La alimentación es algo que cada vez preocupa más a los ciudadanos. Los tiempos han ido cambiando, y hoy desde el colegio se trata de enseñar a los más pequeños a comer más sano y de una manera más equilibrada. De hecho son cada vez más las personas que buscan llenar la nevera con productos saludables. Sin embargo, a medida que el interés de la población se incrementa, también lo hace la información al respecto y lo cierto es que no siempre es correcta.
Los mitos sobre la alimentación siguen muy presentes en nuestra sociedad y se debe a una falta de educación alimentaria. Recurrir a internet o a las redes sociales no siempre es la mejor idea cuando se trata de cuidar la salud e incluso puede dar lugar a concepciones erróneas sobre la nutrición y a malos hábitos.
“Si bien la conciencia social sobre la importancia de una buena alimentación es, sin duda, una buena noticia, ha sido también el punto de origen de muchos falsos mitos. La demonización o eliminación de ciertos alimentos, la sobreestimación de los beneficios de otros o la aparición de nuevas dietas milagro y modas alimentarias no solo puede perjudicar la salud física, sino que también puede ser el origen de trastornos alimenticios o déficits nutricionales”, explica Nuria Cañas Cano, nutricionista de BluaU de Sanitas.
Ante esta situación, lo ideal es acudir siempre a un profesional, de forma presencial o a través de videoconsulta, que ofrezca unas pautas alimenticias adecuadas para cada persona. “Para asegurarse de llevar una alimentación correcta y saludable es necesario conocer la situación del paciente. Aspectos como la existencia de patologías, intolerancias o alergias, así como los posibles déficits de vitaminas y minerales son cuestiones a tener en cuenta a la hora de seguir una dieta adecuada”, añade Cañas Cano.
Mitos de alimentación más comunes
La zanahoria mejora la vista
Es quizá una de las creencias más extendidas y, aunque es cierto que la zanahoria es una buena fuente de vitamina A, directamente relacionada con la salud ocular, no hay evidencia de que el consumo de este alimento por sí solo pueda llegar a mejorar la vista.
Todas las grasas son malas
Hay una falsa creencia que ha llevado a muchos a creer que todas las grasas son malas para la salud y que había que eliminarlas de nuestra dieta diaria. Esto no es del todo así, ya que las grasas también cumplen su función para el organismo, como proporcionarnos energía. Eso sí, las que deberíamos tomar son las llamadas grasas saludables que se encuentran en alimentos como el aguacate, los frutos secos o el aceite de oliva.
Tomar zumo de limón o de pomelo en ayunas quema las grasas
Esto es falso. Según explican desde el servicio de salud de la Comunidad de Madrid, “no hay alimentos que en sí mismo quemen o disuelvan las grasas. La grasa del cuerpo se acumula debajo de la piel y entre los órganos. Para reducirla y movilizarla se requiere incrementar el gasto de energía mediante ejercicio físico moderado (al menos 30 minutos diarios).
El pan engorda
El pan es uno de los alimentos más demonizados cuando se habla de dietas adelgazantes. Sin embargo, no tiene sentido eliminarlo de los menús diarios, aunque es recomendable ajustar la cantidad según nuestras necesidades, es decir, si somos personas activas o sedentarias, por ejemplo. Además, si elegimos un pan cuyo porcentaje de harina integral sea elevado, superior a un 80 por ciento, será una opción más saludable que nos saciará más y tendrá mayor valor nutricional.
La fruta después de la comida empeora la digestión
No hay un mejor o peor momento del día para tomar fruta. Lo cierto es que puede consumirse en cualquier momento, aunque elegirla a modo de postre o snack es lo más habitual. Además de ser un alimento rico en vitaminas y minerales, la fruta contribuye a la salud intestinal y estomacal, aportando fibra, agua y nutrientes.
Saltarse el desayuno ayuda a bajar de peso
Un mito más de la alimentación. Es conveniente hacer las cinco comidas que recomienda la Organización Mundial de la Salud porque reducir en exceso las calorías podría afectar a nuestro metabolismo y disminuir la masa muscular. Antes de saltarnos una comida, es mejor controlar qué comemos y qué cantidad.
El huevo aumenta el colesterol
Proteínas de alto valor biológico, vitamina B12, D, A y E; zinc o hierro son solo algunos de los nutrientes que aporta el huevo. El aumento del colesterol no es una consecuencia directa del consumo de huevo o de incluirlo más o menos en nuestra alimentación, aunque su yema nos aporte una importante cantidad de colesterol, por lo que a la semana es perfectamente recomendable consumir unos cinco huevos.
Los alimentos integrales ayudan a adelgazar
Muchas veces se tiende a escoger alimentos integrales por creer que tienen menos calorías y esto no es cierto. De hecho, la mayoría de las veces tienen las mismas e incluso más que su versión blanca (refinada). La composición de los productos integrales es la misma, lo que cambia es la cantidad de fibra que contienen y que supone, sin duda, un beneficio para la salud intestinal y general.
Eliminar el gluten ayuda a adelgazar
Tampoco esto es cierto. Solo las personas que han sido diagnosticadas de celiaquía son las que deben eliminar los productos con gluten de su alimentación diaria. Libre de gluten no quiere decir que sea saludable, ya que hay algunos productos que lo sustituyen que tienen una mayor cantidad de azúcar, por ejemplo.
Es necesario tomar suplementos alimenticios
La suplementación alimenticia ha ganado popularidad en los últimos años, ya sea para mejorar la forma física, para adelgazar o para ganar salud. Sin embargo, los suplementos de alimentación no son necesarios en dietas variadas y equilibradas. Tan solo serán necesarios cuando un profesional así lo indique en casos de déficits nutricionales importantes derivados de ciertas patologías.
Comer sal engorda
La sal no engorda, ya que es un mineral y por tanto no aporta energía. La sal sí que puede retener líquidos y, al tomarla en exceso, propiciar una retención hídrica en el cuerpo que se acompañe de incremento del peso corporal. Se recomienda un consumo menor de 6 g/día.
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