos hacer si nuestro objetivo es perder peso. También sucede algo así si queremos llevar una alimentación saludable y que se adapte a nuestro organismo y nuestra forma física. Los expertos recomiendan seguir una dieta sana, variada y equilibrada como la mejor manera de prevenir ciertas enfermedades asegurando una buena salud.

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La alimentación funcional va más allá de una dieta o contar calorías.Pixabay

“Para llevar a cabo esta forma práctica de aplicar la nutrición, será necesario ponerse en manos de una clínica profesional donde se utiliza la evaluación clínica, los análisis y los cuestionarios de salud para tener una imagen completa de la salud del paciente. De este modo, podemos adaptarnos a las necesidades de la persona y evitar que padezca determinadas enfermedades a través de una alimentación adecuada y personalizada a él y un estilo de vida saludable”, añade Sainz. 

Beneficios de la alimentación funcional

Algunos de los principales beneficios de esta práctica y que indica la experta nutricionista y farmacéutica son: 

  • La mejora del control hormonal de la mujer. Los desequilibrios hormonales pueden causar una variedad de problemas de salud, como síndrome premenstrual (SPM), trastornos menstruales o síndrome de ovario poliquístico (SOP). “La alimentación funcional puede ayudar en el control hormonal gracias a que promueve el consumo equilibrado de macronutrientes que aportan los aminoácidos necesarios para la síntesis hormonal correcta. Además, se aboga por una alimentación que regule los niveles de cortisol, hormona del estrés, para mejorar aquellas situaciones que provocan ansiedad y tienen un impacto negativo en la regulación hormonal”, indica la experta. 
  • Ansiedad y depresión. Si bien la alimentación por sí sola por supuesto que no puede considerarse un tratamiento para la depresión o la ansiedad, sí se trata de un complemento importante. Salena Sainz añade que "la alimentación funcional se enfoca en gran medida en la dieta mediterránea, basada en alimentos como aceite de oliva, pescado, frutas, verduras y legumbres, alimentos asociados con un menor riesgo a padecer depresión. Esta alimentación es rica en antioxidantes y grasas saludables, que ayudan a reducir la inflamación y mejoran el estado de ánimo”.  
  • Promueve una salud óptima. Esto se debe a que busca equilibrar y optimizar los sistemas y funciones corporales, lo que puede conducir a una mejor salud en general.
  • Aborda las causas subyacentes de los desequilibrios del organismo. “Este enfoque se centra en identificar y abordar las causas que provocan los desequilibrios en el cuerpo, como en el caso de la inflamación, el estrés oxidativo o las deficiencias nutricionales”, indica Sainz. 
  • Método personalizado. Al tener en cuenta los antecedentes genéticos, el estado de salud actual y las preferencias individuales de cada persona, se trata de un método muy personalizado y que se adapta a cada individuo. 
  • Ayuda a la prevención y tratamiento de enfermedades. Con la alimentación funcional ayudamos a prevenir futuras apariciones de enfermedades y paliar las presentes, como en el tratamiento de algunas condiciones de salud, como la diabetes, las enfermedades cardiovasculares y los trastornos digestivos.
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En la alimentación funcional hay alimentos tradicionales y otros modificados.Pixabay
  • Mejora la absorción de nutrientes. El método que se sigue con la alimentación funcional se enfoca en la microbiota intestinal por lo que algunos de sus resultados son la mejora de la digestión y la absorción de nutrientes, para una mejor nutrición. 
  • Favorece un peso saludable y mayor vitalidad. Al equilibrar los sistemas del cuerpo y proporcionar los nutrientes necesarios, este tipo de alimentación puede ayudar a mantener un peso saludable. “Además como proporciona los nutrientes adecuados para cada caso, la alimentación funcional ayuda a reducir los alimentos que causan desequilibrio, aumentando una mayor energía en el paciente”, concluye. 

Alimentos funcionales

Los alimentos que se incluyen en la denominada alimentación funcional, además de tener un valor nutritivo, contienen componentes biológicamente activos que aportan algún efecto añadido y beneficioso para la salud y reducen el riesgo de contraer ciertas enfermedades. Entre los nutrientes más habituales se encuentran vitaminas como la C o la B, y minerales como el calcio, el magnesio o el zinc. Es habitual enriquecer los alimentos con fibra dietética, para mejorar el tránsito digestivo; los prebióticos y probióticos, ideales para cuidar nuestra microbiota intestinal, y los fitoesteroles, que ayudan a controlar el colesterol. 

Entre los alimentos funcionales encontramos algunos tradicionales, no modificados y que se consumen de manera habitual como el pescado, con gran contenido en Omega 3, el aceite de oliva, los frutos secos, las frutas y verduras o los cereales integrales; otros que son modificados, como la leche enriquecida con Omega 3 o yogures enriquecidos con calcio o vitaminas; y otros que son un componente alimentario, como los propios ácidos grasos Omega 3.

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