Nutrición

El frecuente hábito de los jóvenes que acelera la aparición de problemas cardiovasculares según los expertos

La OCU y numerosos nutricionistas avisan de que este hábito de los jóvenes acelera los problemas cardiovasculares

Bebidas energéticas
Bebidas energéticas

El consumo de bebidas energéticas ha proliferado en los últimos años. De ser utilizada puntualmente por deportistas para aumentar su rendimiento, ha pasado a ser uno de los refrescos más consumidos por los jóvenes, no solo en su tiempo de ocio, sino en su día a día para afrontar su jornada de estudio y afrontar sus exámenes.

Los profesionales de la salud advierten de los numerosos efectos perjudiciales que este tipo de bebidas pueden tener y de sus riesgos para la salud. Su alto contenido en azúcares y cafeína, además de sus grandes dimensiones, hacen de ellas un refresco del que no se debería abusar. Según la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU), su valor nutricional es muy escaso, y teniendo en cuenta que algunos envases son de gran tamaño, la cantidad de cafeína que se puede ingerir es muy elevadas.

Bebidas energéticas y alcohol

Es frecuente ver como jóvenes mezclan alcohol con bebidas energéticas al salir de fiesta, en la mayoría de las veces sin conocer los riesgos de esta acción, aparentemente inofensiva. Pero no lo es. La búsqueda de potenciar los efectos del alcohol y de que estos lleguen más rápido, además de enmascarar su sabor y hacerlo más apetecible -debido a alto contenido en azúcar- son algunos de los motivos del aumento de su consumo.

Latas de bebidas energéticas
Latas de bebidas energéticas

Según explican los expertos, el consumo de cafeína presente en altas dosis en las bebidas energéticas puede producir el aumento de la tensión arterial y frecuencia cardiaca. Tal y como informa la Sociedad Española de Cardiología, "existe un creciente número de casos que se han asociado al consumo de BE temporal con arritmias cardiacas".

Es importante tener en cuenta que las bebidas energéticas son estimulantes, mientras que el alcohol es depresor. Sus efectos chocan, provocando problemas cardiovasculares. Pero a la larga, las repercusión de beber este tipo de refrescos es mayor: se relaciona con arritmias, miocardiopatías y muerte súbita. Según puntualiza la OCU, en el caso de mujeres embarazadas puede provocar el retraso en el crecimiento del feto.

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