Nutrición

Estas son las ocho enfermedades que las almendras ayudan a combatir

Convertidas en uno de los frutos secos más consumidos, las almendras cuentan con unas admiradas propiedades nutricionales gracias a las que ayudan a combatir algunas conocidas enfermedades

La alimentación es clave para gozar de una buena salud y evitar enfermedades. Así lo aseguran los expertos que insisten en la necesidad de seguir una buena dieta que incluya los alimentos que aporten los nutrientes que el organismo necesita. Ingredientes como el aceite de oliva, considerado el rey de la cocina mediterránea; los arándanos, admirados por sus propiedades antioxidantes; o las almendras, un saludable fruto seco que no puede faltar en tu dieta.

Aunque duramente criticados durante años por su alto aporte calórico, los frutos secos son uno de los alimentos imprescindibles en una dieta saludable gracias a sus numerosas propiedades nutricionales.

Tal y como señala la Fundación Española de la Nutrición (FEN), el origen de las almendras se localiza en Asia, desde donde su cultivo se extendió a Grecia y Roma, siendo los romanos los que difundieron su consumo por el resto de Europa, desde donde llegó a América.

Almendras
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Las ocho enfermedades que el consumo de almendras ayuda a combatir

Disponibles en el mercado durante todo el año, las almendras son una gran fuente de proteínas vegetales y destacan por su alto contenido en fibra, superior al de otros frutos secos. Además, son ricas en minerales como calcio, hierro, zinc, potasio, magnesio y fósforo (“una ración de 25 gramos de almendras sin cáscara aporta el 18% de las ingestas diarias recomendadas de fósforo”, señala la Fundación Española de la Nutrición).

Las almendras también aportan vitaminas: “Son fuente de vitamina E (una ración de 25 gramos aporta el 42% de las ingestas diarias recomendadas), riboflavina, tiamina, niacina y folatos”.

Unas excelentes propiedades que hacen que el consumo habitual de almendras ayude a combatir algunas conocidas enfermedades como estas:

-Colesterol alto: en contra de lo que muchos creen, las almendras ayudan a reducir los niveles de colesterol. Gracias a sus grasas saludables (hasta un 65 por ciento son monoinsaturadas, un 26 por ciento poliinsaturadas y menos del 10 por ciento son grasas saturadas) ayudan a controlar y reducir el colesterol malo (LDL), previniendo enfermedades cardiovasculares.

-Hipertensión: entre sus beneficios para la salud cardiovascular, las almendras, ricas en magnesio, ayudan a controlar la presión arterial.

-Ayudan a reducir el azúcar en sangre: bajas en carbohidratos y ricas en grasas saludables, las almendras aportan proteína, fibra y magnesio, un mineral que, tal y como confirman diferentes estudios, ayuda a reducir los niveles de glucosa en sangre.

-Obesidad: aunque durante años se creyó que las almendras, al igual que el resto de los frutos secos, engordaban por su alto poder calórico, los expertos aseguran que, consumidas con moderación, son un alimento que ayuda a controlar el hambre. Gracias a alto contenido en fibra y su efecto saciante, son un alimento recomendable para controlar el peso y clave en las dietas para adelgazar.

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-Estreñimiento: gracias a su gran aporte de fibra, este fruto seco es perfecto para mejorar el tránsito intestinal combatiendo el estreñimiento.

-Osteoporosis: las almendras son ricas en calcio, por lo que ayudan a fortalecer los huesos y a evitar algunos problemas relacionados como la osteoporosis.

-Inflamación crónica: al igual que las nueces, las almendras ayudan a reducir la inflamación crónica en el cuerpo, un proceso asociado al desarrollo de diversas enfermedades como las cardiovasculares, la diabetes o ciertas afecciones autoinmunes.

-Deterioro cognitivo: gracias a su efecto antioxidante, el consumo de este fruto seco puede ayudar a prevenir el deterioro cognitivo relacionado con la edad, y el reducir el riesgo de sufrir algunas enfermedades neurodegenerativas como el Alzheimer o el Parkinson. Así lo apunta un reciente estudio que recomienda el consumo de frutos secos para frenar los estragos de la edad en el cerebro.

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