Convertida en una de las plantas medicinales más antiguas que se conocen, la manzanilla es un ingrediente imprescindible en cualquier cocina. Gracias a sus propiedades, la infusión de esta planta se ha utilizado desde la antigüedad para combatir numerosas enfermedades y dolencias. Algo que la ha convertido en uno de los alimentos más populares, como la miel, también admirado desde la antigüedad por sus propiedades medicinales; o el pistacho, uno de los frutos secos más consumidos y saludables que hay.
Originaria de Europa occidental y el norte de Asia, gracias a sus numerosas propiedades, el cultivo de manzanilla se extendió por todo el mudo. Se trata de una planta herbácea con unas características flores blancas similares a las margaritas, que tras secarse se utilizan para infusionarse.
Con un característico aroma, la manzanilla suele ser tomada en forma de infusión, una de las mejores maneras de absorber sus propiedades, aunque también puede ser utilizado de manera tópica para tratar afecciones en la piel. Preparar la infusión de manzanilla es sencillo, tan solo hay que añadir las flores secas en agua caliente y dejar reposar durante unos minutos para que los compuestos solubles se liberen en el líquido.
Las enfermedades que la manzanilla ayuda a combatir
Como decíamos, la manzanilla se ha utilizado tradicionalmente para una variedad de fines medicinales. Y todo gracias a sus compuestos, entre los que destacan los terpenos, flavonoides y cumarinas, que poseen propiedades farmacológicas importantes. Entre ellas, destacan sus propiedades digestivas, diuréticas, antiinflamatorias, antisépticas y calmantes, que hacen que la manzanilla, además de tener un delicioso aroma y sabor, ayude a combatir enfermedades y dolencias como estas:
-Insomnio: la manzanilla tiene efectos calmantes en el organismo, por lo que es uno de los mejores aliados para relajarse y conciliar el sueño. El consumo de esta infusión favorece la relajación muscular, por lo que se si toma un rato antes de irse a dormir, ayuda a combatir el insomnio.
-Estrés y ansiedad: gracias a ese efecto calmante, esta infusión también es utilizada para combatir el estrés y la ansiedad. Según señala la Fundación Española del Corazón, “una reciente investigación ha revelado que uno de los componentes de la manzanilla se une a los mismo receptores que fármacos como el Valium”.
-Hipercolesterolemia: según señalan los estudios, la ingesta de infusión de manzanilla ayuda a controlar los niveles de colesterol. Así, los expertos recomiendan tomar una taza de esta bebida al día para reducir la hipercolesterolemia. La manzanilla contiene colina, un componente que ayuda a eliminar las grasas de la sangre.
-Trastornos digestivos: según los expertos, la infusión de manzanilla puede aliviar los cólicos estomacales, los gases, las náuseas y vómitos, la gastritis y la indigestión. Además, también es eficaz para luchar contra el estreñimiento
-Glucosa alta: esta infusión ayuda a controlar los niveles de azúcar en sangre y, además, ayuda a proteger contra el estrés oxidativo, que desempeña un papel importante en el desarrollo de complicaciones de la diabetes.
-Retención de líquidos: al igual que otras plantas como la cola de caballo, la manzanilla es diurética, por lo que ayuda a eliminar los líquidos retenidos en el organismo, evitando la sensación de hinchazón.
-Problemas en la piel: gracias a algunas de sus propiedades, entre ellas antiinflamatoria, calmante y regeneradora, la manzanilla, usada de manera tópica, tiene numerosas beneficios en nuestra piel. La suaviza, calma las pieles sensibles, ayuda a acelerar la regeneración celular, limpia e hidrata en profundidad y actúa como desinflamante.
-Halitosis: tal y como señalan diversos estudios, la manzanilla ayuda a combatir el mal aliento ya que tiene beneficios gastrointestinales y ayuda a eliminar las bacterias que se producen en la boca.
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